Se abrió la puerta del tren y estuve a punto de bajar. El novio me dijo que aquí no, que esperara, que él me avisaría.
Miré al boleto y el reloj. La hora coincidía. ¿Cuánto falta? Todavía no, faltan dos estaciones. Volví a sentarme.
Seguí con los ruidos y las ráfagas de alucinaciones paranoicas.
Cuando vi que preparaban sus maletas supe que íbamos a llegar. Estaba tratando de funcionar sin pensar, sólo lo inmediato, como los animales, supongo; desechaba todo lo que tuviera más de dos segundos de edad, era la única forma de mantenerme más o menos sereno, de no salir corriendo con un ataque de pánico. El novio me dijo que era aquí.
Me levanté, me acerqué a la puerta, esperé que el tren se detuviera, que se abriera la puerta, y bajé. Comenzaba a hacerse de noche.
Bajé del tren sintiendo que flotaba. Atravesé la estación concentrado en no atender a nada que pasara los dos segundos. Vi un taxi con una puerta que se abría, y subí, pasando frente a las caras incrédulas de dos vejetes turistas.
Le pedí al taxista que me llevara al camping. Me preguntó cuál. Eh... El que está más cerca. Los dos están más o menos igual. Ese que cuando uno viene tienes el lago a mano izquierda. Los dos son así. El que está más cerca, creo, solté en mi último balbuceo. Arrancó.
El taxista, conduciendo, no paraba de mirarme por el espejo retrovisor. Mientras tanto, yo luchaba con mi boca para se callara, pero alguna incoherencia soltaba, de vez en cuando. Entonces me atraparon los números rojos y brillantes del taxímetro. El taxista se detuvo en una carretera estrecha y me señaló la entrada al camping, que no recordaba de nada, claro, porque en la mañana había salido por la puerta de atrás. De todos modos le pagué y le dije que se guardara el cambio, casi lo mismo que la carrera. El taxista volvió a mirarme por el retrovisor.
Atravesé la puerta metálica y llegué a la zona de las tiendas de campaña, flotando mejor aún que en la estación de trenes. En la mañana, cuando salí, el camping estaba casi vacío; ahora estaba lleno.
5 comentarios:
Bueno menos mal, ya me quedo tranquila
bueno, sigue, pero en la novela, no creo que pegue más aquí
vaya tendré que comprar la novela pues?
está a medias, así que supongo no existirá hasta dentro de, por lo menos, tres o cuatro años. si quieres envíame un mail a armandoluigi@hotmail.com y te la mando (te hartarás de mí, voy por la mitad y llevo doscientas páginas)
vale
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