La maleta que le dejé a mi amor recurrente no tiene (se han quedado donde mi ex): la colección de los libros que no presto, con textos de Mesopotamia y Egipto; Homero, Hesíodo, los tres grandes trágicos completos, Herodoto y Tucídides, Aristófanes completo; la Biblia; algo de Ovidio y Apuleyo, Petronio y Catulo completos; el Corán y las Noches Árabes; algunos libros de caballerías: la Chanson de Rolan, el Mío Cid, Tirant lo Blanc, recopilaciones de trobadores; Bocaccio completo, los Cuentos de Canterbury, Villón completo; textos de Lorenzo de Medicis, Michelangelo, Giucciardini y Vasari, Maquiavelo completo; todo Montaigne, en la Pleiade, y algo de Descartes y Rabelais; muchos haikus y Basho completo; Cabeza de Vaca y Lope de Vega, Calderón y Cervantes completos, en Aguilar; Shakespeare completo; los diarios de Casanova, y algunas cosas de Voltaire; Defoe, Swift, y Sterne; Mellvile completo; Poe y Oscar Wilde, Stevenson, Lewis Carroll completo; Rimbaud completo, en la Pleiade; Madame Bovary, y Maupassant completo; algo de Tostoi, y Dostoievsky completo; algo de Nietzsche y Conrad; Freud completo; Joyce y Kafka completos por gusto, Proust por obligación; Cavafis y Lampedusa, Ezra Pound y Djuna Barnes; Malcom Lowry, George Orwell; Yourcenar y Saint-Exupery; Vallejo completo y algo de Neruda; Borges y Cortázar completos; las Leyendas de Guatemala, Pedro Páramo, Cien años de Soledad, y el Gran Sertón: Veredas; Celine y Bucowsky casi completos; y para cerrar, El Infierno, de Manganelli, y no sigo, porque me voy a poner a llorar, todo desaparecido.
WORK IN PROGRESS
miércoles, 30 de mayo de 2007
sin titulo (fragmento)
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1 comentario:
Lo mejor es lo que queda en tu cabeza. El resto, sólo son cosas.
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