Y es que el sistema, en el Viejo Continente, está diseñado para el beneplácito de los vejetes. Vivir en Europa es como estar dentro de un enorme museo geriátrico donde los jóvenes trabajan y producen y se joden y los viejos cobran la pensión y mandan y joden. Así, se cree que todo funciona correctamente, y la región se piensa convertida en un ejemplo para el mundo: altos niveles de esperanza de vida, estabilidad macroeconómica, aumento de la incidencia de cáncer en la próstata, popularización de los planes privados de retiro y vejez, porque el sistema público de pensiones cada día será más mierda y cuando yo esté viejo no habrá manera de cobrar un duro.
Por eso la gente busca la forma de envejecer rápidamente, viviendo sin alteraciones, basándose en el trabajo rutinario de oficina o el desempleo, la prensa rosa y el fútbol, acumulando esa monotonía que convierte a los años en meses, a los meses en semanas y a las semanas en días, para sacar la impresión de que nunca pasa nada interesante y acabar diciendo «qué rápido pasa el tiempo» o alguna gilipollez así.
Todo el tinglado favorece a los viejos. Por ejemplo, en el 3º 3ª de Castillejos 252 vive una parejita de abuelitos cuyo miembro masculino grita al televisor, cada día, entre las nueve de la mañana y las dos de la madrugada, «¡Calla, puta! ¡Calla, cabrón!». No hay manera de hacer que se calle porque los viejitos son inimputables, comunal, penal, o mentalmente. Debajo de ellos, en el 2º 3ª, cada mediodía, una ancianita coja, alcohólica y con las encías saltonas escoge entre insultar y amenazar con un cuchillo a su marido o cantar Lola Flores con su voz desvencijada. Ambas parejas pagan cinco mil pesetas mensuales de arrendamiento. Los nuevos inquilinos pagamos quince veces más. Subsidiamos el canon de los vejetes para poder vivir con ellos.
Mientras tanto, alrededor de doscientas mil personas emplean un promedio de dos horas diarias para transportarse desde sus residencias de mierda, en la periferia de la ciudad, a sus trabajos de mierda, en la ciudad. Lo hacen porque no pueden pagar el precio de los alquileres en Barcelona. Lo lógico sería invertir la situación, poniendo a la gente que trabaja en la ciudad, en la ciudad, y a los vejetes, con sus televisores, sus botellas y sus cuchillos, en las afueras. Pero al que diga esto lo cuelgan por facha e hijo de puta, por atentar contra la tranquilidad y el bienestar de los pobres viejos, que ya se merecen ser dejados donde están, arraigados en su cutrería, su desesperanza y su alcoholismo. Parece que los millones de horas/hombre y las toneladas de combustible que se gasta la población activa dentro del tren, el autobús, o el coche, no afectan a nadie.
Supongo que es un tema electoral, porque los jóvenes, que son minoría, o no votan, o lo hacen por partidos minoritarios, así que nadie va a romperse el culo por sus necesidades.
Otro ejemplo: debido al problema del excesivo número de ancianos que circula por algunas zonas de Barcelona, la Generalitat se ha visto obligada a colocar en las esquinas unos depósitos verdes donde se deja a los abuelos que fallecen sobre las aceras.
Los depósitos miden un vejete de largo, dos de ancho, y tres de alto; es decir, los depósitos están hechos para guardar a seis ancianos de tamaño medio.
Una vez encontré un depósito con ocho cuerpos y tres cuartos de otro, pero seis cadáveres eran ancianitas que, en general, son más bien pequeñas.
Cada año, el sistema de recogida de estos depósitos es más complicado. Hay poca gente que, así porque sí, quiera encargarse del trabajo. Para resolver el asunto la Generalitat importó, justo después de las Olimpiadas, algunos vecinos de las riveras del Ganges.
Durante la primera mitad de los años noventa la idea pareció funcionar, pero cuando los del Ganges se enteraron de que, en estas tierras, el orden y la función de las castas depende sólo del dinero, dejaron el negocio de la recogida de cadáveres para montar cadenas de badulaques.
Ahora el problema es doble. Por un lado, los depósitos se llenan y, en verano, los turistas regresan diciendo que la ciudad apesta. Y por el otro lado, los badulaques de los del Ganges están desplazando a las botigas de esquina tradicionales, no sólo porque venden los productos frescos, sino por su asombrosa flexibilidad horaria.
Desde que se levanta, el del Ganges ya está en su puesto de trabajo. Como no sabe ni contesta en catalán (creo que desconoce la existencia de esta lengua), carece de vida social y no entiende nada de lo que dice la televisión. Se aburre. Por eso, a las ocho de la madrugada abre la persiana metálica del badulaque y se sienta en la caja registradora a mirar el mundo usando los espejos convexos de los pasillos. Hacia la medianoche, cuando le entra el sueño, baja la persiana metálica, descorre la cortina, y se acuesta a dormir. De lunes a domingo, cada día del año.
WORK IN PROGRESS
lunes, 26 de febrero de 2007
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Citando el Consulado Chino en Barcelona.
LA TAPADERA... BUFETE PIQUÉ VIDAL
Rafael del Barco Carreras
Me repito. El tema es infinito. Leí la famosa novela sobre un Bufete de aspecto “legal” pero de y para la Mafia, precisamente en La Modelo. Quien me la regalaba sabía el porqué y cómo de mis desgracias. Pero ni a mis íntimos ni a los periodistas que compararon el Bufete Piqué Vidal con “LA TAPADERA” no les argumenté entonces que “no era aquello”. El Bufete no defendía ni blanqueaba para mafiosos, era en si mismo LA MAFIA, tal como surge del SISTEMA ESPAÑOL. Nuestra Tapadera y decenas de Tapaderas no trabajan para mafiosos, son los mafiosos. Ellos y SUS jueces, secretarios, inspectores de Hacienda, de Trabajo, policías, fiscales, y políticos.
Y en nuestras Tapaderas nunca surge un Tom Cruise. Es imposible, los del primer escalón no se enteran de nada, llenan papeles, becarios o recién licenciados, casi gratis, y gastando suela por los pasillos de los Palacios de Justicia, y los que “ascienden” son hijos, sobrinos, y hasta pillados y condenados que el Bufete contratará una vez descubiertos, o limpios jubilados, aunque “toda Barcelona” sepa de su perversión. Pero que duda cabe que de los hasta CIEN PROFESIONALES, y 35 bufetes asociados en IBERFORO, los hubo no solo sabedores (“Lo sabía toda Barcelona”), sino partícipes, incluso aportando sus “amistades” y su sabiduría. Y si el secretario, Antoni Piñol, por su libro “La toga manchada de Piqué Vidal”, nos demuestra que la mano derecha del jefe no sabía lo que hacía su izquierda, tuvo varias “manos derechas” participando de un proceso delictivo aunque solo fuera por “explotar” a su amistades oficiales. Ante el clamor y denuncias muchos profesionales se despidieron, alguno clamando por su honorabilidad, pero nadie de su entorno denunciaría, absolutamente nadie.
Seguro que el joven abogado Javier Selva Prieto, del Bufete, que me acompañara y “asesorara” en mi primera cita con el policía Justo Aguilera (ver www.lagrancorrupcion.com), actuaba de buena fe, pero también seguro que su padre el magistrado Julio Selva Ramos sabía de la especial filosofía del Bufete, con intensos rumores por el Palacio de Justicia sobre “maletines”.
Y el propio Piqué Vidal cayó porque el amoral por antonomasia, los hay otros, Pascual Estevill, debió soñar que parapetándose tras él se salvaría. Y a considerar lo de la Audiencia Nacional, la DEA Americana insistiendo, por el blanqueo de 2.000 kg. de cocaína. Nadie de Barcelona le señala, nadie se atreve. Sus archivos abarcan la flor y nata de la Ciudad, y aun con órdenes de Madrid solo se le detendrá unas horas.
Cuando leí que el Consulado Chino le nombraba su bufete de referencia dudé entre temer por los chinos o por el Bufete, en teoría y dado el oscurantismo de la comunidad china elegían un buen enderezador de ilegalidades, pero le aconsejaría a Piqué Vidal que se olvidara de su habitual y frailuno doble y triple juego. Los que conocí en prisión tenían menos paciencia que los mafiosos italianos o sudamericanos, a los que no les valían tonterías, si habían pagado un montón de millones en negro para librarse hasta de muertos, la libertad era obligada.
La Tapadera desaparece como Bufete, aquí no solo sigue vivo sino se anuncia, y el capo sale de prisión y se incorpora. Nadie como él. Es irrepetible dirá la Vanguardia cuando le detienen unas horas en el 2006.
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