Los firmes lectores: Disculpe joven, ¿podemos molestar otra vez?
El autor: Por supuesto, vosotros nunca sois una molestia, para nada.
Los firmes lectores: Es que hay algo que queremos saber.
El autor: Ayudaré en lo que pueda.
Los firmes lectores: Hemos visto que usted ha realizado progresos, hay que reconocerlo; ahora muestra algunos buenos sentimientos hacia sus personajes, aunque todavía no es suficiente, tiene usted que abrirse más, ser más expresivo; usted pareciera que quiere dar a entender que no tiene sentimientos, y eso no es bueno; pero no es de eso que queremos hablar, sino de sus historias.
El autor: ¿Qué pasa con ellas?
Los firmes lectores: ¿De dónde saca esas historias tan raras?
El autor: ¿Raras?
Los firmes lectores: Es que nos parece, cómo diríamos, que las historias no son de gente normal.
El autor: Bueno, las historias son reales, o casi, salen de lo que veo y de lo que me cuentan.
Los firmes lectores: Pero, perdone usted, ¿en su novela no hay nadie normal?
El autor: ¿Normal?
Los firmes lectores: Sí, gente correcta, que tenga un trabajo serio, que críe a sus hijos. Fíjese usted, por ejemplo, en lo que cuenta sobre esos bailarines de tango. El joven pareciera que no hiciera nada, y ella, la pobrecita, dice usted que se está medicando por algún problema nervioso.
El autor: Él es bailarín profesional y ella se medica, sí, porque ha tenido ataques de ansiedad, ¿qué tiene de raro?
Los firmes lectores: Pues que ser bailarín no es un trabajo. ¿Qué piensa hacer ese joven cuando ya no sea joven?
El autor: No sé, supongo que ese será el material para una buena historia dentro de unos años.
Los firmes lectores: Ya ve usted; ¿no le parece mejor hablar de gente que lleve una vida honesta?
El autor: Creo que me aburriría. Las cosas demasiado cotidianas no son llamativas. Aunque siempre hay excepciones, nadie se dedica a hacer una sesión de fotos a un lavabo a menos que esté en muy buen o en muy mal estado. Siempre ha sido así. El arte es un catálogo de excentricidades, rarezas, anormalidades, de…
Los firmes lectores: No nos está entendiendo usted, no. Lo que le pedimos es que escriba sobre cosas que dejen una buena impresión, una enseñanza, historias constructivas, que enseñen a la gente a vivir mejor.
El autor: ¡Joder, si justamente eso es lo que intento! Estoy convencido de que cuando uno llega a una desnudez absolu…
Los firmes lectores: Por favor, le agradeceríamos que no diga usted groserías, nosotros nunca hemos sido groseros con usted.
El autor: Es verdad, pido disculpas.
Los firmes lectores: Bueno, haga usted lo que quiera, al final, es su novela.
El autor: Eso también es verdad.
Los firmes lectores: Sólo que así, con estas historias raras, no va a convencer a nadie con sus escritos, se lo decimos por su bien.
El autor: Claro, ya lo sé.
Los firmes lectores: Escriba sobre cosas más sencillas y le irá mejor, estamos seguros.
El autor: Eso, seguramente saldrá un best-seller.
Los firmes lectores: Pues sí, seguramente sí.
2 comentarios:
Lamento disentir ,de mi fiel equipo,a mi me encanta que se te vaya la olla y la .....(estamos en franja infantil je,je) en auténticas desnudeces. Cierto es, que algunas veces no entiendo tus personajes, pero me convence que me hagan pensar, que me distraigan,incluso que remuevan, mis pensamientos políticamente correctos, es un buen ejercício cardiovascular .Por si te consuela, tampoco haces fotografías” normales”y eso que parece ,que su nombre, lo lleve realmente implícito. Ojala ,mis compas, sepan cual es la explicación ,más allá ,del descartado arte, y amablemente, pero con firmeza la trasladen.
Un abrazo.Paula
pues nada, te toca hablar con mi madre para que la convenzas
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