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sábado, 23 de mayo de 2009

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viernes, 22 de mayo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Tiempo de despedidas y buenos deseos. Primero, con un buen amigo publicista (acabó en apretón de manos y promesa de volver a vernos antes de irme). Segundo, con un amigo músico (acabó en apretón de manos y promesa de volver a vernos antes de irme). Tercero, con mi amor recurrente (acabó en beso largo). Cuarto, con un buen amigo periodista (acabó en mensaje al móvil: gracias por la invitación, muy buena la cantautora cubana, dulce voz, dulces canciones, dominio de escena, huí por la turba, preferí la tranquilidad de un hotel) y otra vez con mi amor recurrente (acabó en sexo duro, en una habitación con dos literas, pasando de una cama a otra según las posiciones; quiso follar cuatro veces, no me dejó dormir). Quinto, con la de Castelldefels (acabó en episodio de impotencia). Sexto, con una excolega veinteañera en un trabajo de ferries (acabó en muchos abrazos y un beso, con un momentito de lengua, ella haciéndose la ofendida, pero riéndose, fuiste tú quien abrió la boca, me defendí yo). Séptimo, con un amigo venezolano bien pensante y su mujer recién parida (acabó en buenos deseos mutuos) y al rato, con la de Castelldefels, que me quiso mostrar a sus amigos, digo mostrar a mí, como si fuera una barbie, yo, no ella, a pesar de que es ella la rubia flaca (acabó en mi cama, donde no quiso tener sexo, me dijo que no le venían ganas, que ya esto lo hemos hablado). Octavo, con mi amor recurrente, que me traía parte de las películas (acabó en polvo rápido, corriéndome sin esperarla, en mi habitación, y promesa de volver a vernos antes de irme). Noveno, cita con la enfermera, para el viernes.

*

Mitos: MUERTE DE VERSACE
En el número 1116 de la avenida Art Decó, en Miami, el diseñador Gianni Versace fue muerto cuando se disponía a entrar en su vivienda.
El asesino disparó a sangre fría dos veces sobre el modisto. Las balas fracturaron la hipófisis mastoidea del temporal derecho, hundiéndose a continuación en la masa cerebral. En su trayectoria, los proyectiles desgarraron una parte de la corteza auditiva del gigante de la moda; causaron graves daños en el área somatosensorial, atravesaron la corteza primaria, y acabaron alojadas junto al parietal izquierdo, después de dejar sin vida a la celebridad.
Al momento de morir, Versace lucía una camiseta manga corta de algodón negro (precio aconsejado 108 €); pantalones de línea clásica (tallas del 50 al 54); botines de cuero (ref. vermsho-dsu3224-dubmc-d41ebY-neropelle), y ropa interior de material sintético (consulte el catálogo en www.versace.com).

*

Décimo, otra vez mi amigo publicista y una desconocida (acabó en apretón de manos y promesa de volver a vernos antes de irme, y con las desconocidas tetas rozando mi mano, la que sostenía la cerveza, y mi amigo publicista diciéndome que me dejaba con la chica, muy simpática; yo respondiéndole que simpática sí, pero un poco gilipollas; bueno, tampoco lo pidas todo; es verdad, si me voy a poner exigente ya me puedo ir arrancando para la casa; la chica que vuelve, las tetas que siguen rozando mi mano, mientras le digo que no uso drogas, nada, que nunca he usado, lo más fuerte que he probado es la marihuana; ¿de verdad?; de verdad; tendrías que probar el éxtasis, con el éxtasis el roce de un dedo en el cuello --ejemplificando, su dedo en mi cuello--, te hace sentir enamorado, aunque al día siguiente te des cuenta de que todo ha sido una puta mierda; ¿y no te malacostumbras?, digo, después, ¿no te parece aburrido follar sin usar éxtasis?; no; tus besos sin éxtasis, ¿cómo son?; ¿me estás pidiendo que te de un beso?; puede ser, sí; yo te puedo comer la boca ahora mismo, y me gustaría, pero hoy no vamos a echar un polvo, tengo la regla, aunque eso no me importa, pero ayer me dejaron muy dolida; ¿sexo duro, por detrás y por delante?; no, con los dedos; a mí me da igual si no follamos, si quieres comerme la boca y no follar yo no tengo ningún problema; ¿estás seguro?, ¿no prefieres buscarte a otra pava?; no, prefiero un beso tuyo, no me importa que no follemos, de verdad, hoy mismo dormí con una chica que no quiso tener sexo, toda la noche juntos y nada; ¿de verdad?, ¿y los toqueteos?; yo comencé a toquetear, pero ella me dijo que no estaba de ánimo; algo malo le tienes que haber hecho; ¡qué va!, soy sudaca, ¿no ves?, me toca ser caballeroso, es una chica dura, no por el sexo, que ya hemos follado, sino de personalidad, es complicada, pero bueno, probamos lo del beso sin éxtasis, ¿no?; vale, pero hoy no vamos a follar, ¿cuándo me dijiste que te ibas?; el lunes; ¿el próximo lunes?; sí, en una semana; ¿eso quiere decir que para echar un quinqui tiene que ser esta semana?; o en París; ¿te sirve el jueves o el viernes?; el jueves, el viernes lo tengo ocupado; ya te mandaré un mail, pero hoy sólo besos, ¿vale?; vale; bueno, haz lo que tengas que hacer; cogerla por la cintura, y acariciarle la espalda, y lamerle un poco el cuello, la oreja, mientras ella movía su cuerpo contra el mío, la pelvis, apretando mi polla, después las bocas, las lenguas; eres buena con esto, bastante buena; tú también; volvió a los besos; veintidós, veintidós besos y veintidós años, con experiencia de cincuenta; con una mano seguí el sujetador, desde la espalda, por el lado de adentro, lentamente, hasta que llegué al pezón, lo acaricié, y sentí la mirada del barman, demasiada luz, muy a la vista; deberíamos irnos a otro sitio; yo afuera no voy; ¿por qué?; porque no, porque vamos a acabar follando; ¿por qué lo dices?; porque sí, porque lo sé; ¿y si nos vamos para allá atrás?; vale, yo te sigo; me metí entre la gente y, cuando llegué, Orfeo cumplidor, me giré y había desaparecido, por ningún sitio, nada, se fue, ganas de joder. La Eurídice extasiada se llevó mi correo electrónico pero no creo que aparezca; al carajo, que se quede en el Averno).
Undécimo, otra vez con mi amor recurrente (empezó en atracón de comida mexicana y acabó en un banco del parque detrás del monasterio de San Cugat, riéndonos, burlándonos uno del otro, y con promesa de volver a vernos antes de que me vaya). Duodécimo, con mi amigo publicista, mi amigo periodista, y otro buen amigo escritor tránsfugo al catalán, cazador de premios con subsidios, gloria de ateneos y ayuntamientos comarcales, que presentaba su último premio, en formato libro, en el Ateneo Barcelonés (acabó en muy buenos deseos y promesa de volver a vernos, uno a uno, o todos juntos, en París). Décimo tercero, conmigo mismo (pasé el día fotografiando Barcelona, tenía años sin hacerlo, acabó en promesa de seguir viéndonos, antes y después de irme, quién sabe). Décimo cuarto, con la enfermera (acabó en abrazos y buenos deseos, no quiso besos; está enrollada con un policía, claro, era eso, el policía). Décimo quinto, con mi ex (acabó en reunión con su nuevo grupo de amigos, pianistas, uno de ellos su actual rollete, que tiene novia, él, y estaba allí, ella, violinista, supongo que al tipo le gustan las cuerdas frotadas; acabó en abracito, frente al edificio donde vivo, y en buenos deseos). Décimo sexto, con mi amor recurrente (acabó, después de un orgasmo compartido en mi habitación embalada, en muchos te quiero y me harás falta y ojala algún día, quien sabe si…


FIN

jueves, 21 de mayo de 2009

ile d'adam






la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

También está aquello de la física cuántica, lo conoces, ¿no? Dicen los científicos que hay muchos universos y una sola realidad. No sé, no me preguntes a mí, eso es lo que dicen ellos. Por lo que entendí, sólo podemos saber de un pedacito muy pequeño de uno solo de esos muchos mundos, pero hay millones de millones de universos posibles parecidos y simultáneos a éste que vemos. No, no sé dónde están, no tengo la menor idea. Entonces, imagínate, también habrá millones de millones de personas, como tú, leyendo esto, sin enterarse de nada, exactamente igual a como estamos ahora los dos. Quién sabe, quizá dentro de cientos o miles de años. Sí, es como si hubiera millones de millones de clones y de mutantes circulando por allí, en todos esos universos. Si por azar chocas con alguno, ¿por qué no?, podrías regresar a tu casa un día y encontrar que no tienes un hijo, sino dos. Y entonces, ¿qué vas a hacer, mandar a uno de ellos a la calle, a que se devuelva a su universo, a su realidad? ¿Pero a cuál hijo, cómo lo escoges? Tendrías que revisar segundo a segundo sus vidas para saber cuál es la copia y cuál es el original, y eso no se puede, ya se sabe, nadie puede revisar así la vida de los demás, ni siquiera la propia. Sí, lo puedes decir, claro, que son gemelos, pero entonces, ¿cómo te lo montas con el gobierno? ¿De dónde sacas los papeles de la maternidad?

*

No te quise decir nada del informe para no contaminar tu opinión, pero lo que me comentas tiene mucho que ver con lo que yo percibí. Cuando le dije a una amiga que el informe me había puesto un poco sociopático, argumenté algo así como que en parte habían llegado a conclusiones correctas, pero por el camino equivocado. Ahora me explico: las conclusiones de los agentes, o algunas de ellas, como experiencia de lectura, son más o menos válidas (lo que me dices, el lápiz rojo se lo tengo que pasar, claro, y no es novedad, estaba esperando que el tiempo enfriara mi recalentamiento de autor y además ver qué decían los agentes), pero la impresión que me dejó el informe es de que no entendieron bien de qué va el rollo, y no porque estén muy claros con el mercado editorial, sino por simple incapacidad. La alerta me la dio la última frase, cuando me sueltan aquello de que "antes de ayer un artesano nos dijo..."; en el mail de respuesta, donde les daba las gracias por tomarse la molestia de comentar y etc., no pude aguantar soltarles la pedantería de "por cierto, el artesano se llamaba Michelangelo, y trabajaba el mármol, no la madera"; es una frase del italiano, y claro que no es obligado saberlo, pero el hecho de que me manden la tontería en formato autoayuda me dio un poco de repelús. Siguiendo con mi amiga, que me preguntó qué pienso hacer, le dije: revisaré la novela, claro, seguiré algunas recomendaciones, cortaré lo que vea sobrante, mejoraré lo que vea mejorable, añadiré lo que crea necesario añadir para aclarar algunas cosas, pero no voy a hacer nada que cambie la estructura, el proyecto, o lo que sea que el texto es (porque comparto contigo la idea de que, de entrada, el texto no busca ser una novela tradicional sino la traducción de una visión del mundo, o sea, que me guían mas los muñequitos de Chartres que El jorobado de nuestra señora de Paris). ¿Y qué es lo que te molesta?, me preguntó mi amiga. Que es como producir vino y tener que poner la producción en manos de un comercial experto en coca-cola, que no tiene puta idea de vinos, y que a la hora de venderlos no sabrá qué argumentar. ¿Y entonces, qué vas a hacer? Por el momento adaptarme un poco, porque me interesa intentar entrar a España y salir del circuito académico de Sudacalandia, pero tampoco quiero desmadrar lo que he hecho; porque más sentido tendría entonces escribir otra cosa, no sé, algo por encargo; total, le dije, si no les entra, al carajo, sigo publicando en Latinoamérica y ya. Ese, más o menos, fue el sentido de mi respuesta. El estado sociopatico se me paso. El libro, no se si bueno o malo (tiendo a creer que tiene "sus valores"), no tiene por qué cambiar. Si el precio para entrar al mercado español es escribir otra cosa, pues nada, bien por él, yo no estoy suficientemente motivado para adaptarme. Por las visitas al blog creo que los editores menosprecian el interés por la literatura no tradicional en España (de hecho, me sorprende ver que hay casi tantas entradas de España como de toda Sudacalandia junta, nunca se me hubiera ocurrido), pero bueno, el negocio es suyo, yo no lo voy a cambiar.
En resumen, no quiero ponerme en la postura de autor incomprendido, se trata de un tema práctico: si el producto es difícil de vender en España, lo "regalo" en otro lado. No sé, ya se verá.
Y muchas gracias por tus comentarios que, por supuesto, me parecen cojonudamente lúcidos (es obvio, refuerzan mis ideas), lo bueno es que sé que te salen de las tripas, que no hay intención de endulzar o de ser compasivo o de yo qué sé, no es tu estilo.
Pues eso, mil gracias otra vez, un fuerte abrazo.

*

Hola:
Pues esperamos a que nos cuentes novedades. Me gustó la idea de las formas de la naturaleza relacionadas con el argumento.
Ah! La frase que te comentamos no es de Miguel Ángel (aunque pueda parecerlo), sino de Domingo, un humilde y sabio artesano de la madera que aprendió el oficio de su abuelo y que vive en los Ancares leoneses. Los bosques casi vírgenes de esta reserva son una de sus fuentes de inspiración, muchas veces ve las formas en los troncos caídos que luego esculpe en madera, siempre en madera, porque lamentablemente no hay mármol en la región y él nunca salió de allí.
Un beso,

miércoles, 20 de mayo de 2009

lisboa: castillo





la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Que la verdadera amenaza no son los extraterrestres sino los mutantes; los mutantes y los clones. Esos que van por allí sin que puedas distinguirlos, que se apropian de cuerpos de gente que conoces, o que los duplican. Asusta, ¿no? ¿Cómo sabes, por ejemplo, que no es un mutante tu hijo? No lo puedes saber porque el mutante y él son idénticos. Incluso los recuerdos, parece que también los duplican. Han avanzado mucho últimamente, con las nuevas tecnologías. Buscan información en internet, en las páginas personales, ya sabes, el Facebook y esas cosas. Y tienen máquinas que reproducen los recuerdos, los guardan, digitalizados, y luego los implantan en el clon. Retiran al organismo original e insertan al clon, por decir algo, en el camino de regreso a casa, y nadie se entera. ¿Que para qué quieren al organismo original? No sé, para hacer experimentos científicos, supongo; para ver cómo reacciona en otras circunstancias. Como los científicos nazis, ¿sabes?, esos que inyectaban aceite de oliva extra virgen a los judíos para ver qué les pasaba. Sí, ya sé que para eso están los monos y los ratones, pero no te duplican para inyectarte cosas, no, eso no es rentable, sino para estudiar tu conducta humana; para aprender más de la gente y así perfeccionar los mecanismos de manipulación, porque al final es sólo eso, quieren dominarnos a todos, como en la película Mátrix.
Fíjate en tu propio caso, ¿cómo puedes saber que no te han duplicado, que no hay otro igual a ti, por allí, viviendo vidas que nunca imaginaste?

*

Buenas,
cuando recibí el informe el viernes lo abrí, pero dos señales en las primeras líneas me aconsejaron dejarlo para una lectura un poco pausada. Las señales son la palabra "Humilde" y la palabra "Sinopsis" seguida de las dos primeras líneas. Una vez repasado el documento, paso a darte mi opinión, por supuesto también "humilde", no vamos a ser menos.
Creo que hay algunas recomendaciones que debes tomar en cuenta, por ejemplo lo de las repeticiones, pero entiendo que eso es algo que ibas a tener que hacer igualmente: una relectura para detectar incorrecciones, que siempre las hay, y algún exceso en el lenguaje. Lo de cortar algunos episodios ya no lo tengo tan claro, eso es algo que debes hacer tú aplicando tu criterio en esa relectura "crítica". Si finalmente cortas, anda con cuidado, ya que a mí me ha pasado lo contrario de lo que te comentan en las conclusiones: el libro no me va a menos sino al contrario. Para mí la revelación que va teniendo el lector de que no se trata de una novela no es un problema sino lo contrario. Precisamente creo que empezar la sinopsis diciendo "la novela" es un error de enfoque de cara a la presentación a una editorial. Quien intente buscar una trama semejante a la de una novela es lógico que se sienta algo frustrado y que el libro se le escape de las manos, o mejor del esquema mental preconcebido. Lo que has escrito es, en cierto modo, "más grande que una novela" (por explicarlo con mentalidad yanqui). Es un libro sin principio ni fin, un intento de plasmar el sentido o el sinsentido de una vida que fluye sin planteamiento, nudo ni desenlace, sino que pasan los días, los hechos, los países, las gentes sin que nadie sepa hacia donde nos lleva eso, como no sea a una muerte que en realidad no pone fin a nada... en fin, que se me va la olla, pero creo que tu libro renuncia a acotar la realidad dentro de la trama de una novela y, muy sorprendentemente, no fracasa en el intento: pese a ello es un libro que se sostiene. Por tanto yo empezaría por presentarlo no como novela sino como un libro de "autoficción", que precisamente ahora está de moda: recientemente he leído novedades en este género de Le Clezio, Modiano, Stuparich, o Amos Oz, y menos novedades y reediciones de Auster, Sherwood Anderson, Coetzee, Jack Kerouac... y te hablo solamente de libros que recuerdo ahora haber leído en los últimos, no sé, seis meses, máximo un año. Es ficción autobiográfica con un punto, digamos, original, o que por lo menos aporta algo nuevo respecto a muchos de los libros mencionados: este punto entre Celine y Sade, la sana intención de provocar, de cagarse en lo establecido, el humor ácido, la desintonía con el entorno (lógico, pues, que haya visiones "despreciativas", como la que te comentan de China)... con un lenguaje, con sus sudaquismos, que a mí me parece atractivo. Es cierto que lo de que no haya una trama continua puede hacer que el lector se desenganche, pero es que no puede ser de otra manera: es el riesgo que aceptas correr y, en mi "humilde" opinión, lo resuelves con imaginación y con la constante renovación formal. También es cierto que no me he puesto a leer el libro de un tirón ya que fui haciéndolo a medida que me llegaba, pero vaya, no creo que eso cambie mi humilde. Pero es que, además, que la novela moderna es fragmentaria, secuencial o como quieran llamarlo, es algo que está no solamente aceptado sino que es tendencia (mira el caso de Nocilla Dream, que personalmente no aguanto, pero está de moda, aunque todo esto ya ocurría por ejemplo en Rayuela).
Resumiendo: seguro que será bueno para el libro que lo releas con calma y lápiz rojo, pero con vistas a hacerlo más "comercial" lo fundamental es entenderlo como una ficción autobiográfica, divertida e irreverente, que pretende pintar el mundo a tamaño natural y que sigue, ahora mismo, dos tendencias del mercado: la novela desestructurada y la autoficción.

Humildemente,

martes, 19 de mayo de 2009

ile d'adam





la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

HUMILDE INFORME

Sinopsis
La novela arranca con un juego amoroso-sexual del narrador con su “amor recurrente”. A continuación, siempre en primera persona, comparte con el lector sus dudas entre escribir una novela con estructura, personajes, desenlace “al gusto del mercado local” (1) o un libro autobiográfico y experimental (2) en el que la narración se interrumpe constantemente con diferentes historias: su relación con su ex, nuevas amantes y sus consiguientes experiencias sexuales, viajes (China, India, Francia, Marruecos), impresiones, reflexiones, experimentos, anuncios publicitarios, relatos de adolescencia… El narrador decide la segunda opción, pero ya tiene escrita media novela del primer tipo (en la que él también es protagonista), así que la N1 (un vigilante de una sala de Museo decide robar una obra para hacerse famoso) y la N2 se entrecruzan a lo largo de toda la narración donde prevalecen las dudas de un hombre perdido, pero que no deja de buscar caminos. En su desconcierto surgen incertidumbres de cómo continuar el relato, en una peculiar lucha entre la humildad y el ego del escritor.
De esta manera desordenadamente ordenada, el autor traza un ácido y a veces humorístico panorama de una sociedad en crisis y una generación marcada por las incongruencias entre la educación recibida y la necesidad de vivir una vida propia.
“No interesa que la herencia sea desagradable, opaca, aburrida, gris, opresora, dolorosa, lo importante es no calentarse la cabeza trabajando sobre incertidumbres, asumiendo riesgos sin garantías, invirtiendo sin conocer el posible retorno.”… “Mejor malo conocido que bueno por conocer, hijo de gato caza ratón, a caballo regalado no se le mira el colmillo, o tanto se rasca la cabra que se daña, no sé, refranes de estos. Después, pasados los años, ya sólo queda el lamento, echarle la culpa a la vida, al destino, a los padres, el gobierno, las Parcas, la mujer, Dios, los hijos, el cigarrillo, la hipoteca, el jefe, el vecino, la amante, el perro, el hijo del dueño, el aseo urbano, el amante, la suerte, el puto destino, yo qué sé. Echarle la culpa a quien sea, pero nunca pensar en el acojonamiento frente a la ruptura y el cambio.”
“Es el problema de negociar con el diablo, siempre, necesariamente, debes acabar jodido. Si no, qué mal ejemplo para los prudentes, los mezquinos, los moderados, los avariciosos, los bien pensantes, los conformistas, los apagados, los currantes, los mediocres, los comunes, los desilusionados, en resumen, para todos los sumisos que se portan bien, ¿no?...”.

Otras veces experimenta con el lector, con la idea de desaparecer como narrador y dejar que el libro sea un vehículo de información, “como decía el catálogo de no sé qué artista plástico”:

No uses tanta droga. Acomódate el pelo. Usa corbata. Trabaja donde te ponga tu tío. Encuentra a un protector. Haz lo que te diga. No te le despegues. Jode siempre a los pequeños. Rómpeles la boca. Entra a una pandilla. Maltrata, sé agresivo, no tengas miedo. Compra un carro grande. Busca la ganancia rápida. Relaciónate con gente del gobierno. Persigue algún contrato público. Mójale la mano a quien convenga. Mueve tus contactos, no pierdas el tiempo. Cásate. Sácale a tus suegros un tremendo piso. Abre una empresa. Pide préstamos bancarios. Mójale la mano a quien convenga. Quiebra la empresa. Cómprate una casa grande. Reprodúcete. Monta una venta de motos. Lava narcodólares. Compra un carro importado. Abre cuentas en el extranjero. Busca una amante. Construye un centro comercial. Lava narcodólares. Entra en el negocio de la multipropiedad. Lava narcodólares. Deja a medias los proyectos. Quiebra la empresa. Regresa a la coca. Deja a tu mujer y lárgate con la modelo. …/…”

INFORME DE LECTURA
Armando, hemos hecho un guión resumidísimo con las líneas básicas argumentales de la novela (por cierto, ¿ya tiene título?). Hemos destacados los puntos que nos parecen mejores (buenos). Y también comentamos lo que no nos gustó. Por supuesto, son nuestras opiniones y el que decide eres tú.
- La novela arranca bien, original en el diálogo y en el juego amoroso-sexual que plantea.
- Buen planteamiento, original. Dudas del narrador entre escribir una novela con estructura, personajes, desenlace “al gusto del mercado local” (1) o un libro autobiográfico y experimental.
- Reflexiones y narración hasta el viaje a China: vemos calidad.
- Viaje a China entremezclado con historias de amigos.
A partir del viaje a China, la lectura se nos hizo pesada. Se pierde el tono de experimentación y a veces sólo se lee un relato de viajes tipo blog sin más. Se hace largo. Hay algunas historias muy buenas (“Gui-Zhou es una mujer de unos cuarenta años…” pág. 42, “Durante décadas, dos vendedores trabajaron uno al lado del otro…” pág. 42, por ejemplo.). En la Pág. 55: nos resultó pesado.
Nosotros aconsejaríamos acortar, eliminar lo menos significativo. DUDA: Hay una visión excesivamente crítica o ¿despreciativa? de China.
- Las maletas con enumeración de su contenido: las primeras veces es curioso, al final se hace pesado.
- Historias de amigos: no enlazan demasiado bien con el resto de la narración.
- En la página 44 nos preguntamos: ¿dónde está el eje central?, ¿qué nos quiere transmitir? Quizás estemos perdidos, ¿como el protagonista de la novela? ¿Es esa la intención? ¿Invitar al lector a compartir la confusión en la que está inmerso el protagonista?
- Nos gusta la relación de escritores, filósofos... También nos parecen buenos el planteamiento: “¿y tú para qué quieres publicar tus libros?”, una lucha entre la humildad del escritor y su ego de escritor; y el uso del cronómetro para ir narrando hechos.
- Pág. 74: Empieza a hacerse pesada la historia del robo con allanamiento (lo mismo nos pasa más adelante, llegados a la pág. 90, la historia no parece conducir hacia ninguna parte).
- Llegados a la pág. 82 se hacen repetitivas las escenas de sexo (la primera de la novela y la última son buenas). En cuanto al resto, al ser muy parecidas entre sí, es poco lo que aportan al relato.
- Viaje a la India. Vuelven los apuntes de viaje, aunque más amenos que en China.
- Buena la reflexión sobre “Publicar al estilo que marcan las editoriales”. Pág. 91
- Es bueno el problema: “una vaca cuesta entre cien y ciento cincuenta”. Pág. 103.
- Comienzan los anuncios. No entendemos el guión de la pág. 103: Escena 1. Noche. Interior de un avión de carga.
-¿Por qué la narración del robo con allanamiento comienza en primera persona a partir de la Pág. 111 cuando hasta aquí era en tercera?
- Comienzan relatos en los que no se sabe quién habla. Pág. 112.
- Pág. 114. Es buena la autocrítica: “Que seas incapaz de sostener una historia…”.
- Los guiones escena nos los entendemos.
- A veces, los anuncios tienen que ver con la línea argumental y ahí convencen.
- Es buena la autocrítica de la Pág. 123: “¿Tanto te cuesta inventar un personaje, ubicarlo…?”
- Viaje a México. Es otra historia sin mucho enlace.
- Bueno. P. 128. Publicidad gráfica.
- Bueno. Francia. P. 129.
- Bueno. Crítica de los lectores. P.140.
- El viaje a Marruecos, en cambio, creemos que es cortable.
- Notas. Aunque entendemos que tu idea es escribir con la “naturalidad” de añadir las notas, parecen poco elaboradas.
- Fez. Parece demasiada crónica de viajes.
- Final: Sigue la búsqueda del autor, se le acabó el espacio. Está bien.

REPETICIONES:
Formas gramaticales como “eran bastante malos, los poemas, pero…”
Expresiones como vaina o pimpollo están bien, pero su reiteración le hacen perder efectividad. En cuanto a la alusión a los lectores: “Lectores míos”, “soñados lectores”, ¡Oh, mis certeros lectores!”, etc. disminuyen, a nuestro entender, la calidad literaria del texto.

CONCLUSIÓN:
Según nuestra opinión, la historia va de mayor a menor. Arranca muy bien, pero poco a poco va perdiendo eficacia. La desestructuración general del relato funciona bien al principio, mientras dura la sorpresa por la manera de contar los hechos, pero a medida que se va avanzando, la falta de una trama a la que agarrarse (o historias sorprendentes, o un misterio que desvelar o situaciones inesperadas) hace que los distintos relatos vayan pareciendo trozos sueltos, y a veces inconexos, de la vida, la memoria o la imaginación de una persona, que a cada cual le pueden resultar más o menos interesante. El problema es que cuando hay algo que no interesa, al no estar enganchado a ninguna trama, automáticamente hace que el lector pierda el interés por la historia. En algún mail que nos mandaste aceptabas que la novela había sido escrita tal vez demasiado precipitadamente, y algo de eso es lo que se nota. Sin duda que tu obra tiene cosas muy interesantes, desde el propio planteamiento hasta el hecho de no mencionar a las personas por su nombre en la amplia mayoría de los relatos, pasando por muchas de las reflexiones, experimentos y “problemas” que salpican el texto. Pero da la sensación que le falta trabajo para darle una unidad, una red general que impida que el interés se caiga si alguna parte del relato no resulta del todo atractiva para el lector.
Creemos percibir que tu intención es escribir una anti-novela, una historia que, en realidad, no vaya a ninguna parte en especial, casi un blog personal en el que el protagonista va relatando lo que le pasa, lo que piensa, su historia personal, pero nuestra opinión es que incluso en un texto de este estilo necesariamente tiene que haber “algo” que sostenga el interés de principio a fin. Y a veces ese “algo”, que aquí podría ser la historia del protagonista con su amor recurrente o con su ex o su búsqueda de trabajo o todo eso junto, se pierde o se hace difícil de encontrar.
Por supuesto, la novela es tuya y tuya tiene que ser la decisión de qué hacer con ella. Para nosotros, el primer paso para conseguir una obra más redonda, menos dispersa, y sin duda más “comercial” (si queremos que se publique) desde el punto de vista de un editor, sería acortarla. De la sinopsis se desprende cuáles partes nos convencen más y cuáles menos. Por supuesto, es nuestra opinión, que no tiene por qué coincidir con la tuya, pero sí tenemos claro que es necesario reducir bastante el número de páginas para disminuir la sensación de confusión que si bien explica bien lo que le ocurre al protagonista, puede agobiar al lector si percibe que no conduce a ninguna parte. Con menos páginas (que se pueden quitar de algunos detalles de la autobiografía del narrador, de las crónicas de viajes, de las reflexiones o apostillas que creas menos trascendentes o de cualquier otro apartado que entiendas más superfluo) seguramente quedaría más concentrado el meollo de la confusión del protagonista y quizás sólo con eso se conseguiría la red que sostenga toda la desestructurada estructura del relato.
En definitiva, creemos que el planteamiento de un narrador que no sabe cómo construir su novela (con la crítica a las editoriales y los gustos comerciales) es original y puede dar mucho juego tal como está contado. Pero nos parece complicado lograr un editor que apueste por tu relato tal como está en estos momentos. Hace unos días un artesano en madera nos dijo que la estatuilla que había tallado ya estaba dentro del árbol, que él sólo había quitado la madera sobrante. Tú dirás si estás dispuesto o no a retomar tu relato y darle algunas vueltas para quitarle lo que sobra y acabar de sacar la muy buena historia que tiene adentro.

domingo, 17 de mayo de 2009

lisboa: castillo







la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Me llegó al teléfono un mensaje de mi amor recurrente preguntando si quería que nos viéramos en un hotel. Que pregunta, coño, claro! Le envié la respuesta. Después la llamé, le dije que me bañaba, bajaba al ciber para reservar la habitación, y la volvía a llamar para decirle dónde.
Estaba un poco hecho polvo, yo, había salido en la noche y estuve hasta tarde bailando y haciendo el tonto con una ex modelo. Luego, en casa, en la madrugada y en la mañana, me la había cascado un par de veces pensando en ella. En resumen, tenía la sensación de que no iba a funcionar bien con mi amor recurrente.
Caminando hacia el hotel pasé frente a una farmacia donde la mujer que atendía tenía cara de histérica; esta me va a mandar al carajo, pensé. En la segunda farmacia había una chica guapa y joven, me dio vergüenza explicarle, seguí. La tercera estaba llena de viejecitas, y como no tenía tiempo para esperar en la cola escuchando historias de artritis y hemorroides, continué. La cuarta farmacia estaba llena de turistas, pero en el mostrador había, por fin, un hombre. Me puse en la cola.
--Buenas tardes, ¿tienen algo para los problemas de erección? Estoy hecho polvo, no dormí mucho anoche, y he quedado ahora con una amiga.
--Tenemos, pero todo es con récipe.
--¿Y no hay nada más suave?, digo, algo que no necesite prescripción; no sé, alguna de esas cosas naturales.
--Lo único que tenemos son cápsulas de gin-sen, para el agotamiento, pero eso te pondrá nervioso.
--¿Y funcionan inmediatamente o hay que tomárselas por una temporada?
--Inmediatamente.
Las compré. Me mandé dos, como dijo el farmaceuta.
Llegué al hotel. Mientras estaba con el recepcionista llegó mi amor recurrente, nerviosa. Nos saludamos sonriendo, pero sin tocarnos. Yo estaba tranquilo. Subimos. En la habitación, un abrazo suave, de pie un rato. Nos acostamos y hablamos, como le gusta a ella, antes de empezar. Me contó de un mal rato que le hizo pasar su madre por una enfermedad que le ha dado a su hija, que le hizo recordar unas historias viejas, relacionadas con temas sexuales, en su niñez; me las contó hace años, fue conmigo que las habló por primera vez; dice que acordándose de lo bien que me había portado con ella le vino la extrañeza, y no se pudo aguantar, y como ya me voy de Barcelona, me llamó. Después estuvimos abrazados un buen rato, acariciándonos. Entonces nos desnudamos, la toqué, estaba muy mojada, como siempre. Un poco de sexo oral y me acomodé para que me besara ella también. Yo estaba a medias, y en la barriga, la sensación de que la cosa, para mí, estaría difícil (se siente uno como si le sacaran el aire a los huevos). Resumiendo, que el gin-sen no había hecho efecto. Ni nervios ni nada. Jodidas farmacéuticas, no podemos seguir así, víctimas de sus timos, impotentes.

*

Ahora que viene el segundo aniversario del inicio de la novela escribo un balance de la situación:
Ubicación geográfica: 18 rue de l'Arrivée 75015 París, desde hace casi un año. Una amiga me preguntó de qué va la novela que estoy por acabar y le he dicho que de un año de biografía y otro de pedantería. ¿Cómo es eso? De octubre 2006 a octubre 2007 la primera capa: autoficción y los viajes de China, Francia y Marruecos, para cerrar con el salto a París. Y después, de octubre 2007 a octubre 2008, la segunda capa, escrita en París, entre museos, conferencias, conciertos, libros, exposiciones, mamonadas culturetas. Un año montado sobre el otro, ese es el chiste de mi librito. Creo que no lo vio, el chiste, porque no dijo nada, y además, tampoco se rió.
Situación económica y laboral: estable como recepcionista de hotel, horario diurno, de siete y media a siete y media, concentrado en tres días y medio de trabajo a la semana. A punto de comenzar dos maestrías, una vistosamente inútil y la otra descaradamente práctica. Ingresos suficientes para viajar un par de veces al mes, en tren, vuelos low cost, o autobús, alojado en campings, pensiones, o habitaciones compartidas en hostales baratos. El préstamo de España pagándose solo, con el dinero del propio préstamo, quiero decir. Valor de mi persona como ente económico, unos -5000 euros, aproximadamente.
Salud: se han mejorado los problemas de erección. Le contaba a mi amor recurrente que es cojonudo cómo el cuerpo se arregla solo, con el tiempo. Que ahora me falla el aliento, pero no la polla. Preguntando, supe que era relativamente normal que a los tipos separados después de un matrimonio largo les pase algo así. Un amigo me dijo que leyó un artículo donde un psicólogo dice que uno de los problemas clásicos es sentir que no es uno quien está teniendo relaciones. ¡Exactamente, le dije, es eso! Como si follara tu cuerpo mientras tu cabeza va por otro lado; por eso es que se pierde la erección, porque no estás en el tema, como si cagaras mientras llenas crucigramas.
Relaciones humanas: las actuales, tema del próximo librito, quizá; aunque lo más probable es que escriba algo distinto, ya me aburrí de la autoficción, creo que con este garabato conseguí lo que estaba buscando desde hace más de diez años.

*

Mellvile (ballenero arriesgado navega en busca de su destino) completo; Poe (borracho atormentado hace historias con sus delirios) y Oscar Wilde (dandy escandaloso provoca el odio de sus semejantes), Stevenson (médico irresponsable se busca problemas con la policía), Lewis Carroll (niña desatendida entra a una comuna psicodélica) completos; Rimbaud (adolescente descarriado persevera en su corrupta vida) completo, en la Pleiade; Madame Bovary (adúltera soñadora desgracia a su marido), y Maupassant (periodista talentoso se deja arrastrar por la mala vida) completo; algo de Tolstoi (familia decadente pierde sin esfuerzo su enorme fortuna), y Dostoievsky (joven inadaptado se niega a trabajar para ganarse el sustento) completo; algo de Nietzsche (fracasado infeliz habla del superhombre para sentirse menos hundido) y de Conrad (marino fantasioso recoge historias poco productivas); Freud (médico irresponsable hace fama ofreciendo milagrosas curas) completo; Joyce (personaje disléxico comenta su día a día) y Kafka (empleado libidinoso tiene que responder por sus culpas frente a la justicia) completos por gusto, Proust (burgués irresponsable desperdicia su vida parasitando a su madre) por obligación; Cavafis (discreto afeminado escribe sus fantasías disolutas) y Lampedusa (familia acomodada busca la forma de prolongar su vida improductiva), Ezra Pound (excéntrico inadaptado enfrenta el hambre con poemas oscuros) y Djuna Barnes (joven noctámbula busca la compañía de viciosos estrafalarios); Malcom Lowry (por leer), George Orwell (funcionario irresponsable desatiende su trabajo por un lío con una compañera de oficina); Yourcenar (escritora escandalosa se disfraza de romano sin que se lo pidan) y Sant-Exupery (aviador inventa historias de extraterrestres cuando está aburrido); Vallejo (poeta campechano llega a París para hacerse el vanguardista) completo y algo de Neruda (político habilidoso consigue por las letras la fama y la fortuna); Borges (erudito anacrónico usa sus horas de trabajo para escribir ingeniosas pedanterías) y Cortázar (bondadoso bohemio busca la forma de sobrevivir usando su enorme fantasía) completos; las Leyendas de Guatemala (latino afrancesado se pone exótico para complacer a sus amigos surrealistas), Pedro Páramo (joven asustadizo pasa un mal rato con las historias de aparecidos), Cien años de Soledad (familia estrafalaria vive en la selva aventuras increíbles), y el Gran Sertón: Veredas (cuatrero intrépido recuerda los buenos tiempos en su edad madura); Celine (vago inmoral exhibe con descaro las bajezas de su vida) y Bucowsky (borrachín impertinente cuenta sus desgracias como algo divertido); y para cerrar, El Infierno, de Manganelli, y no sigo, porque me voy a poner a llorar, todo desaparecido.

sábado, 16 de mayo de 2009

niza: franciscanos





la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Togo
A mediodía pasamos en una canoa de madera un río que era la frontera con Togo. Fuimos al mercado donde la mujer del que hablaba francés vendía pescado salado. En un puesto murciélagos secos, serpientes, raíces, escorpiones, hojas.
--¿Y eso qué es?
--Medicinas.
También las vendía un showman que mostraba láminas con dibujos planos de hombres con manchas en la piel, mujeres con zonas del cuerpo hinchadas, viejos y niños en cama, todos con cara de desgracia. A cada lámina una píldora y un guión.
Por ejemplo, tras una de las láminas, el showman recitó este poema:

La ola se retira:
algas, ramas, papeles
historias, despojos

­Aquelarre
Cuando volvimos a Ouidá los pescadores nos recibieron nerviosos. El que hablaba francés me explicó que esa noche había aquelarre; los brujos de la casa vecina tenían una fiesta. Me preguntó si quería dormir donde el jefe en vez de usar la tienda de campaña. No, no importa. Me preguntó si no tenía miedo. No, más bien curiosidad. Me hizo prometer que no saldría, por aquello del fusil africano.
Estaba dormido cuando comenzó el espectáculo. Un ruido fuerte, como un silbido animal, pero amplificado. Silencio. Al rato, el mismo silbido, pero en otro sitio. Al silbido se unió un ruido fuerte, como un crujido gritado, quizá producido por alguna especie de matraca. Todos los ruidos parecían amplificados, pero allí no había electricidad; quizá alimentaban la amplificación con una batería de coche. La frecuencia de los silbidos animales aumentó progresivamente y daba la impresión de que se movían muy rápidamente de un extremo a otro de la casa vecina. El que hablaba francés, los pescadores y el viejo corrieron a esconderse en la casa del jefe. Yo aproveché para sacar medio cuerpo e intentar ver; nada, estaba la pared. Los silbidos frenéticos, el crujido y otros ruidos cada vez más violentos. Una especie de clímax y entonces, violentamente, el silencio.

*

Encontré piso en París, por internet, en Montparnasse, como los clásicos, junto a la estación de tren, en una calle que, además, se llama Rue de l'Arrivée. Está a diez minutos de los jardines de Luxemburgo; a doce de Saint-Germain-des-Prés; a veinte, caminando, de la Sorbona; a treinta, a pie, de Notre Dame y de la Torre Eiffel; a media hora, saltando, del Louvre; a un poco más del Pompidou; a cinco horas, gateando, de Montmatre; a siete, a la pata coja, del Bois de Boulogne; a veintiocho, con los ojos cerrados, del Bois de Vincennes. Pues eso, que se puede ir a cualquier parte de cualquier forma. Son 16 metros cuadrados en un sexto sin ascensor. Absténganse de visitas los obesos y los cardíacos; los primeros porque no caben, los segundos porque no llegan. Todos los demás serán bienvenidos, previo aviso, claro, para que no me encuentren en estado de descomposición.
Saludos cordiales,

viernes, 15 de mayo de 2009

lisboa: castillo







la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Ouidá
La mañana siguiente subí a Ouidá, a media hora de la playa caminando sobre un puente que atraviesa unas marismas, bordeado de esculturas de dioses animistas hechas por artistas africanos contemporáneos, pagados por la UNESCO, que también hizo construir en los años noventa la Porte du non Retour para señalar el aniversario del principio o el fin del tráfico de esclavos. Caminé por las calles del pueblo, algunas con dos o tres siglos de edad, casas al estilo europeo, alguna vez ostentosas, ahora ruinosas. La antigua fortaleza de los portugueses convertida en Museo de la Esclavitud y al final, casi tocando la carretera, el lugar que yo buscaba, una zona protegida por un decreto y un muro, donde los niños se encerraban los días de las ceremonias que los pasaban a la edad adulta, un lugar que llaman el Bosque Sagrado: selva virgen y árboles gigantes; esculturas de dioses africanos hechas con trozos de metal, senderos.
Cuando el vigilante me dejó solo me acosté sobre un tronco caído. Cerré los ojos. Una ligera presión en los brazos, la barriga, y la cara; algo como un silencio ancestral queriendo, amablemente, aplastarme. Una inmovilidad líquida, que como una agradable cuchillada me recordaba mi nada, mi ser un punto perdido, mi yo un instante olvidado, como cuando sobre la arena se mira la bóveda estrellada.
Y entonces un pájaro, o un mono, desde un árbol chilló este poema:

Aviones, trenes, barcos
y de pronto, detente:
¡un camaleón!

Fusil africano
De regreso a la casa de los pescadores compré cuadernos y lápices para los hijos del jefe; sal y aceite para su mujer; jabón para todos. En la playa me perdí, no encontraba la casa de los pescadores y, mientras le estaba preguntando a unos tipos parados frente a una puerta, llegó, corriendo, la hija del jefe, haciéndome señas para que la siguiera, pero manteniéndose lejos.
En la casa el que hablaba francés me dijo que no me acercara a esa gente, porque eran brujos, gente mala, que si querían podían hacerme daño:
--Ustedes los blancos tienen el fusil con balas; aquí tenemos el fusil africano; si un brujo quiere, te puede meter cosas en el cuerpo para que te enfermes y te mueras.
Me dijo que había visto cómo los curanderos le sacaban del cuerpo a la gente piedras, trozos de animales, tornillos; que cuando un brujo te dispara el fusil africano primero te da fiebre y, si no viene rápido el curandero, te mueres; el curandero te saca con la mano lo que te ha disparado el brujo; y luego te cierra pasándote unas hierbas para que no queden marcas de la operación.
--¿Qué más hacen los brujos?
--Los brujos se convierten en animales, se paran en los árboles, vuelan, pero si los ves, te enfermas y te mueres. No los puedes ver.
--¿Y qué más hacen?
--Pueden apagar un radio desde lejos. Y tú vas y lo enciendes y ellos lo vuelven a apagar; yo eso lo he visto.

Alcalde
Esa tarde el que hablaba francés y yo cogimos varias bolsas grandes, el jefe un bidón de gasolina, y unas moto-taxis nos pusieron en la carretera que pasaba por Ouidá. Esperamos un rato hasta que llegó una camioneta de carga que nos juntó a una docena de personas en un cuadrado metálico, sin ventanas, que se movía con la puerta abierta. Llegamos, salimos, el jefe no me dejó pagar. El que hablaba francés me llevó a conocer a su mujer y a su hija. Pasamos a la casa del jefe que me presentó a su madre. Akué kaká. Dormí en el patio de la casa del que hablaba francés, que quiso quedarse conmigo, hasta que lo convencí para que se fuera a dormir con su mujer, que tenía varios días sin verlo.
En la mañana, el que hablaba francés me llevó a conocer al alcalde; un tipo que vivía en una casa grande de estilo occidental, con garaje, cocina, televisión, etc.; por la casa circulaba una especie de mayordomo y una doméstica; de vez en cuando llegaba alguno a pedir favores. El alcalde me preguntó de dónde venía; le respondí; me dijo que él iba a Europa cada año. Después del alcalde, el que hablaba francés me presentó a más familiares y, a mediodía, me llevó donde el jefe de los pescadores, un hombre de mirada inteligente y unos cuarenta años; su casa, bloques y zinc, piso de arena, se había llenado de gente que, en semicírculo, nos miraba. El pescador, usando al que hablaba francés, me dio la bienvenida en tono tranquilo y me habló del pueblo; el semicírculo escuchaba en silencio. Al salir, le comenté al que hablaba francés del contraste entre los dos hombres, la ostentación de uno y la sencillez del otro; el desfile de gente pidiendo favores en la casa grande y el grupo de personas sentadas en silencio frente al pescador; el alcalde haciéndose el importante y el otro natural. A mis comentarios el que hablaba francés no respondió, sólo una sonrisa.

jueves, 14 de mayo de 2009

niza: collecting people






la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Estrellas
En la noche le pedí al que hablaba francés comer lo mismo que ellos. Junto a una lámpara de gasolina, en una bandeja grande, estaba la pâte, un redondel de harina gelatinosa que se cogía con los dedos para mojar en dos salsas de pescado, una muy picante, la otra no tanto.
En algún momento el jefe me comentó, en su inglés duro, que un blanco les había dicho que las estrellas habían sido puestas en el cielo por los norteamericanos.
--¡No, no! Sólo algunas de las que se mueven, que son satélites artificiales.
--¿?
--Las estrellas están allí desde el Big Bang, más o menos, como el sol.
--¿?
--Se supone que cuando comenzó el universo todo lo que hay ahora estaba concentrado en una bola gigantesca de fuego, que luego explotó y se enfrió y fue apareciendo la base de lo que vemos.
--¿?
--Algo así, se supone que el universo se enfrió y sigue en eso.
--¿?
--Nada, que las estrellas no las pusieron los norteamericanos, están allí desde siempre.

Akué kaká
En algún momento el jefe comentó, en su inglés duro, que era la primera vez que un blanco comía con ellos del mismo plato. Un pescador me miró fijamente y dijo:
--He is a free man.
--Muchas gracias, Akué kaká.
Y así me bautizaron, "Monsieur Akue kaká", "Señor Muchas gracias", por repetirlo a cada momento. Al día siguiente me llevaron a conocer pescadores, de casa en casa, y cada vez, un vaso de aguardiente amargo, muy difícil de tragar. A las nueve de la mañana ya estaba casi borracho.
Después de las visitas entendí que en la zona había dos tipos de pescadores, los free lance y los de la cooperativa. Yo estaba con los free lance; los de la cooperativa de una ONG alemana, por lo que vi, eran algo así como pescadores artificiales. Entre ambos grupos no había contacto.
El que hablaba francés me presentó a un buen amigo suyo, pescador free lance, que estaba pasando una mala racha: un barco de pesca industrial de arrastre le había desaparecido todas las redes. Ahora estaba esperando que el gobierno le reconociera parte de las pérdidas para poder comprar nuevo material; mientras tanto, su barca en la playa, recitaba este poema:

¡No me toques!
insecto come madera
algún día me verás nadar

miércoles, 13 de mayo de 2009

niza: camino






la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Requin Pointú
Segunda parada. Canto y red. Esta vez pesaba. De entre las olas suaves apareció, colgada de las cuerdas de la red, una especie de caracol con la forma y el tamaño de un balón de fútbol, al que se había pegado una medusa que tenía adheridos trozos de coral y algo que parecía un diente. Luego, uno de los pescadores se asomó a la barca y me hizo gestos para que me acercara. Del azul oscuro, casi negro, del mar, vi aparecer una silueta al principio difusa, después elegante, que finalmente se convirtió en un tiburón, montado a la barca por tres pescadores. Había muerto ahogado por la inmovilidad.
El que hablaba francés me dijo que el tiburón era pequeño, aunque tenía mi estatura más una cabeza. Muchas veces hay que cortarlos para poder subirlos a la barca, me dijo el que hablaba francés. Pescan a los tiburones porque hay un hombre de Hong Kong que paga muy bien por las aletas. La mandíbula seca la venden a los hoteles. Mientras deslizaba el pulgar del pie por la piel del tiburón, de ida y vuelta, encendieron un fogón y pusieron a cocinar un pescado.
--¿Cómo se llama, qué tipo es?
--C’est un requin pointú.
En ese momento, del humo del fogón salió este poema:

¿Puntiagudo, dices?
Sí, pero el nombre debe ser
visto a la inversa

Pesca
Después de apagar el fogón nos acercamos a la costa; próximos a ella subimos otra red: peces, langostas, pulpos, acompañaron al tiburón en el piso de la barca; y cada vez que aparecía enredado un cangrejo, con una maza de madera un pescador lo machacaba y lanzaba los trozos al mar.
--En Europa las patas de cangrejo son un plato caro.
--Nosotros sólo comemos cangrejo cuando no hay otra cosa.
En la playa separaron la pesca que iba a los hoteles y vendieron el resto a la gente aglomerada alrededor de la barca.
Luego, el que hablaba francés me dijo:
--El jefe quiere que almuerces con nosotros.
--Claro, ¿por qué no?
Alrededor de la casa había una cerca de hojas de palma trenzadas. Dentro de la cerca un patio amplio, cubierto por hedor fuerte a pescado. Esparcidas por el patio, las aletas y las mandíbulas de tiburón se secaban, blancas, al sol. Junto a la casa, en un pequeño anexo donde estaba el fogón, dentro de una paila gigante varias mandíbulas perdían la carne.
Al final del patio estaba la casa del jefe, donde dormía con su mujer y sus dos hijos, y en el otro extremo la casa pequeña donde dormían los pescadores. Construcciones de bloques y techos de zinc.
La mujer del jefe me dio una silla y un plato de espaguetis con salsa picante de pescado. Cuando acabé, me preguntó, usando al que hablaba francés, si no me había gustado (estaban las espinas con carne sobre la arena, junto a mis pies); le dije que me había gustado mucho, y era verdad, porque era el primer plato caliente que comía desde que salí de Cotonou, pero que no estoy acostumbrado y no sé comer pescado.
De la mirada de la mujer escuché este poema:

Pies delicados
míratelos: ¡cuánto te falta
de verano y montes!

Y sonriendo, mis dientes respondieron:

Mi choza es amplia, sí
pero adentro
aire

Dinero
El que hablaba francés me preguntó si quería quedarme a dormir en la casa. Claro, ¿por qué no?; monté la tienda en el patio. El que hablaba francés me llevó hasta el lavabo (una habitación con suelo de arena, un bidón de agua de pozo y una pequeña pala, en una construcción vecina que quedó a medias), y ducha (otra habitación con suelo de arena, un bidón de agua de pozo y una palangana). Usé el lavabo, la ducha, me cambié la ropa, perfecto.
Cuando regresé a la casa estaban repartiendo el dinero de la pesca. Habían separado mi parte; creo que entre uno y dos euros, no me fijé porque no acepté; insistieron; no acepté; no insistieron.
En la tarde estuve sentado en el patio con el que hablaba francés, dos pescadores, y un viejo, que reparaban las redes recogidas en la mañana y conversaban, yo miraba.

martes, 12 de mayo de 2009

lisboa: calle