Hay gente jodida, por aquí. Jodida de verdad, digo, no lo que se ve en Europa, de una pierna menos, un brazo corto, temas menores, en comparación, casi siempre importados de los Balcanes, la miseria y la guerra. Los jodidos locales superan cualquier expectativa, son inconcebibles. Hace un rato vi a un monstruo mayor, más efectivo que los de las películas. Los dos pies miraban hacia adentro, se tocaban las puntas, por delante; y las manos no se quedaban atrás, en el diseño. Pero no era eso lo importante, era la cara, hinchada, tensa, como a punto de explotar. Los ojos en blanco y como con ganas de salirse. No sé cuál puede ser la causa, pero el tipo lo debe tener difícil, esto de vivir. Creo, de todos modos, que no se da mucha cuenta de nada. Me parece que anda un poco ido, por suerte. Supongo que vendría así de nacimiento y, ya se ve, su madre, que debió de ser una buena mujer, no lo quiso esconder (Hera, tienes mucho que aprender). El monstruo circulaba por la calle despreocupadamente; ni siquiera se molestaba en pedir dinero, en rentabilizar su estado. Tampoco salía a sentarse en las rocas, entre la muralla y el mar, donde se reúne la peña chunga para esperar que llegue la noche y entrar a la ciudad, y pasear su alcoholismo, y vender hachís, y hablar con las paredes, y alimentarse de lo que hay en la basura, y oler pegamento, y orinar las esquinas, y caer inconsciente en el medio de la calle, y dedicarse a existir, igual que todos, cada uno como mejor puede.
Con la mañana el lumpen desaparece. Queda el espacio libre para los culos rosados de cabellos amarillos, los de las sandalias plásticas y las camisas chillonas, y la cara de susto y la camarita escondida, y el sobrepeso y el estrés y el acné y los problemas cardiacos, y los buses esperando fuera y los locales de comida chatarra esperando dentro, y las callejuelas de tarantines turísticos atragantadas y el tipo de la banderita levantada calculando su comisión, y los bolsillos llenos y las cabezas vacías. Hay que renovar la fauna, supongo, dejar que progrese la evolución, o que evolucione el progreso, todavía no sé.
*
Y aquí toca escribir sobre la chica de Arabia Saudita, una historieta rosa, para llenar el apartado “fantasía”, al que se dedica, ¡oh, mis románticos lectores!, este capítulo.
El cuento comienza con una página web para colgar y comentar fotografías de viajes. Mirando retratos de fotógrafas (las que ponen en el perfil, no las que hacen de terceros, que me importan un carajo) encontré una chica muy guapa, de ojos verde gato y boca de escultura griega. Miré algunas de sus fotos y le escribí no sé qué. No vi respuesta, me olvidé.
Unas semanas después entré a una cuenta que casi no uso y encontré un correo simpático e inocente(now i know why you are very good with photos of people , because ur a writer , you capture lives not people in your photos .. I checked your website and sadly I dont know spanish but thanx to babel fish i translated your biografia..the translation was not accurate but I did understand it ...I loved your smooth way of writing and how you put everything in such a simple way yet sophesticated becouse i related to it somehow .. I always use to think that a good writer is a one who makes the reader feel he is a part of what he reads ..and i felt that in your biography and i wished that i can read spanish so i can read the secreat voices book you wrote), le di las gracias sin saber quién era.
Al siguiente correo supe que era la de las fotos, y al siguiente que la chica necesitaba conversación. Del carajo, me volví todo oídos. En esa época, además, mi amor recurrente me estaba dando la patada en el culo, así que me venía bien un poco de compañía, aunque fuera virtual.
A veces me sentía como el lobo feroz (ella tenía sólo veintitrés años y casi ninguna experiencia con hombres, escondida en alguna mansión de Jiddah, aunque venía una o dos veces al año a Europa), pero el juego era divertido, yo la llamaba princesa árabe, ella me decía pirata del Caribe, y así íbamos haciendo el gilipollas. De los correos pasamos al chat, y del chat, una noche, al teléfono.
*
La noche que la princesa árabe me llamó hablamos hasta que su móvil se quedó sin batería, y después seguimos por el chat. Por teléfono no paraba de reírse, inocente, con cualquier gilipollez, mientras yo, luchando con su inglés de erres árabes, intentaba descubrir qué decía, y encontraba frases del tipo “lo que no mata fortalece”, “la valentía no es la ausencia de miedo, sino el convencimiento de que hay algo más importante que el miedo”, “el valiente puede que no viva mucho tiempo, pero el cobarde, en cambio, no vive nunca”, y así, un catálogo.
Para mí, hablar con ella era como viajar por Arabia metido en los ojos de una niña pija; para ella, no sé, supongo que hablar conmigo era como salir de Arabia en los ojos de un payaso sin circo.
Me llamaba cada dos o tres días; me usaba para dormir. Le contaba películas, historias de viajes, pendejadas sacadas de los libros, mientras ella ronroneaba o se reía. Cuando notaba que había dejado de sonar, yo colgaba.
Así siguió la historieta hasta que apareció la aristócrata egipcia, y como yo no sabía que sería una tormenta de verano en plena primavera, le conté el affaire a la princesa árabe. Agua fría para su ego. Patada en mi culo.
WORK IN PROGRESS
sábado, 12 de julio de 2008
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4 comentarios:
Vengo de un fantástico viaje, por tierras granadinas y cordobesas. Totalmente impregnada de olores ,de sabores a azar y a azahares, un festival de los sentidos para una cuentista. Como comprenderás ,me ha encantado encontrarme con tu tierno relato de la princesa pija, la que usaba para dormir, un precioso pijama de palabras;me la imaginaba ronroneando, a través del locutorio de estrellas de la mezquita, con el eco de los contrastes caribeños je,je y el ingles arrastrao ,me encanta como alargan ,los árabes, las palabras con suspiros, esa cadencia ritual ,que sin entender te hace escuchar, que te cautiva, cuando habla uno solo y te suena a algarabía mercado cuando lo hacen varios.
Confieso, que el trozo en ingles , lo he entendido justito…pero lo he completado, con mi particular understanding .Lo de las patadas, lo he entendido a la primera, duelen las recurrentes(las jodidas saben el camino),pero las de princesa despechada…son un halago pa el ego del autor je,je.
Un abrazo.Paula
Dejar que progrese la evolución...y nos mandará a todos al carajo...Dejará cuatro ratas y veinte mosquitos.
:)
no sigas con lo de Andalucía que comienzan a picarme los pies; la verdad es que tienen suerte en España, de vivir con Granada allí al lado (creo que la debería poner en la lista de ciudades pendientes para vivir, además de que está fácil, por el idioma). Y sí, patadas en el culo de princesas árabes no hacen daño, más bien el contrario.
Ratas y mosquitos como muestra del progreso de la evolución, eso suena a Mad Max quinta parte, y seguramente lo agradecerán (las ratas y los mosquitos); aunque pensándolo mejor, los mosquitos sólo podrán chupar sangre de rata, y las ratas dedicarse al canibalismo. Quizá, visto así, la cosa pinte peor de lo que a primera vista parece.
Armando, pero no tienes en cuenta la nueva raza fruto de la copulación de mosquitos y ratas, la mosquirata,que se mosqueará muy rápido y será muy tacaña.
Se me fue la bola al no poder solucionar el futuro de ratas canívales jajaja
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