Experimento: un recital poético con guitarra. Música primero y poemitas después. Denuedo de sirocos sobre ciudades cimbreantes. Lo del denuedo, vale, pero cimbreantes, ¿por qué? Ir bajando por las armas hasta llegar a las orillas, ¿o dijo hojillas? Hojillas queda mejor, creo, por lo de las armas, aunque, de todos modos, lo importante es el cantadito, el tono de voz, esa cosa medio lastimosa o trágica que supone ser tan visceral y tan profunda. Lees cualquier cosa así y ya tienes espacio en los ateneos y centros de cultura. Cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa, hasta el periódico. Pruébalo, frente a un espejo, lee el periódico lastimoso y con cara trágica, y te sentirás poeta, de verdad. Primero escucha un par de recitales, claro, para que aprendas cómo es el rollo, para que puedas ser parte del gremio, para que te crean poeta de vanguardia, noticias de prensa con voz poética, sublime ready-made. Tienes dos opciones: pedos trágicos, mujeres víctimas de la violencia doméstica o negritos muriéndose de hambre, cosas así, éxito asegurado, poeta duro, comprometido, irónico, profundo, yo que sé. La segunda opción, la buena, leer noticias del mundo de la cultura, por ejemplo, o de las páginas sociales, o anuncios publicitarios, que desubiquen y toquen los huevos, siempre con el tonito acentuado, ridiculizando. Al próximo recital no te dejarán entrar, no te dirán cuándo; o sentirás una pared de odio y silencio, alrededor de ti. Entonces te podrás levantar, decirles que como poetas son todos unos comemierdas (incluyéndote), e irte a tu casa a cascártela mirando actrices desnudas en internet. Eso sí, siempre con la voz triste y profunda. Jamás lo olvides. Es lo único que te distingue de un tipo común, el tonito. Porque del resto, eres la misma vaina que cualquiera. El tonito.
Con este experimento se demuestra que un sonido vale más que trescientas nueve palabras. No se demuestra nada más.
2 comentarios:
Don Armando: tras leer su entrada le remito a mi blog, al artículo titulado "Necrológica", dedicado a la muerte de la Poesía. ¡Qué buen fin de semana! Gracias otra vez y un fuerte abrazo.
Alejandro
Qué hay Alejandro, joder, no encuentro la manera de añadir nuevos vínculos en mi blog, no sé si tiene que ver con su edad (un año) o con mi incompetencia, pero no puedo entrar a una pantalla que, recuerdo, permitía manejar la configuración. Qué mierda. Bueno, así me ahorro de enviar a la gente que visita mi página, esencialmente bien pensante, de entrar en el oscuro mundo de tus mamonadas. Un abrazo
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