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jueves, 21 de mayo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

También está aquello de la física cuántica, lo conoces, ¿no? Dicen los científicos que hay muchos universos y una sola realidad. No sé, no me preguntes a mí, eso es lo que dicen ellos. Por lo que entendí, sólo podemos saber de un pedacito muy pequeño de uno solo de esos muchos mundos, pero hay millones de millones de universos posibles parecidos y simultáneos a éste que vemos. No, no sé dónde están, no tengo la menor idea. Entonces, imagínate, también habrá millones de millones de personas, como tú, leyendo esto, sin enterarse de nada, exactamente igual a como estamos ahora los dos. Quién sabe, quizá dentro de cientos o miles de años. Sí, es como si hubiera millones de millones de clones y de mutantes circulando por allí, en todos esos universos. Si por azar chocas con alguno, ¿por qué no?, podrías regresar a tu casa un día y encontrar que no tienes un hijo, sino dos. Y entonces, ¿qué vas a hacer, mandar a uno de ellos a la calle, a que se devuelva a su universo, a su realidad? ¿Pero a cuál hijo, cómo lo escoges? Tendrías que revisar segundo a segundo sus vidas para saber cuál es la copia y cuál es el original, y eso no se puede, ya se sabe, nadie puede revisar así la vida de los demás, ni siquiera la propia. Sí, lo puedes decir, claro, que son gemelos, pero entonces, ¿cómo te lo montas con el gobierno? ¿De dónde sacas los papeles de la maternidad?

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No te quise decir nada del informe para no contaminar tu opinión, pero lo que me comentas tiene mucho que ver con lo que yo percibí. Cuando le dije a una amiga que el informe me había puesto un poco sociopático, argumenté algo así como que en parte habían llegado a conclusiones correctas, pero por el camino equivocado. Ahora me explico: las conclusiones de los agentes, o algunas de ellas, como experiencia de lectura, son más o menos válidas (lo que me dices, el lápiz rojo se lo tengo que pasar, claro, y no es novedad, estaba esperando que el tiempo enfriara mi recalentamiento de autor y además ver qué decían los agentes), pero la impresión que me dejó el informe es de que no entendieron bien de qué va el rollo, y no porque estén muy claros con el mercado editorial, sino por simple incapacidad. La alerta me la dio la última frase, cuando me sueltan aquello de que "antes de ayer un artesano nos dijo..."; en el mail de respuesta, donde les daba las gracias por tomarse la molestia de comentar y etc., no pude aguantar soltarles la pedantería de "por cierto, el artesano se llamaba Michelangelo, y trabajaba el mármol, no la madera"; es una frase del italiano, y claro que no es obligado saberlo, pero el hecho de que me manden la tontería en formato autoayuda me dio un poco de repelús. Siguiendo con mi amiga, que me preguntó qué pienso hacer, le dije: revisaré la novela, claro, seguiré algunas recomendaciones, cortaré lo que vea sobrante, mejoraré lo que vea mejorable, añadiré lo que crea necesario añadir para aclarar algunas cosas, pero no voy a hacer nada que cambie la estructura, el proyecto, o lo que sea que el texto es (porque comparto contigo la idea de que, de entrada, el texto no busca ser una novela tradicional sino la traducción de una visión del mundo, o sea, que me guían mas los muñequitos de Chartres que El jorobado de nuestra señora de Paris). ¿Y qué es lo que te molesta?, me preguntó mi amiga. Que es como producir vino y tener que poner la producción en manos de un comercial experto en coca-cola, que no tiene puta idea de vinos, y que a la hora de venderlos no sabrá qué argumentar. ¿Y entonces, qué vas a hacer? Por el momento adaptarme un poco, porque me interesa intentar entrar a España y salir del circuito académico de Sudacalandia, pero tampoco quiero desmadrar lo que he hecho; porque más sentido tendría entonces escribir otra cosa, no sé, algo por encargo; total, le dije, si no les entra, al carajo, sigo publicando en Latinoamérica y ya. Ese, más o menos, fue el sentido de mi respuesta. El estado sociopatico se me paso. El libro, no se si bueno o malo (tiendo a creer que tiene "sus valores"), no tiene por qué cambiar. Si el precio para entrar al mercado español es escribir otra cosa, pues nada, bien por él, yo no estoy suficientemente motivado para adaptarme. Por las visitas al blog creo que los editores menosprecian el interés por la literatura no tradicional en España (de hecho, me sorprende ver que hay casi tantas entradas de España como de toda Sudacalandia junta, nunca se me hubiera ocurrido), pero bueno, el negocio es suyo, yo no lo voy a cambiar.
En resumen, no quiero ponerme en la postura de autor incomprendido, se trata de un tema práctico: si el producto es difícil de vender en España, lo "regalo" en otro lado. No sé, ya se verá.
Y muchas gracias por tus comentarios que, por supuesto, me parecen cojonudamente lúcidos (es obvio, refuerzan mis ideas), lo bueno es que sé que te salen de las tripas, que no hay intención de endulzar o de ser compasivo o de yo qué sé, no es tu estilo.
Pues eso, mil gracias otra vez, un fuerte abrazo.

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Hola:
Pues esperamos a que nos cuentes novedades. Me gustó la idea de las formas de la naturaleza relacionadas con el argumento.
Ah! La frase que te comentamos no es de Miguel Ángel (aunque pueda parecerlo), sino de Domingo, un humilde y sabio artesano de la madera que aprendió el oficio de su abuelo y que vive en los Ancares leoneses. Los bosques casi vírgenes de esta reserva son una de sus fuentes de inspiración, muchas veces ve las formas en los troncos caídos que luego esculpe en madera, siempre en madera, porque lamentablemente no hay mármol en la región y él nunca salió de allí.
Un beso,

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