WORK IN PROGRESS

domingo, 9 de marzo de 2008

sin titulo: fragmento

Problema: un ladrón escapa de una ciudad dentro de un tren de larga distancia. Para evitar a sus perseguidores, que quizá lo esperan en la ciudad de destino, el ladrón deja el tren cuando ha recorrido las tres cuartas partes del camino. Luego sube a un tren de media distancia, del que baja al llegar a la mitad del recorrido. Entonces entra a un tren de cercanías, del que sale rápidamente, tras andar una cuarta parte del trayecto.

Pregunta: ¿qué probabilidades hay de que el ladrón, siguiendo la ley de las novelas policiales, haya regresado a la escena del crimen?

*

Sanchi. En el medio de la selva, un centro de peregrinación budista, aunque a la hora en que llegamos sólo había un grupo de escolares y un monje de Sri Lanka, creo que gay. Lo digo por sus modales, y porque pidió retratarse conmigo, en vez de usar a mi ex. Nos mostró unas fotos de sus familiares, guardadas en su billetera, y nos pidió nuestra dirección de mail. Después del monje le dimos vueltas a la estupa principal, dentro y fuera de las puertas y del corredor de piedra blanda. Viendo el lugar, absolutamente calmo, creí entender por qué para algunos budistas el sufrimiento es vano, las creencias ilusorias, y el orgullo una estupidez, lo mismo que diría un semiólogo actual, supongo, por aquello de la irrealidad, la inconsistencia y la petulancia de las palabritas, y del pensamiento, que viene pegado detrás, etc. Nos alejamos del templo y bajamos por unos escalones, llegamos a otra estupa, más pequeña, pero relajante igual. En el suelo dos insectos luchaban, desmembrándose; iban a morir ambos, seguro, pero seguían luchando trágica, aparatosa, indecorosamente. Por un momento lo pensé, pero no me atreví a hacerlo: aunque era lo mejor para todos, no los pude pisar. En cambio, quise fotografiarlos, pero en ese momento la batería de mi cámara, la analógica, decidió decir adiós. No hubo más fotos, con mi cámara, en todo el viaje. Ni los frescos de las cuevas de Ajanta, ni el templo esculpido en una sola roca de Ellora, ni el remedo boliwoodiense de Bombay, nada, como la vida de los insectos, todo se disolvería. Da igual: muchas ganas de decir, pero en realidad, muy pocas cosas que escuchar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca se me dió bién la estadística pero supongo que si el tipo es listo volverá a la ciudad de inicio, ya que los perseguidores lo esperan en destino.

Bueno un saludo de una vieja moribunda, ya que autómata no soy porque si me intentaras quitar los zapatos por la calle et "fotria una patada als ous"

Cristina (Barcelona)

Sonia Villegas dijo...

Veo que todos estamos enfermos con los blogs, también veo que hemos coincido a la hora de escoger nuestros destinos fotográficos (tengo Trekearth muy abandonado) y un poco más mimado mi blog. Saludos desde Barcelona.
Sonia

Armando Luigi dijo...

no necesitas estadísticas para llegar a la conclusión correcta, si es que la hay. entonces la pregunta sería, ¿para qué ha subido el ladrón al tren, en vez de quedarse donde estaba? (ya que los perseguidores lo estarían esperando, en este caso, en un destino incierto, o algo así).
Total, gracias, cristina, por tu comentario, sobre todo el de "als ous". Cuando vaya a Barcelona seleccionaré bien a quién le quito los zapatos por la calle.

Armando Luigi dijo...

sonia, estoy tratando de publicar un comentario en tu blog, a ver si puedo, si no, tendré que ponerlo aquí. saludos, también, desde paris

Anónimo dijo...

De nada. Gracias a ti porque te dejas leer. Me encanta como escribes, eres muy divertido. Todo un descubrimiento