WORK IN PROGRESS

martes, 20 de febrero de 2007

boxeo

20:03 h. El entrenador de boxeo venezolano, que lleva un rato hablando del clientelismo que el gobierno ha montado eliminando los puestos de trabajo porque no hay actividad privada y repartiendo parte del dinero del petróleo a quienes siguen la línea oficial, pasa a hablar, ya no recuerdo por qué, de cuando estuvo preparando a alguno de sus boxeadores para que sirvieran de mulas en el tráfico de drogas. La cosa va así: el que servirá de mula, junto con el entrenador, se van a vivir a un hotel una semana antes de la fecha del viaje. Durante esta semana, la mula sólo puede comer sopa y cosas muy ligeras, para limpiar el estómago. Mientras tanto, se entrena tragando uvas sin masticar, para que luego pueda meterse los dedales de droga, que son dedos de guantes de cirujano amarrados y recubiertos con una cera protectora, una vaina negra que el entrenador no sabe bien de qué está hecha, porque todo eso se lo traen ya listo, ya preparado para tragárselo. El día del vuelo la mula se toma unos medicamentos contra la diarrea, las náuseas, y tranquilizantes, y entonces se traga los dedales, ocho o diez, más o menos. Luego, en el aeropuerto y durante el vuelo, la mula no consume nada. En aduana, en Estados Unidos, cuenta el entrenador que un policía puertorriqueño le dijo a un boxeador “tú tienes droga”, y el boxeador respondió que no, que él no llevaba nada, el policía de aduanas soltó “te voy a dar una gaseosa a ver si es verdad”, el boxeador le respondió que se la diera, que cuál era el peo. El policía lo dejó pasar. El entrenador explica que si te tomas una gaseosa los dedales explotan y te mueres como un pendejo. ¿Y eso por qué? No sé, es así. Qué raro que no hayan encontrado una manera de que eso no pase. Después de la aduana, la mula tiene que estar varios días en un hotel. Comienza a comer cosas sólidas, para que los dedales vayan bajando, y durante los próximos días tiene que ir revisando sus heces hasta que salen todos los dedales. A veces se hacen dos entregas, una parte de los dedales primero y otra después. Sí, a una dirección que ya le han dado, tiene que llevarlos, después de limpiarlos bien, porque no te imaginas cómo huele eso después de salir del estómago. Cuando ya está toda la mercancía entregada le pagan. Unos ocho mil dólares, y tres mil más para los gastos en Estados Unidos. Si se hace bien no te tiene por qué pasar nada, cuando se rompen los dedales es porque la cosa no estuvo bien llevada, cuando la persona no se preparó bien, tú sabes, gente que hace las vainas a los carajazos. A veces pasan vainas, claro, como otro boxeador que se había metido veinte dedales por el recto para pasarlos a República Dominicana, uno detrás de otro, y en el aeropuerto le vinieron unas ganas tremendas de cagar, el tipo no sabía qué hacer porque sentía que se le estaba saliendo uno de los dedales. ¿Y entonces? Pues nada, que tuvo que viajar apretando el culo.

No hay comentarios: