WORK IN PROGRESS

sábado, 31 de marzo de 2007

cuento

La enciendo, salgo del garaje, cierro la reja, me voy calle abajo, salgo de la urbanización, sigo sobre la avenida Navas Espínola, cruzo la Cedeño, entro al estacionamiento, la apago. «¿Señor, le pulo la moto?». «No gracias». El carajito y su pregunta y mi respuesta, cada vez que me estaciono aquí.
Caminando, adelante, en la misma acera, viene una pareja de gorditos. Ella se balancea y camina. Él sólo camina. Antes de cruzarnos, encuentro que ella lleva las manos y los pies torcidos hacia adentro, tiene las articulaciones dañadas. Pobre gordita, debe ser la mierda tener una enfermedad así, tan autopromocionada.
Adelante, en la misma acera, un limpiabotas está caminando igual. Al cruzarnos, encuentro las mismas articulaciones y deformidades. Está chueco también. ¿Cómo se puede limpiar botas con esas manos? Y si el trabajo queda mal, ¿la gente no dice nada?, ¿o él puede hacer que los zapatos brillen de verdad, aunque tenga las manos jodidas?
En la plaza, Bolívar señala la miseria que dejó al frente. Hay viejitos que se sientan inmóviles exprimiendo el poco tiempo que les queda de vida. Hay estudiantes de bachillerato que intentan todas las frases gastadas para llevar a sus noviecitas del liceo al hotel. Hay evangélicos que gritan «¡Arrepiéntete que Dios está por venir! ¡Gloria a Dios alabado sea!». Hay tipos que se paran a probar, entre todas las caras del ocio imbécil, la que mejor les queda. Hay carteristas, arrebatones, atracadores; choritos varios y vendedores de droga que mejoran el paisaje; y completan el cuadro las maestras que luchan contra los niños de sus escuelas sacados a conocer mundo; pero las maestras son pocas y los niños, en cambio, son cada vez más…
Paso al lado de Bolívar y le sonrío por la patria alcanzada; encuentro, también, que dos carajitos chuecos caminan a mi lado.
¿Por qué el centro está siempre lleno de gente jodida, de locos y de ese tipo con elefantiasis que se sienta en la acera levantándose el pantalón para mostrar la pierna hinchada como una columna llena de cáscaras; y al lado de su pierna el cartelito diciendo lo evidente: que está jodido y no puede trabajar y necesito dinero para comprar medicinas y para comer y que Dios se lo pague? También piden los mochos y los que tienen las manos chiquitas por la poliomelitis, piden los que enseñan las ronchas y las indias con sus hijos colgantes, piden los mendigos alcoholizados y los estudiantes de bachillerato que quieren pagar el autobús para volver a sus casas de lata y cartón, piden los de la cajita plástica que dice «Lucha contra el cáncer» o los de la Cruz Roja, piden todos y piden otros más. En el centro piden todos y cada uno y, sin embargo, nadie da ni consigue nada, lo que no impide que sigan aquí, todos pidiendo, todos tratando de encontrar no sé qué alegoría.

Es raro, pero los chuecos de hoy tienen todos del mismo mal: las articulaciones torcidas. Están parados o caminan balanceándose.
Entro a la calle que lleva a la Facultad de Derecho. Paso entre un grupo que ocupa la acera, un grupo de chuecos, también.
¿Se ha soltado una epidemia de meningitis? ¿Han organizado un paseo desde el hospital? ¿Por qué hay tantos hoy con las articulaciones dañadas? Otros días he visto ciegos ofreciendo rifas, drogadictos vendiendo bolsas de basura y oligofrénicos tratando de argumentar en favor de sus bolsillos, pero nunca había visto juntos a tantos chuecos como hoy. Joder, no sé, no tengo respuesta.

Un par de calles antes de la Universidad casi toda la gente que encuentro tiene las articulaciones torcidas. Comienzo a dudar de mi normalidad y me detengo, muevo atrás y adelante los pies y las manos, estiro los dedos y, por el golpe, me doy cuenta de que he tropezado con una vieja, chueca también. «¡Perdone señora, perdón!». La anciana no dice nada y comienzo a caminar. Pero siento que ella me está siguiendo…
Frente a la puerta de la Universidad me acerco a un grupo de mujeres. «Disculpen ¿dónde hay un teléfono monedero?», les pregunto. Me miran como si no entendieran «¿Dónde hay un teléfono monedero?», vuelvo a preguntar.
Alguna que está a mi lado se mueve hacia atrás y luego ¡coño me escupe, la hija de puta me escupe! Salto pero siento la saliva en la mano derecha y me limpio automático con la pierna del pantalón y digo «Hija de puta» y me queda la sorpresa. Al frente, la viejita se acerca apurada, según sus posibilidades, y viene acompañada por dos policías.
Me he apartado del grupo de mujeres y ahora siento que los agentes quieren agarrarme… ¿por atropellar a la vieja?, ¿no oyó mis disculpas?
Me repugnan los funcionarios públicos así que corro por el bulevar que separa a la Universidad del Teatro Municipal y, al final, me volteo… veo a los policías tratando de alcanzarme, pero son chuecos, como todos los demás. Me divierto mirándolos y con un hombro me apoyo de la pared; enciendo un cigarrillo y grito:
—¡Apúrense hijos de puta que todavía les falta! —riéndome.
Los policías tratan de correr pero las articulaciones no los dejan, se mueven en una mezcla de arrastrarse y salto.
—¡Muévanse cabezas de mierda, policías del coño, niches del carajo! —sigo gritándoles y riéndome, pero ellos ahora no se mueven.
Sigo con mis carcajadas hasta que, no puedo explicarlo, encuentro que quienes me han estado siguiendo no son sino un par de perros callejeros, un par de cabrones perros callejeros cojos, enanos, negros y sarnosos… ahora están parados uno a cada lado de mi cuerpo… olfateando mis piernas, mis manos… mis articulaciones… nerviosos, con ganas de mordisco.
Uno ha apresado mi dedo con sus dientes, no me quiere soltar. El otro, apoya sus dos patas delanteras en mi pecho, y con un ruido que parece más un gemido, me dice:
—Muchas gracias.

chengdu: vendedora tuerta




poema

Tanto se rasca la cabra, que se daña.
Tanto da leche, que no da jugo.
Tanto se cuida, que se pierde.
Tanto canta, que termina muda.

Tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo.
Tanto se bebe, que al día siguiente se muere de sed.
Tanto se come, que se acaba cagando.
Tanto se limpia uno el culo, que siempre está sucio.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se golpea, que se parte.
Tanto se parte, que hay que compartir.
Tanto se guarda, que se daña.
Tanto ríe, que acaba llorando.
Tan bien está, que incomoda.
Tan mal, que se queda.
Tan acostumbrado, que no aguanta.
Tan novedoso, que ya no gusta.

Tanto vale el hombre, cuanto se le precia.
Tanto se le precia, que se acaba despreciándolo.
Tanto se vive en sociedad, que mejor se anda solo.
Tanto se ama, cuanto se pide ser amado.
Tanto se quiere hablar, cuanto no se tiene quien escuche.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tan malo es, que se le desprecia.
Tan bueno, que le piden prestado.
Tanto da, que le quitan.
Tanto le quitan, que se hace malo.
Tanto crece, que no hay quien le siga.
Tan grande es, que lo pisan.
Tan rápido va, que lo alcanzan.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto habla uno, que se contradice.
Tanto piensa, que es mejor callar.
Tanto se quiere vivir, que se termina muerto.
Tan larga es la vida, que nunca alcanza.
Tan corta, que aburre.
Tanto se duerme, que se sueña.
Tantas veces se despierta, cuantas veces se ha dormido.
Tanto se descansa, que el cansancio es cada vez mayor.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto es más querida, cuanto es más buscada.
Tanto es buscada, que acaba perdida.
Tanto chilla, que te nombra.
Tanto te nombra, que sientes ser cualquiera.
Tanto te coge, que te suelta.

Tanto se busca, que se encuentra.
Tanto pierde, que siempre gana.
Tanto gana, que apuesta al vecino.
Tan bien se juega, cuanto no se juega nada.
Tan fácil es la apuesta, que se da por perdida.
Tan nueva es la cosa, que dentro de poco ya está vencida.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto corre la canción, que la aprenden.
Tanto la cantan, que cuando suena ya no es parecida.
Tan mudo parece, que lo miran.
Tan poco habla, que lo escuchan.
Tanto mira, que no ve nada.
Tanto viene, que nunca está.

Tanto se guarda la fruta, que se pudre.
Tanto se pudre, que germina.
Tantas ramas tiene el árbol, que cae por falta de raíces.
Tantos hijos vienen, que se van.
Tanto se quiere engendrar, cuanto menos ocuparse de lo nacido.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tan claro está, que lo tapan.
Tan seguro, que lo dudan.
Tan cierto, que lo tuercen.
Tan recto, que lo ablandan.

Tanto se tarda, que fracasa la empresa.
Tan agudo es, cuanto puya.
Tan diestro, como es siniestro.
Tan querido, cuanto es temido.
Tan admirado, cuanto es poco conocido.
Tanto destaca, cuanto a lo vulgar es parecido.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto llega, que siempre se va.
Tanto se tiene, que se quisiera no tener nada.
Tanto sabe, que lo ignoran.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega

Príncipe, tanto vive loco, que sana,
tanto va, que al fin vuelve,
tanto se golpea, que muda de parecer,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

chengdu: vendedoras de camino




guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

Me acordé de una vez que seguía el ejemplo adolescente y, de golpe, vi a un policía con una pistola calibre 38 en la mano, a un palmo de nosotros.
—¡Mierda, los policías!
—¡¿Qué?!
—¡Suidadanos, bájense del carro!
—Qué ladilla…
—¡¿Y usted por qué tiene esa pistola en la mano? ¿Nos va a disparar?!
—Tranquila no le des cuerda.
—¡Bájense del carro e identifínquense!
—Aquí está mi cédula. No te bajes, dame tu cédula.
—¿Se puede sabé qué hacían aquí, suidadanos?
—Hablando.
—¿A esta horas?
—Sí.
—Nos van a tené que acompañá a la comandancia.
—¿Y eso por qué?
—Pa que declaren.
—¿Para que declaremos qué? No quiero ser pedante, pero hay un problema, y es que soy abogado, y si no me dices cuál es el delito no te podemos acompañar a declarar nada, por eso de la extralimitación de funciones y el abuso de autoridad. Digo, que puede ser que te metas en problemas con tu jefe, creo yo.
—(… )
—(… )
—Súbase la camisa.
—(… )
—Vio, tiene er botón der pantalón abielto.
—Tenía gases y la ropa me queda pequeña porque he engordado. ¿Cuál es el delito? ¿Los gases o el sobrepeso?
—Escándalo en público.
—¡¿Escándalo público?! ¡¿Pero este hombre puede ver adentro del carro con los vidrios ahumados?! ¡Si desde afuera no se ve nada! ¡Y además a esta hora no hay nadie en la calle! ¡¿Cómo puede ser un escándalo público si no hay público?!
—Tranquila no te molestes, que el agente nos va a dejar ir porque ya sabemos que no podemos estar aquí en la calle. Pásame el celular, de todos modos, ¿cuál es su nombre, oficial?
—¡Pero ni que fuéramos delincuentes! ¿Por qué no se ponen a buscar a los malandros de verdad?
—Pásame el celular… gracias… ¿me dice su nombre, oficial?
—(… )
—Bueno agente, nosotros nos vamos… ya sabemos que no podemos estar aquí porque es peligroso.
—No los queremo volvé a encontrá así parados.
—Claro… no me volverá a encontrar parado.
—Y la prósima ve póngale un caltelito al carro que diga «abogao».
—Okay, pero el carro no es mío… bueno hasta luego.
—(… )
—(… )
—(… )
—¡Qué rabia con esos tipos, la tratan a una como si fuera una puta por estar besándose en su carro!
—Son unos cabrones. Están tratando de encontrar a alguien que se asuste para matracarlo.
—Qué plaga.
—Creo que es la primera vez en mi vida que me alegro de ser abogado.

chengdu: carretera del lago



guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

Nos acercamos a un organismo de la Generalitat que amenazaba con encontrar empleo.
—Que voleu?
Abrí la carpeta y entregué nuestros CV.
El funcionario cogió los CV. Los miró. Los giró. Los devolvió. Se inclinó. Levantó unas carpetas. Las abrió. Nos entregó sendos cuestionarios de cartulina amarilla y letrinas catalanas.
El formulario me pidió el nombre, la dirección, el título de la licenciatura, si la tengo, otros estudios, el dominio del catalán, y los últimos cuatro cargos que he ocupado; además, quería saber la disponibilidad de horario, si tengo vehículo propio, si estoy dispuesto a viajar, si puedo y deseo hacer trabajos físicos y, por último, el tipo de empleo al que aspiro: NINGUNO.
—Per qué escrius “CAP”?
—Es que dejando estos datos no se me ocurre ningún trabajo… yo estudié leyes, pero no me gradué aquí, y pensaba ofrecerme como traductor, o redactor o…
—Escriu “TOTS.”
—¿Todos qué?
—Tots els treballs, vostè està disposat a fer cualsevol cosa, no?
—No.
—Escriu TOTS.
—Bueno, pongo TOTS, pero… ¿cómo puedo borrar CAP?
El funcionario cogió la cartulina, tachó donde decía NINGUNO y escribió TOTS.

Afuera, Antonia me acusó de haber estado haciendo el payaso para no trabajar, pero yo no estaba haciendo el payaso, sólo que estos carajos no nos quieren ayudar, no quieren ayudar a nadie, están allí aburriéndose para cobrar su sueldo y les importa una mierda lo que hacen, les da igual que venga un tipo reventándose de ganas de que lo exploten o que se acerque un okupa tirapiedra antisistema, les da lo mismo, no importa lo que uno les diga, de todos modos no van a hacer nada ¿Y tú cómo sabes? Porque así funcionan las vainas, aquí a nadie le interesa un carajo lo que le pasa a los demás, la solidaridad es una pendejada tercermundista, en estos países nadie mueve el culo por nadie, la gente te ayuda si te quiere follar o cree que puede sacarte pasta, y como todavía no conocemos a nadie es imposible que quieran follarnos o sacarnos nada ¿Y entonces por qué tanto empeño en venirte a Europa? Porque ya estaba cansado de la sudaquería, de los mosquitos y el calor, de la violencia, de la corrupción, de los funcionarios extorsionándote en todas partes, de la viveza criolla, del quítate tú pa poneme yo… y porque me sentía en el culo del mundo, porque ganando quinientos dólares al mes sólo se puede viajar a Tucupita, con suerte. Entonces no te quejes. No me estoy quejando, lo que pasa es que no creo que en esta oficina del coño nos vayan a arreglar la vida. Bueno entonces propón algo. Seguir mandando los CV directamente a las empresas, a ver qué pasa. Y si te ofrecen un empleo de estos, de limpia baños, como tú dices, ¿no lo vas a agarrar? Para qué, todavía tenemos dinero; además, nadie ha dicho que el crédito de estudios no vaya a llegar. ¿Y si no llega? Ya veremos. Cuando nos quedemos sin plata va a ser mucho peor, ahí sí que vamos a tener que trabajar de limpia baños. Pero eso es lo que tú estás diciendo que hagamos AHORITA.

chengdu: vendedores del lago




jueves, 29 de marzo de 2007

guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

Con el affaire de la editorial aprendí a desconfiar de los indígenas locales, sobre todo en el Metro, cuando me movía de Castillejos 252 al escenario del crimen, la editorial.

El lunes me veía sometido a chantaje:
—Señoras y señores disculpe las molestias… yo sé que es muy vergonzoso pedir dinero pero más vergonzoso es no tener pa comé… por eso pido que me de aunque sea una moneda… yo pido porque no quiero salí a la calle a robá… no me arrodillo porque… bueno, porque no sé… por el amor de Dios, deme aunque sea una moneda… . muchas gracias y que Dios se lo pague.
Y así soltaba la monedita creyendo que con eso me libraría de ser atracado por el mendigo en la esquina.

El martes era víctima de una extorsión:
—Aquí venimos damas y caballeros desde el sur de las américas con esta música linda para alegrar, para amenizar, para hacerles sonreír este día aquí a toda esta gente linda que nos va a escuchar y para la que vamos a tocar nuestra música la música de nuestra tierra linda con todo el amor del mundo y de nuestros corazones.
Y así soltaba la monedita creyendo que, con sus charangas y sus panderetas y sus acordeones y sus mierdas, en la próxima parada se irían a joder a los del vagón de al lado.

El miércoles sufría un ataque terrorista:
Hora punta, el vagón lleno, veo subir a un ejecutivo con un maletín Samsonite. Viste del Corte Inglés. De pronto, el aire se vuelve fétido. Intento huir y acabo junto a los sobacos del hijoputa, el delincuente anónimo, el enemigo público, la fuente del mal, el tipo vestido del Corte Inglés. El degenerado te hace creer que paga hipoteca, coche, colegio privado para sus hijos, restaurante los domingos, menú ejecutivo los días de semana, tres semanas de vacaciones al año en la Costa Brava y, supones, jabón y desodorante. Falso. Con el desmadre del Imperio Romano los europeos se hicieron enemigos del aseo personal, y desde que llegó Atila han huido de las ventajas de los baños públicos donde además de cagar puedes lavarte el culo… una suerte para los nativos de Sudacalandia que, alertados por la peste a cebolla rancia, salían espantados de sus aldeas cuando estaban a punto de entrar los conquistadores. Si no fuera por la peste no habría quedado nadie en América.

El jueves, sufría los gritos del viejo de abajo:
«¡Calla puta! ¡Calla, cabrón!». A joder con la carta que le dejé a los vecinos. Además, la conserje le dijo a Antonia que la vieja conspiraba contra nosotros con la panadera de la esquina (ya notaba yo que el pan local era una mierda, con la cáscara rompiéndote las encías y, para colmo, carísimo).
Como la Generalitat no quiso saber nada de la carta que puse entre los anexos de esta guía llamé a Primera Ma, un periódico de anuncios clasificados gratuitos, e hice publicar:

Pareja joven y liberal desea conocer gente abierta de ambos sexos con fantasías y espíritu de aventura. Llama cuando quieras a partir de la media noche al [teléfono de los viejos de abajo, según las páginas amarillas y su buzón de correo]

Y el viernes, para cerrar la semana laboral, encontré que mi proyecto de futuro estaba a punto de irse al carajo:
El gobierno montonero de V. nos acusó a los beneficiarios del crédito de estudios de ser «hijitos de papá que se van a estudiar al extranjero a costillas del pueblo» (el pueblo es el Banco Mundial, que pone los fondos para los créditos).

guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

Corrección editorial. Llamé y me inscribí, fui a clases, y el curso se adaptó al programa repartido el primer día hasta que le dejé un capítulo de este engendro a la jefe del garito. Porque «escribes con mucha gracia» me pidió preparar «una novela sobre internet que se pueda leer en el metro». Consciente de la calidad del encargo y del nivel de la editorial escribí en tres meses una novelita light creyendo que saldría publicado «a mediados de mayo».
La editora leyó el trabajo. «Pasé el fin de semana enganchada, me gustó mucho». Le cedí todos los derechos y, a cambio, recibí suficiente dinero para sobrevivir diecisiete días y nueve horas (500 dólares). Tres meses de trabajo a cambio de diecisiete días y nueve horas de vida, buen negocio.
El libro nunca salió. Parece que es un truco habitual de algunos editores: te compran barato y esperan que OTRO editor, más ingenuo, publicite y apueste por tu primer libro, que será OTRO. Si hay éxito, imprimen el texto secuestrado.

Al acabar el curso y la novelita light la editora me contrató en negro como «traductor».
En realidad, lo que necesitaba era un traditore, porque había montado unos cursos fantasmas para timar a la Generalitat de Cataluña y a la Unión Europea, y necesitaba gente capaz de hacerse pasar por cuatro personas diferentes, según la hora. Paga uno y lleva cuatro, como dicen. Y para rentabilizarnos un poquito más, esperando el momento del plagio, nos hacía traducir o corregir textos encargados a la editorial.
El primer día de «trabajo» me pidieron, como a todos los demás, memorizar los seudónimos que debía soltarle al supervisor correspondiente en caso de que visitara el garito.
La supervisora correspondiente apareció el último día del curso y me preguntó mi nombre. Lo había olvidado. Tuve que quitarle de las manos la lista de asistentes y señalarle lo que me sonaba parecido a mi apodo poniendo cara de gilipollas, acentuando la que ya tengo de natural.
Oficialmente la supervisora correspondiente no notó nada distinto que mi incipiente esquizofrenia. De todos modos los otros traductores fantasmas respondieron medianamente bien y la estafa tuvo un final feliz, para la editora, que lo celebró repartiendo entre todos los cómplices una botella de cava barata.
Desde este día no he sabido nada de la editora ni de su editorial ni de sus cursos fantasmas ni, mucho menos, de mi libro.

chengdu: lago



jueves, 22 de marzo de 2007

yunan: lago





yunan: mas camino




miércoles, 21 de marzo de 2007

guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

—¡Que sí! ¡Que la felicidad en este mundo la da el dinero!
—¡Que no, que lo importante es hacer lo que uno quiere!
—¿Y cómo vas a hacer lo que quieres si no tienes dinero? Ni siquiera podrías tomarte una puta birra, nada, no podrías hacer nada.
—¡Hombre, pero no seas extremo, yo lo que te digo es que no se necesita ser rico para ser feliz!
—¡Pues claro que sí! En nuestra sociedad las cosas se consiguen con dinero… y si no tienes pasta, no tienes nada.
—Tienes libertad.
—¿Libertad? ¿Tú crees que los ricos son menos libres que nosotros? No seas gilipollas… Ser libre es hacer lo que te da la gana cuando te apetece. Y eso sólo te pasa si tienes dinero. ¡Los ricos son mucho más libres que nosotros!
—Pero los ricos tienen que estar currando todo el día.
—¡Es al revés, ingenuo! ¿Tú has visto alguna vez al jefe de un local trabajando como un perro? Los que curran de verdad son los empleados. Mientras más arriba estás, menos trabajas.
—Vale, pero nosotros nacimos sin dinero, y tenemos que acostumbrarnos a eso.
—¡No, tío, allí está el error! Uno tiene que estar dispuesto a hacer lo que sea para forrarse de dinero…
—¿Cualquier cosa?
—Lo que sea.
—¿Y si alguien te quiere dar por el culo también lo dejarías?
—Si me paga bien, claro que sí. ¿Tú no te dejarías follar por el culo si alguien te ofrece diez mil?
—Yo no.
—¿Y cien mil?
—No.
—¿Y un millón?
—(…)
—Dime sinceramente… Si alguien te ofreciera un millón, ¿no te dejarías follar por el culo?
—Debe doler mucho.
—Te vas al médico para que te acomode el ojete y el dolor se te quita en tres días… en cambio, con ese dinero vas a vivir como un rey toda la vida.
—Acordándote cada noche de lo que has tenido que hacer para ganarlo.
—Los remordimientos te duran una semana, pimpollo. Hasta que te compras el coche último modelo y te follas a las tías guapas que siempre te habías querido follar y nunca te habían hecho caso por no tener pasta.
—(…)
—(…)
—De todos modos, eso nunca va a pasar… no hay nadie que te pague un millón para darte por detrás.
—Desgraciadamente… pero siempre hay que intentarlo, estar atento, siempre buscándolo.

sábado, 17 de marzo de 2007

yunan: carretera





martes, 13 de marzo de 2007

guia de barcelona para sociopatas (fragmento)

Para no caer en la fácil postura de quienes exigen cosas a los gobiernos sin ofrecer nada a cambio, quisiera apuntar un conjunto de recomendaciones que, seguramente, os será de gran utilidad:

1ª. Preparar para el Juicio Final un espectáculo idéntico a las Olimpiadas de 1992, repitiendo todas y cada una de las payasadas representadas; pedir, por supuesto, el apoyo del Comité Olímpico Internacional y exhibir, como estrellas invitadas para la inauguración del FDM, en lugar de Freddie Mercury (R.I.P.) y Montserrat Caballet (R.I.P., también), a Jordi Savall y La Tongolele. Es importante huir del mal gusto y el kitsh del Mundial de Fútbol USA 94, porque todos queremos un final digno de nosotros y, por supuesto, un final digno de Catalunya.
2ª. Comenzadas las celebraciones del FDM invitar a un número importante de celebridades internacionales (gente VIP, como se diría) con el objeto de dar renombre al evento. Paralelamente, contratar a un ejército de paparazis capaz de plasmar los siguientes hechos:
—El coito entre Pamela Anderson, Muhamed Ali y Casius Clay (si la actriz se niega a acostarse con estos hombres será necesario utilizar la violencia).
—El matrimonio y, sobre todo, la luna de miel, de la cantante flamenca Isabel Pantoja y el exquisito gentleman venezolano Boris Izaguirre, eventos a celebrar en los estudios de Crónicas Marcianas. Acabar mediante explosivo con el estudio y el personal del programa Crónicas Marcianas y con todo, y responsabilizar a la ETA del siniestro (de forma que el grupo terrorista recupere algo de la popularidad que injustamente ha ido perdiendo desde el para nada justo atentado al Excmo. Ministro Carrera Blanco).
—Los encuentros secretos (quizá sexuales) del señor presidente (nacional, autonómico o local, no importa) y la top—model Judit Mascó o cualquier otra (resaltar, por medio de retoque informático de las fotografías, la eminente virilidad del político y las exuberantes curvas de la modelo).
—Otros, por desarrollar.
3ª. Decretar el 5 de junio día oficial del FDM. Contratar a Ricky Martin para que entone, con orgullo y ritmo latino, el siguiente Himno Mundial del Fin del Mundo:
Como tus esperanzas: nada
como tu cielo: nada
como tus ídolos: nada
como tus políticos: nada
como tus héroes: nada
como tus artistas: nada
como tus religiones: nada
Asesinar a todos aquellos que, creyéndose perspicaces, hagan notar que la palabra nada, invertida, significa Adán, inicio de todo.
4ª. Promocionar la reutilización del Vibro—Slim, obligando a las instituciones crediticias a financiarlo mediante cien cuotas mensuales de un euro cada una. Enviar a los cuerpos de inseguridad ciudadana a visitar aquellas instituciones que no den suficiente publicidad al uso del Vibro—Slim. Decretar, al cabo de unos meses, la utilización obligatoria del Vibro—Slim alegando razones de salud y peligro de epidemia, imponiendo el empleo del aparato especialmente a los vejetes. Enviar a los cuerpos de seguridad a cada uno de los hogares catalanes para verificar el correcto uso del artefacto. Previamente a todo el proceso anterior, adquirir los derechos de la marca Vibro—Slim y construir una fábrica que trabaje día y noche gracias a la explotación inhumana de los actuales empleados del servicio de correos que, según conviene, habrán sido despedidos en masa tras el desmantelamiento total del andamiaje que sostiene esta manera de comunicación absurda, difícil, ridícula y anticuada.
5ª. Previamente a todo lo anterior crear un cuerpo de inseguridad ciudadana para que se enfrente a los agentes del orden. Distribuir, entre unos y otros, garrotes de madera pintados de colorines característicos (rojo para los malos y azul para los buenos, o viceversa). Contratar personal auxiliar si es necesario, es decir, cuando un bando parezca vencer al otro. Emplear, para ello, el dinero ofrecido a los pilotos huelguistas de Iberia en el arbitraje del último verano, sea cual sea el verano.
6ª. Revivir al ilustre Lenin aplicándole electrochoques a su momia, hacerse la vista gorda mientras organiza de nuevo la revolución proletaria; transcurridos un par de meses, cogerlo y fusilarlo en lugar público y transmitir el acto en cadena de Radio Nacional de España. Permitir a sus seguidores escoger entre trabajar como go—go dancers en las discotecas latinas del Maremagnum o ser electrochocados lentamente, llegando a equiparar los flujos internos de sus cerebros con los de una sardina frita. Hacer lo propio con Pau Casals y Walt Disney (revivirlos y fusilarlos, quiero decir).
7ª. Decretar la amnistía internacional (contratando, para hacer público el evento, a un grupo de cantantes alguna vez famosos pero hoy en el más lamentable olvido) a favor de todos los comandos etarras que operen en Barcelona y metrópolis vecinas. Exigir, como única condición para ejercer esta amnistía, la obligación, por parte de los etarras, de encargarse de rediseñar la programación de la televisión oficial española de modo que alcance alguna audiencia, eliminando, eso sí, cualquier emisión educativa y/o de violencia.
8ª. Iniciar un programa de construcción de refugios subterráneos y/o submarinos por medio de la ampliación de la red de Metro, de los estacionamientos públicos, y de los túneles secretos, las cañerías y cuanto artilugio pueda ser usado para huir de los desperfectos climáticos y geológicos que conlleva el FDM (especialmente el granizo, los mosquitos y la música de La Tongolele). Dejar las obras inacabadas (de hecho, no empezarlas nunca) y huir a Florida con el dinero recaudado.
9ª. Imponer la economía del kula, es decir, cesar la importación de papel higiénico y decretar la negación absoluta del Banco Central de España a responder por el dinero circulante: permitiendo así el esperado caos financiero mundial y la vuelta al deseado sistema de trueque, que esta vez operará como el kula, según dije, de izquierda a derecha y de arriba a abajo en el mapa de la ciudad. Cualquier tráfico comercial que viole estas líneas generales será castigado con penas de hasta dos o tres días y multa de hasta mil millones.
10ª. Arrestar a todos los músicos callejeros (perdonar a mi esposa, hasta nuevo aviso), allanar todos los restaurantes chinos (culpándolos del FDM), clausurar los cines en V.O. y cortar el sonido de las demás salas de proyección cinematográfica (para evitar rumores capaces de provocar el caos natural previsible en el FDM), pechar a las palomas con el pago de una tasa de 100 pesetas diarias por el uso de los parques públicos y emplear el dinero así recaudado en el financiamiento de las fiestas del FDM; decretar un aumento del mil por ciento en los sueldos de los pakistaníes vendedores de butano de tal manera que desaparezca y/o aumente el odio racial durante el FDM.

Para aclarar cualquier tema o pedir información no dudéis en contactarme en la siguiente dirección de correo electrónico: armandoluigi@hotmail.com
Queda de Uds.,

baisha: monasterio





baisha: camino





baisha: gente




lunes, 12 de marzo de 2007

benin: manchas





Después de un mes y medio en Benín me fui convencido de que el vudú y todos sus ritos de magia eran pendejadas, David Copperfield de los pobres. En estas fotos el fetichero me había dicho que tenía que darle un regalo al fetiche para que las fotos salieran. Antes de ponerle un cigarrillo en la boca al muñeco (foto 2) la cámara me estaba dando problemas para disparar. Las manchas las descubrí al regresar, cuando mandé a revelar las fotos. Fueron las únicas fotos manchadas de todo el viaje.