EL CRONISTA: GALACTUS SUPERA TODAS LAS EXPECTATIVAS
(no pregunten cuáles eran)
Post-punk, pre-post-trash, neo-cosmo-posmo… ¿cómo catalogar a un grupo que, en el momento álgido de su primer concierto, hace subir al escenario a la madre del vocalista?
Galactus ha llegado para romper esquemas.
¿Existe algún conjunto que rechace una invitación para tocar en San Francisco cuando todavía no lo ha hecho ni siquiera en Martorell? Galactus.
¿Se ha oído alguna vez de un grupo con un vocalista, heredero directo de Jim Morrison, que se vaya a dormir solo el día de su cumpleaños, fiesta sorpresa, más de cien personas presentes, porcentaje alto de tías buenas, y él con ganas de follar? Galactus.
¿Un guitarrista eléctrico que apenas fuma porros, un bajista monógamo, un baterista con un piso IKEA, una violinista invitada que seguramente se porta peor que todo el grupo junto? Galactus.
¿Puede ser que un promotor deje de ir al primer concierto de sus pupilos porque se ha roto en el lavabo un menisco, cuando todo el mundo sabe que lo único decente que uno se puede romper en ese lugar son las hemorroides? Sí puede ser, Galactus.
Galactus ha llegado para romper esquemas.
Una rebeldía bestial, capaz de cagarse en los estereotipos enmohecidos de los grupos de rock, hechos de infelices, hez de los pueblos, inadaptados sociales, drogadictos, maniaco-depresivos, donde lo único que se huele es autodestrucción y farmacodependencia, gente con el coco chafado y nada que decir. Galactus apunta en otra dirección.
Galactus ha llegado para romper esquemas.
Quizá estáis pensando que Galactus es la versión siglo veintiuno de Beach Boys, Bee-Gees, Air Suplay, o como quiera que se escriba. NO.
Galactus reúne la voz de Syd Barret (el primer cantante de Pink Floyd expulsado del grupo por psicotrópico en plena época de la psicodelia), con el sonido más duro, más vinilo, más radio china, más todo a cien, de los Rolling Stones.
Imposible encajar en Galactus las mariconadas de grupos rollo Maná, Hombres G, o mierdas de estas. Galactus es rock duro, durísimo, rock ladrillo, rock the wall, rock mejor te quitas porque esto duele.
Y si no lo creen, vayan a la Sedeta el 7 de julio, no sé a qué hora, supongo que a las nueve y media.
EL GUITARRA: Evidentemente, hay que despedir al biógrafo. Manolo, te toca (antes de que hagamos lo mismo contigo... aunque... eso de tener un manager que nunca ha visto tocar al grupo mola...)
EL BATERISTA: Y más vale que siga sin venir nunca, no sea que haga huir a las tías buenas que NO se van a dormir con Uri.
EL CANTANTE: Lo de la crónica, lo estamos tratando con nuestros abogados. El mío dice que
no está mal, que se le puede sacar la parte positiva. El de raúl,
valenciano, dice que no hay por donde comérsela. El de David, mallorquín,
aún la está leyendo, dice, que no hay prisa. Y el de juan pablo es el que se
ha puesto más nervioso por no entender tan complicadas palabras como
"expectativas", "monógamos", o, qué diré yo, "vinilo", por ejemplo. Los
cuatro comen tres días por semana desde hace una semana en caros
restaurantes para tratar tu tema. La minuta está altíssima, así que te pido
escribas rápido otra crónica o cualquier chorrada para ver si, de este modo,
les despistamos, y dejan de comerse definitivamente nuestras gambas.
Si necesitas ayuda, toma nota:
Son las 12:30 del mediodía, me acabo de levantar, y mi cabeza quiere
estallar después de tenerla todo un martes cualquiera hasta las seis de la
mañana aguantando defensores del dios baco. Por supuesto, al final, no
follé, pero esto no hace falta que lo pongas, porque te diré que cuando
llegué a casa había dos tías durmiendo en mi cama. Pero de esto ya hablamos
otro día.
Creo que La Sedeta (centro cívico) están obligados a cerrar máximo a las 24,
por los vecinos. Supongo que después nos iremos a otro garito para poder
hablar más tranquilamente con las fans. Así que cuando salgas, llamas a
cualquiera de nuestras secretarias y le preguntas dónde estamos y te
apuntas. La crónica del concierto, como siempre, ya la puedes traer escrita
de casa y así nos la enseñas.
WORK IN PROGRESS
jueves, 22 de mayo de 2008
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