WORK IN PROGRESS

domingo, 28 de septiembre de 2008

REGRESO A MEDIADOS DE OCTUBRE

I RETURN THE OCTOBER 15

JE REVIENS LE 15 D'OCTOBRE

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

—¿Aquí es donde ofrecen empleo como vendedor de inmuebles?
—¿Perdón?
—La oferta para vendedor, de La Vanguardia, ¿no es aquí?
—¡Ah sí!, tienes que llenar esto.
Un papelito y me señalaron un sofá donde me senté a escribir mi nombre, dirección, teléfono, nivel de estudios, experiencia laboral, disponibilidad horaria y vehículo propio, ya no tengo. Acabé y miré alrededor. Había agua corriendo detrás de un cristal, sobre unas plantas.
El señor E. (54 años) se acercó y me pidió que lo acompañara. Caminé detrás del señor E. por un pasillo largo y lleno de oficinas sin nombre. Entré al despacho (alquilado por horas) del señor E. Dejé el abrigo en una silla (alquilada por horas) del señor E. Nos sentamos, y el señor E. (alquilado por horas). simuló leer la hojita que yo había llenado.
—Bueno… ¿tienes experiencia en ventas?
—En seguros, y en el ramo de inmuebles estuve trabajando más de tres años como intermediario, captando y buscando compradores.
—Ya… vale. ¿Y cómo estás con los idiomas?
—Tengo algunos cursos, los leo sin problemas, el francés lo hablo bien, el inglés lo entiendo y lo hablo aunque hay algunos acentos que me cuestan… el italiano bien y el portugués…
—No no no, esos no sirven para nada.
—Ah, claro… ¿El catalán?
—No, el español, el castellano.
—¿Cómo?
—El castellano.
—¿¿El castellano?! Ésa es mi lengua materna, creo…
—Es que como vienes de Sudamérica, pensé que podíais estar… cerrados, digo, ¿no?
—¿¿Cerrados??
—Si… las palabras, no son iguales ¿o sí?
—Bueno, en vez de decir coche decimos carro, y cuando algo está a tres manzanas de distancia decimos que está a tres cuadras, como si en vez de gusanos fueran mulas quienes llenan las ciudades… pero fuera de eso, no se me ocurre más nada.
—Vale. Bueno, el trabajo es para vender extintores. Esos que están allí.
—¡¿No es para vender inmuebles?!
—No, son extintores.
—¡¿Extinguidores?
—Sí, extintores.
—¿Y se venden?
—¿Cómo?
—¿Se venden? Yo nunca he conocido a nadie que haya comprado un extinguidor.
—Extintor… claro que se venden… y muy bien… yo vivo de eso, y te puedo decir que me va muy bien.
—Ah…
—Voy a describirte el trabajo:
es en la calle donde se prueba la habilidad del vendedor
una persona puede tener muy buena apariencia pero no vender nada
y al contrario, han llegado algunos con cara de poca cosa y después resulta que venden cantidad
por eso yo no desecho a nadie
porque es en la calle donde se prueba la habilidad del vendedor
no importa la cara del que vende
porque uno siempre se puede llevar sorpresas «con eso»
y una cara bonita no garantiza nada
mientras que el más feo quizá es el que mejor vende
y por eso vale más no desechar a nadie.
de manera que hay que salir a la calle para demostrar cuánto vale uno como vendedor
algo que no se puede saber simplemente mirándole la cara a la gente
porque tener buena presencia no garantiza…
—Ya entiendo ya. Ya entendí la idea. Ya.

—(… )
—(… )
—(… )
—Lo de la cara es verdad…
—¿Qué?
—Lo de la cara… usted, por ejemplo, tiene cara de taxista, más que de vendedor de extinguidores, aunque como nunca he visto a un vendedor de extinguidores no puedo decir qué cara tienen… de taxistas, supongo, viéndolo a usted.
—¡!
—Usted me recuerda a un tipo que conocí en V. Era supervisor de seguros. Nos estaba dando un curso a los que íbamos a trabajar como corredores (en castellano, vendedores) de seguros. Yo me inscribí porque necesitaba plata (dinero) para comprarme un carro (coche), quería un Jeep descapotado (un rústico sin techo). El carro (coche) que mi papá me dio un mes antes, cuando cumplí dieciocho años, acabó en una chivera (desguace) porque me clavé (choqué) contra la isla (separación) de una autopista (autovía).
—¿?
—Éste que le digo se llamaba E., me parece, como usted, y también era un poco corto de luces…
—¡?!
—Lo gracioso es que el tipo creía que los tontos eran los demás… supongo que a usted le pasa lo mismo… por ejemplo, una vez el capullo estaba explicando la póliza de incendios y cuando entró al tema de los incendios provocados le pregunté si la póliza cubría los daños causados por el fuego iniciado por el asegurado intencionalmente en un edificio vecino, que se propagó hasta su propia vivienda a pesar de que el tipo trató de detener el fuego pero no pudo… después de mi pregunta E. puso cara de «¿Y a ti qué coño te pasa, no ves que me estás haciendo perder el tiempo?»… exactamente la misma cara que tiene usted ahorita… pero a mí no me importaba, porque son ustedes los que le hacen perder el tiempo a la gente… para eso son vendedores, ¿no?
—Disculpa, pero no te entiendo.
—Claro, es que el español no se me da bien, en realidad prefiero hablar en maquiritare, que es la lengua madre de los que vivimos en el Amazonas… Estuve tres meses vendiendo seguros… cuando reuní el dinero para comprar un Jeep hecho mierda, del año 74, mandé a E. y a sus seguros al carajo…
—Discúlpame, pero tengo que salir a hacer unas visitas.
—E. decía que había dos situaciones en las que sudaba mucho… dando clases y tirando (follando)… no tiene idea de lo repugnante que era imaginar a E. follando. Sería como verlo a usted en pelotas…
—Tengo que salir de la oficina.
—¿Se te acabaron las dos horas que pagaste de alquiler?
—(… )
—También había otro personaje, allí en la compañía de seguros, un tipo enano que había sido jockey…

madrid: trozos






sábado, 27 de septiembre de 2008

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

Viendo que la oficina de colocación de la Generalitat no funcionaba, Antonia comenzó a comprar, cada domingo, religiosamente, un diario pequeñoburgués y conservador llamado, curiosamente, La Vanguardia. Además de su bien-pensantismo pendejo, La Vanguardia traía los domingos una revista de moda y actualidad, un CD interactivo (La Aventura de la Ciencia), y un cuerpo de anuncios clasificados.
En el cuerpo de clasificados se escondían las ofertas de trabajo, entre las motos de segunda mano y las masajistas de primera.

Metódicamente, Antonia subrayaba las ofertas que creía interesantes. Las suyas quedaban enmarcadas por un círculo y las mías por un rectangulito. Cuando el cuerpo de clasificados se llenaba de círculos y rectangulitos mi deber era anotar los números telefónicos de los rectangulitos y malgastar lunes y teléfono fijando citas.

Se solicita persona entre 20
y 40 años para jornada de
medio turno o turno completo.
400.000 pesetas mensuales.

Normalmente, estas ofertas sirven para enganchar a jóvenes tan ambiciosos como cretinos con ganas de salir a la calle a vender cualquier vaina. Algunos jóvenes (esos cuyo cretinismo no supera su ambición) pueden sacar algo de pasta vendiendo algunas vainas. Con la pasta recaudada los jóvenes pueden untarse la cabeza con Gel Fijador E fijación extrafuerte; comprar un coche diseñado para expirar antes que los plazos; ahorcarse con corbatas de seda plástica cultivada en las grandes superficies; inscribirse en un gimnasio donde ejercitan las frases «Yo soy el que está en la calle» y «Yo le vendería una nevera a un esquimal»; empolvarse el interior de la nariz en la disco los viernes y sábados, y en el baño de los baretos de esquina el resto de la semana; sostener una agenda apretada (en semicuero) los días de cada día; pasar horas alisándose las orejas con un teléfono móvil que necesitan cambiar cada diez semanas para alisarse las orejas mejor; esperar angustiado a los clientes hundiendo los ojos en una esfera de reloj dorada, chea y picúa, pero de marca; comprar una televisión de marca para aburrirse gigante y plano el domingo por la tarde; intercambiar fluidos con alguna azafata del Recinto Ferial de Plaza España que sueña con cazar a un millonario cincuentón, y poca cosa más.

Pero mi caso es jodido, porque en algún momento de la vida perdí la capacidad de vender cualquier vaina (creo que con los años mi cretinismo ha ido superando a mi ambición). Y aunque lo demostré paseando tres días con un maletín que llevaba quince kilos de libros jurídicos en venta, Antonia siguió rectangulando números de teléfono en La Vanguardia.

A veces, para tranquilizar a Antonia y para engordar un poco esta novela, me presentaba en alguna entrevista de trabajo.

paris: susto





viernes, 26 de septiembre de 2008

La crisis de la modernidad (1997): fragmento

NOTA:
Lo que sigue debe imprimirse como si fuese fotocopia de los diarios señalados, con los fragmentos de noticias alrededor y siguiendo el diagramado de prensa.
Igualmente, en la contraportada, debe hacerse saber al lector de la veracidad de la muerte del autor según las razones que siguen:



Diario EL CARABOBEÑO, sábado 13 de julio de 1996.

Este viernes 12 de julio en un hotel de la capital.
Ultimado con Arma Blanca Abogado Valenciano

Armando Luigi fue acuchillado diez y seis veces
en el tórax mientras dormía en un
hotel capitalino. La Policía Técnica Judicial
inició averiguaciones.

Por Zandra Pirela
Caracas, julio 13 (REDACTA).- Un hombre resultó muerto por arma blanca el pasado viernes en el hotel Cristal, ubicado en el paseo Asunción de Bello Monte, en el bulevar de Sabana Grande, casualmente diagonal a la panadería La Poma.
Familiares del hombre, quien era abogado en Valencia, informaron que, presuntamente, el homicidio tuvo como móvil el pasional.
Al parecer, Armando Luigi entró en la habitación del hotel antes mencionado acompañado por una dama aún no identificada, quien, al parecer, fue la autora del crimen. En estos momentos el personal del hotel está siendo interrogado en las instalaciones de la PTJ.
Se presume que, luego del retrato hablado, los familiares del abogado podrán identificar al homicida.
Hasta ahora los cuerpos policiales no han querido informar sobre los posibles sospechosos, pero se espera que el crímen sea resuelto a la brevedad.
Extraoficialmente se supo que la policía ha ordenado interrogatorios en las personas que pudieran estar relacionadas con el asesinato.

Crónica Criminal, domingo 14 de julio de 1997

Porque les era infiel...
Mataron a su compañero

Tres mujeres, mataron a su amante porque se enteraron que les montaba cachos a cada una con las otras dos. El suceso ocurrió en el Hotel Cristal, habitación 31, en el Paseo Asunción de Bello Monte, en el Bulevar de Sabana Grande, justo al frente de la célebre panadería “La Poma”, en esta ciudad Capital. El occiso, conocido escritor pornográfico publicado por el Gobierno, estaba tranquilamente acostado en su habitación viendo películas triple X X X en el televisor cuando las tres mujeres irrumpieron en ella y a cuchillazos lo mataron.
Según relató, Jesús Ariza, encargado del hotel, las tres mujeres preguntaron por el finado y sin decir para qué ni dejar tiempo de avisarle subieron a buscar a su víctima. Asegura el mencionado “Chuchú”, que el muerto, quien respondía al nombre de Armando Luigui Castañeda, había alquilado horas atrás la habitación acompañado por una de las tres damas. Unos minutos después de subir, las mujeres se despidieron, sin mostrar ninguna conducta sospechosa, y al día siguiente, cuando el servicio revisó la habitación, encontró el cadáver del muerto.
El occiso, recibío unas cuantas cuchilladas en toda su humanidad, y por más que los médicos hubieran hecho lo posible por salvarlo si el hombre se hubiera atendido rápidamente, no hubieran podido con todas las heridas recibidas.

chartres: figuras






lunes, 22 de septiembre de 2008

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

Esta tarde salgo a matar un perro. Agarro mi cuchillo, que es negro y bonito y uno de los lados es un serrucho, y salgo a matar un perro. Prendo el Celeb***** y arranco, para llegar a un sitio donde nadie se fastidie porque vengo a matar un perro. Llego a **ñongo, donde hay algo así como un pueblo y muchos perros callejeros, y manejo lento, buscando, porque estoy aquí para matar un perro. En una esquina, siento que el Celebr*** se ha quedado sin frenos. Lo estaciono frente a una casa pequeña, le pongo el candado, camino, buscando un perro, porque vine a matar un perro. Consigo un lugar abierto, que tiene un teléfono monedero, roto, porque la zona donde estoy no es buena. A los lados, en la acera y en la calle, la gente pasa corriendo. Va como asustada. No sé si saben que he venido a matar un perro. Encuentro a un viejo que, aunque no corre, trata de caminar rápido. Pero es un viejo y lo alcanzo. Le pregunto por qué la gente está corriendo. Me dice que tienen miedo, que la zona no es buena, y quieren llegar rápido adonde van. «¿Y a dónde van?». No me responde, o comienza a hablar en alemán, no estoy seguro. Le pregunto dónde puedo conseguir un teléfono monedero y alargando el brazo me señala uno, al lado mío. Es azul y está pegado a la pared, medio roto. «Muchas gracias» le digo al viejo, pero no lo veo, porque ya no está: no sé cómo corrió tan rápido. Levanto el teléfono y escucho mi voz, igual que con el viejo, diciendo «Muchas gracias». Pero siento que la voz no está en el teléfono. Espero un rato, y otra vez «Muchas gracias». Otro rato, «Muchas gracias». Termino cansándome y cuelgo, pero el «Muchas gracias» sigue en mi cabeza. La gente corriendo a mi lado. A veces escucho «Muchas gracias» con la voz mía. A alguno le pregunto cómo salgo de aquí. Me responde que a esta hora ya es peligroso, está oscureciendo. Y de verdad, está oscureciendo. «Muchas gracias». Le pregunto a otro dónde hay un hotel cerca. Levantando el brazo me lo señala. «Muchas gracias». Es un edificio viejo. Entrando, muchos pasillos largos. El hotel debe de tener más de cincuenta años, y no debe de haber sido reparado desde hace más de veinte. En una silla un tipo con cara de atracador sostiene en las piernas a sendas negritas. Tienen caras de puticas. Les pido permiso, me dejan pasar, «Muchas gracias». En una habitación con la puerta abierta veo a una mujer limpiando. Le pregunto dónde está la recepción. Me dice que no hay recepción, que debo ir al cafetín, al otro lado de la calle, donde está el teléfono monedero. «Muchas gracias». En la calle, encuentro que ahora la gente lleva linternas. Entro al cafetín, sin linterna, y una mujer me ofrece la suya. La veo y me recuerda a alguien. No sé a quién, creo que a una amiga de la época del bachillerato. Me parece que alguna vez salí con ella y nos besamos; era hija de holandeses, vivía cerca de mi casa; era muy flaca, y muy chiquita, pero tenía buenas tetas; fue la primera vez que le toqué el pezón a una amiga de la época del bachillerato. Le respondo, hablando de la linterna, «No la necesito. Muchas gracias». Se acerca un mesonero y me dice que las linternas se usan porque hay muchos malandros. «¿Y cómo hago yo para salir de aquí?». Te puedes ir corriendo, pero casi siempre ellos corren más rápido, o si no, te esperan en el camino, o te tiran los perros. «¿Y qué me pueden hacer?». Te quitan todo; o te matan, y te quitan todo igual. Recuerdo que llevo en el bolsillo mi reloj Tis*ot de plata, el de la leontina. «¿Y entonces qué hago, me quedo aquí?». No, aquí ya van a cerrar, aquí no se puede quedar. «Joder, ¿y el hotel?». El hotel es caro. «¿Cuánto?». Oye no sé, creo que seis mil. Este tipo está loco, pienso, eso no es caro. Me reviso y no llego, en la billetera tengo tres mil y dos billetes de veinte, y en la cartera no tengo nada. Coño, qué raro, porque yo siempre llevo en la cartera un billete de cinco mil, de reserva. «¿Y no aceptan tarjetas de crédito o cheques?». No. «¿Pero y entonces qué hago?». A veces hay gente que sale en caravana, si quieres te vas con ellos. «¿Y de dónde salen las caravanas?». De allá afuera, donde está el teléfono monedero. «Muchas gracias». Al salir, encuentro que un grupo de personas está reunido como esperando algo. Cuando me ven, me preguntan si voy con ellos. «Sí». Oigo «Muchas gracias». Todos tienen linternas pero nadie me da una. Comenzamos a caminar y al poco tiempo estoy adelante. Alguien me ofrece un palo para defenderme. «Muchas gracias». Mientras camino me ocupo de no caerme con las piedras, pero cada vez me llega menos luz. Volteándome, encuentro que el grupo que me acompaña está hecho de señoras gordas con bolsas de mercado. Noto que se esfuerzan en dejarme adelante. Siento que están tratando de abandonarme, para que me atraquen, y seguir ellas tranquilas. El coño de sus madres. Me paro a esperarlas. Ahora están caminando más lento, casi detenidas. Tardan unos cinco minutos en avanzar diez metros. La farsa se hace demasiado evidente y decido seguir solo. «Yo voy a seguir solo, hasta luego, muchas gracias». Nadie dice nada. La poca luz de las casas me deja ver algo de suelo. Piedras que se quedan y lagartijas que se van al monte. Estoy saliendo de S*n Est*ban, hacia el puente de los españoles, adonde iba con mi papá cuando era adolescente. Pero pienso que no puede ser, porque eso está lejos de aquí, y regreso. Paso las últimas casas y se acaban los faros. Después de un monte veo la autopista, con los carros huyendo del ruido y las gandolas. En la autopista hay luz; está como a quinientos metros. Comienzo a caminar rápido porque me entra algo de pánico. El pánico se hace más fuerte y troto. Corro. Pero antes de llegar, cerca de la autopista, está un grupo de tipos parados. Dejo de correr y camino, en diagonal, evitando a los tipos. Siento ruidos atrás y me volteo. Los tipos se han convertido en perros. Perros callejeros. Mierdas de perros callejeros. Detrás de los perros viene un hombre con algo en la mano. Los perros me alcanzan y comienzan a olerme, nerviosos, con ganas de mordisco. Me detengo, respiro, trato de tranquilizarme. El hombre ya está por llegar. No lo detallo, porque no hay luz, pero está su silueta y trato de saber qué trae en la mano. Es un cuchillo, negro y bonito y uno de los lados es un serrucho. Pienso que recogió el mío, que se me cayó, pero recuerdo que mi cuchillo se quedó en la casa.

«Amigo, ¿qué hora tiene?…
Es tarde, muy tarde».

Se pregunta
y se responde
él mismo,
con mi voz,
y con mi boca.

madrid: gente





sábado, 20 de septiembre de 2008

La crisis de la modernidad (1997): fragmento

{III. DE LOS QUINCE AÑOS HASTA AHORA
III. a. i. Principales satisfacciones
. Por fin, la madurez (cierta madurez, la poca que tengo), que puede consistir en la formación más o menos estable de una personalidad (mía), de un carácter (mío), de unas expectativas (mías), de una manera de entender la vida (la mezcla que resulte), de unos sentimientos básicos, etc.
. El desarrollo sentimental y personal hacia donde me propuse adolescente (seguridad en mí mismo, capacidad de observar y comprender multitud de situaciones, etc.)
. El buen manejo de un mecanismo de expresión (la literatura, y la palabra en general)
. Tranquilidad con el mundo (aunque cínica y burlona, poco participativa, desconectada)
. Cercanía de personas valiosas (la familia salida de las propias manos: los amigos, las parejas, las amigas, etc.)
. Facultad de desechar lo que me molesta (sociabilizar con personas desagradables, por ejemplo). La capacidad de ser indiferente o estar ajeno a ambientes molestos (el último, la universidad, se ha ido)
. Buen humor como estado de ánimo habitual (es difícil lograr molestarme. Lo que me fastidia lo echo a la mierda, definitivamente, si puedo)
. Inicios de estabilidad económica (aunque en nuestra economía eso no existe. No puedo completar mis expectativas, que incluyen viajar con frecuencia; prefiero un trabajo que me obligue a)
. Cierto nivel de cultura (comprobado en los ambientes “culturales”)
. El desarrollo de una obra literaria propia
. La desaparición de la voz de la conciencia
. La desaparición de la timidez, absolutamente
. El dominio de las relaciones sociales (tanto, que mi máscara de flirteo es la sinceridad. Máscara sincera. Paradójico, pero válido)
. La completa satisfacción con mi propia persona (tengo que ocuparme de mi autoestima, generalmente para bajarla) y la nula necesidad de demostrarlo
. La indiferencia por la opinión ajena (salvo personas cercanas. Mientras más se depende de la opinión que de uno tienen los otros y menos de la propia, menos feliz. Y al revés, por supuesto)
. La casi completa independencia

III.a.ii. Preocupaciones
. Una grande, mi situación laboral. Necesito un trabajo en derecho internacional. La diplomacia, para mí, es el único trabajo interesante.
. El alto nivel de exigencia que tengo para las mujeres. No conozco, hoy, alguna que me mueva. Me acompañan dos mujeres atractivas e inteligentes (con seguridad), pero no hay enamoramiento. Probablemente el “luto” de Virginia, como me dijiste
. El haber terminado con Virginia, prueba de la fragilidad de todo. No por necesidad de volver, sino por poner en entredicho cualquier relación amorosa prolongada.
. El progresivo deterioro de nuestra economía. Conmigo encerrado
. Desde hace unos meses he ido perdiendo todo lo que tenía. Desde el carro hasta la computadora, pasando por las amigas
. Sentirme un débil muñeco de una divinidad mucho más descarnada que cualquiera (¿es el dios de los leones un león?) El no-azar que puede transformar mi vida utilizando segundos, minutos, horas, días, años, o lo que prefiera. De otra forma, concepción helénica de la divinidad, sujeto a los caprichos injustificados de los dioses. No veo normas de conducta claras, no respeto al decálogo, ni al Corán, ni al Tai-chin. Moral autoconstruida, reconstruyéndose permanentemente

III. a. iii Deseos
. Uno principal. Llenarme de recuerdos (buenos, prefiero). Vivir con cierta intensidad (bien, prefiero). Huir de la monótona cotidianidad (aunque buena, hace parecer los meses días y los años meses. El más grotesco de los símiles). Viajar, como mecanismo de tranquilizamiento
. Continuar desarrollando mi obra literaria
. Permanecer viviendo (adentro, conociendo, sintiendo)
. Mantener la facilidad para encontrar parejas, y guardar los buenos amigos que ya tengo
. Prolongar mi buen ánimo, aún volteadas las cosas, y devenga en pordiosero (experiencia extraña e intensa, fuerte, aunque desagradable)

III. a. iv. Decepciones
. Cruelmente engañado con fraude de un falso embarazo, por una mujer que yo no quería como pareja. Me casé aclarando que no iba a vivir con ella. Bonito matrimonio. Y maduré diez años en una semana, perdí inocencia, cara bondadosa, disposición a cooperar, candidez, ingenuidad, etc. Y aprendí a participar en las cosas sin participar, mecanismo de prudente defensa, luego convertido en esquema de vida (afortunadamente permanezco tonto y abierto con las personas cercanas. La confianza me tranquiliza, y la tranquilidad anula la distancia habitual) A veces acusado de seco, antisocial, que veo el espectáculo de las gradas (dicho por un homosexual de quien alquilé habitación en Barcelona, supongo que molesto porque no me quería ir con él a la cama -creo que no se me hubiese levantado, es difícil imaginar acariciar unas nalgas peludas), que es raro verme suelto, etc. Acusaciones que poco me preocupan, sinceramente. El fraude ocurrido a los dieciocho años. Poco después, una satisfactoria relación con una mujer diez años mayor que yo, en Caracas. Aprendí lo que me faltaba
. Sentirme mejor desde la separación de mis padres. A los diez y seis años. Más aire, más libertad, más independencia. En general, bienestar

III. a. v Luchas
. Continúo escéptico y antisolidario. Las Luchas me molestan. Descreo de los grandes proyectos y discursos. La experiencia enseñándome a disfrutar y vivir el instante. No hay más. Lo que queda son palabras. La literatura, además, me ha enseñado a descreer de las palabras. Las Luchas son disfraces de pícaros o fantasías de ingenuos. Y no soy pícaro ni ingenuo

III. a. vi. Trabajos
. El esfuerzo de graduarme en una universidad que, por muchas razones (abusos de autoridad, desidia, incapacidad generalizada, mediocridad legitimizada, ignorancia y mala educación como maneras correctas de trato, retrasos crónicos, etc.) despreciaba íntimamente
. Trabajar en un oficio que de vez en cuando obliga a tratar, sonriendo, al ambiente del punto anterior
. Ocuparme de unos artefactos y vehículos dados a dañarse

III.b.i. Lo aprendido
. VER Satisfacciones
. Muchísimas cosas, en realidad. Tantas, que me da pereza escribirlas

III. b. ii. Progreso
. Me siento mucho mejor con cada cumpleaños, no tengo de qué quejarme

III. b. iii. Intereses principales
. Vivir una vida que, cuando viejo, pueda decir sinceramente que no perdí el tiempo. Creo que más nada

III. b. iv. Servicios prestados
. Si hice alguno, fue inconscientemente. No era mi intención. Pido disculpas

III. b. v. Beneficios obtenidos
. Sólo los que me he procurado. Además de los que han llegado por azar

III. b. vi. Influencias sobre otros
. Algunas parejas han absorbido seguridad en sí mismas desde mí, también gusto por el arte y parecidas tonterías
. Algunos conocidos han querido copiarme. Pobres

III. c. Cosas iniciadas no terminadas
. Todo lo que hago. Espero no dejar de escribir, amar, follar, mirar, comer, bañarme, vivir, fumar, beber, caminar, etc.

III. d. Sufrimientos morales y motivos
. Principalmente los problemas familiares. La innecesaria represión. La paternal molestia en mi proceso de sociabilización. Afortunadamente, luego del divorcio, salía por lo menos dos veces por semana con los amigos. Fiestas, generalmente, de los 17 a los 20 años. El interés principal era conocer mujeres
. El sinsentido matrimonio. La sensación de haberme jodido la vida por usar mal el sexo. La justificada autoacusación de estupidez
. Un enamoramiento inmaduro (el peor estado de ánimo es el del enamorado no correspondido) de una admirable amiga (una de las mujeres más hermosas y con más personalidad que he conocido) Hace poco supe que ella era más inmadura que yo. No comenzó una relación conmigo porque yo no usaba el pelo largo ¡Joder!
. Terminar con mis parejas siempre es doloroso, como la mayor parte de las cosas buenas que terminan

paris: fashion




viernes, 19 de septiembre de 2008

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

Un día Antonia llegó a Castillejos 252 diciéndome que en la oficina donde le daban su pensión de emigrante retornado descubrió que la Generalitat financiaba cursos de reciclaje para trabajadores en el paro, madres solteras, inmigrantes con papeles, en resumen, gentuza de ésta, y que me traía la información de un curso de no sé qué editorial.

Corrección editorial. Llamé y me inscribí, fui a clases, y el curso se adaptó al programa repartido el primer día hasta que le dejé un capítulo de este engendro a la jefe del garito. Porque «escribes con mucha gracia» me pidió preparar «una novela sobre internet que se pueda leer en el metro». Consciente de la calidad del encargo y del nivel de la editorial escribí en tres meses una novelita light creyendo que saldría publicado «a mediados de mayo».
La editora leyó el trabajo. «Pasé el fin de semana enganchada, me gustó mucho». Le cedí todos los derechos y, a cambio, recibí suficiente dinero para sobrevivir diecisiete días y nueve horas (500 dólares). Tres meses de trabajo a cambio de diecisiete días y nueve horas de vida, buen negocio.
El libro nunca salió. Parece que es un truco habitual de algunos editores: te compran barato y esperan que OTRO editor, más ingenuo, publicite y apueste por tu primer libro, que será OTRO. Si hay éxito, imprimen el texto secuestrado.

Al acabar el curso y la novelita light la editora me contrató en negro como «traductor».
En realidad, lo que necesitaba era un traditore, porque había montado unos cursos fantasmas para timar a la Generalitat de Cataluña y a la Unión Europea, y necesitaba gente capaz de hacerse pasar por cuatro personas diferentes, según la hora. Paga uno y lleva cuatro, como dicen. Y para rentabilizarnos un poquito más, esperando el momento del plagio, nos hacía traducir o corregir textos encargados a la editorial.
El primer día de «trabajo» me pidieron, como a todos los demás, memorizar los seudónimos que debía soltarle al supervisor correspondiente en caso de que visitara el garito.
La supervisora correspondiente apareció el último día del curso y me preguntó mi nombre. Lo había olvidado. Tuve que quitarle de las manos la lista de asistentes y señalarle lo que me sonaba parecido a mi apodo poniendo cara de gilipollas, acentuando la que ya tengo de natural.
Oficialmente la supervisora correspondiente no notó nada distinto que mi incipiente esquizofrenia. De todos modos los otros traductores fantasmas respondieron medianamente bien y la estafa tuvo un final feliz, para la editora, que lo celebró repartiendo entre todos los cómplices una botella de cava barata.
Desde este día no he sabido nada de la editora ni de su editorial ni de sus cursos fantasmas ni, mucho menos, de mi libro.

bretana: ruina de iglesia en finisterre









jueves, 18 de septiembre de 2008

La crisis de la modernidad (1997): fragmento

INSTRUCCIONES PARA LA AUTOBIOGRAFÍA DIRIGIDA
LEA ATENTAMENTE LAS SIGUIENTES INSTRUCCIONES

I. Escriba a mano o con tinta, usando solamente un lado de cada hoja de papel. Debe regresarnos el número total de hojas que le remitimos aunque no las haya llenado todas.

II. Al comienzo escriba su nombre y apellido, edad, fecha de nacimiento.

III. Debe enviarnos el original que escriba sin pasarlo en limpio.

A continuación escriba aquellos hechos y acontecimientos que considere más importantes en su vida dividiéndolos en los siguientes períodos.
1. Del nacimiento a los diez años.
2. De los diez años a los quince.
3. De los quince hasta ahora.

Describa.
a) Sus principales satisfacciones, preocupaciones, deseos, decepciones, luchas y trabajos.
b) Lo que aprendió, los progresos que hizo, sus intereses principales, servicio que prestó, beneficios que obtuvo, influencias que tuvo sobre los demás.
c) Las cosas que inició y no terminó.
d) Sufrimientos morales y motivos de ellos.
(...)

9 de enero de 1996

Armando Luigi C. 25 años. 05 junio 1970

I. DEL NACIMIENTO A LOS DIEZ AÑOS
I.a.i. Principales satisfacciones:
. El nacimiento. No sé si en aquel tiempo fue una satisfacción, pero ahora, retrospectivo, puedo así llamarlo. Desconozco la vida sin nacimiento, y la satisfacción sin vida, así, no puedo sino acusar de satisfactorio al nacimiento
. La crianza recibida, mi padre a nuestro nivel (el mío y de mi hermana) practicando, religiosamente, cada noche, una guerra de cosquillas (reclamada la acumulación adeudada en las cartas que le envié cuando estaban de viaje)
. En las noches, antes de dormir, apoyaba la cabeza en las piernas de mi madre o de mi tía abuela (vive con nosotros, es mi segunda mamá) y ellas me la rascaban. Satisfacción mayor, extrañada y, cuando puedo, repetida con mis parejas.
. Imágenes de viajes: Disney World, el Cipres Garden, algunos lugares de Ciudad de México, Houston, Los Ángeles, San Francisco, frecuentes viajes en Venezuela. Olvidé, de los viajes, los momentos insatisfactorios. Quedan imágenes limpias.
. Los juguetes (había mayor número en mi casa que en cualquier otra que conocía. Sólo las jugueterías eran mejores) y los juegos, solo o acompañado. Generalmente solo, recuerdo. Me han dicho, no tenía dificultad en abstraerme y jugar.
. Alguna música (Cascanueces, la sinfonía Pastoral, la Tocata y Fuga en re menor de Bach) Films (una versión del Fausto con Richard Burton, Barbarela, me maravillaba la imaginación utilizada. Fantasía y otras películas de Disney). Las imágenes artísticas como recuerdos de viajes. Los recuerdos hechos de imágenes y sensaciones, principalmente sensaciones.
. Libros con fotografías. Generalmente animales.
. Una perrita que, vista a la distancia, era antipática, además de salchicha. Me resultaba simpática entonces.
. Las respuestas de mi padre, diariamente, camino al colegio, cuando preguntaba casi siempre sobre ciencia, historia, etc.
. Las lecturas de novelas hechas por mi padre, todos acostados en su cuarto.
. Las veces que dormí allí.
. Las competencias de dibujo con los amigos de la escuela.
. Los dibujos hechos.
I.a.ii. Preocupaciones
. El final de los tiempos.
. Los recreos, desconectado de la mayoría de los compañeros de aula. Ausentes mis dos o tres amigos no tenía qué hacer.
. Alguna vez, recuerdo, olí la futura separación de mis padres.
. La existencia o inexistencia de Dios (recuerdo pidiendo mensajes divinos: caerme de la bicicleta, un trueno, cualquier cosa)
. La no-religiosidad de mi padre, adoptada por mí, discutida con las maestras de la escuela.

I.a.iii Deseos.
. Saber
. Entender las cosas
. Jugar
. Dibujar
. Me comentó mi abuela que a esa edad yo quería “ser escritor como Uslar Pietri”. Después olvidé haberlo dicho
. Presidir la ONU y acomodar el mundo
. La no extinción de la humanidad

I.a.iv. Decepciones
. Problemas de adaptación social. Destacar intelectualmente no es una virtud en la escuela. Aunque por irreverente (ya entonces no me intimidaba discutir con nadie, tampoco con las profesoras) no era “nerds”, sino extraño.
. Malo en los deportes y juegos de grupo. Bueno en los individuales.
. Llegó el día en que mi padre no pudo continuar respondiéndome, especialmente cuando preguntaba humanidades

I.a.v. Luchas
. No recuerdo ninguna, de ningún tipo

I.a.vi. Trabajos
. Tampoco. Supongo, a veces, alguna tarea. Siempre he sido descuidado en los estudios. Alumno mediocre. Tiendo a pensar que la enseñanza académica, para mí, es inútil, que aprendo más por labor propia

I.b.i. Lo aprendido
. Lo enriquecedor de los viajes
. Lo enriquecedor de los libros
. Lo molesto de pensar distinto al grupo
. Lo divertido de jugar
. Lo perfecto de tener un padre que puede ser otro hijo suyo
. Lo complaciente del arte, en cualquiera de sus formas. Creo recordar el hábito de la lectura a los ocho años, quizá antes

I.b.ii Progreso
. Supongo, el crecimiento natural físico y mental
. No creo que el pensamiento progrese. Se sabe más o menos, pero no se progresa. Emocionalmente sí hay progreso, pero no se logra pensando, sino viviendo con criterio

I.b.iii. Intereses principales
. Jugar
. Conocer
. Pensar
. Mirar. Observador constante. Niño también

I.b.iv. Servicios prestados
. Comer, y cagar, supongo. Más nada. Crecer

I.b.v. Beneficios obtenidos
. Comida, aseo, cuidado, ropa, etc.

I.b.vi. Influencias sobre otros
. No sé de ninguna

I.c. Cosas iniciadas no terminadas
. El aprendizaje
. La alimentación
. La sociabilización

I.d. Sufrimientos morales y motivos
. Sé que murió un abuelo, pero apenas lo recuerdo
. En una ocasión, mi padre, molesto no sé por qué (rabias imprevistas, aires neuróticos, supe después), volteó mi plato de sopa y yo creí que jugaba (juego bien divertido, el de tirar la sopa que yo no quería). Luego supe que estaba molesto y me dediqué a llorar, callado, como siempre he llorado
. Algunos regaños y episodios, pero con detalle no recuerdo otro
. De la escuela, tampoco recuerdo en estas edades sufrimientos especiales}

madrid: calle





martes, 16 de septiembre de 2008

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

—¡Que sí! ¡Que la felicidad en este mundo la da el dinero!
—¡Que no, que lo importante es hacer lo que uno quiere!
—¿Y cómo vas a hacer lo que quieres si no tienes dinero? Ni siquiera podrías tomarte una puta birra, nada, no podrías hacer nada.
—¡Hombre, pero no seas extremo, yo lo que te digo es que no se necesita ser rico para ser feliz!
—¡Pues claro que sí! En nuestra sociedad las cosas se consiguen con dinero… y si no tienes pasta, no tienes nada.
—Tienes libertad.
—¿Libertad? ¿Tú crees que los ricos son menos libres que nosotros? No seas gilipollas… Ser libre es hacer lo que te da la gana cuando te apetece. Y eso sólo te pasa si tienes dinero. ¡Los ricos son mucho más libres que nosotros!
—Pero los ricos tienen que estar currando todo el día.
—¡Es al revés, ingenuo! ¿Tú has visto alguna vez al jefe de un local trabajando como un perro? Los que curran de verdad son los empleados. Mientras más arriba estás, menos trabajas.
—Vale, pero nosotros nacimos sin dinero, y tenemos que acostumbrarnos a eso.
—¡No, tío, allí está el error! Uno tiene que estar dispuesto a hacer lo que sea para forrarse de dinero…
—¿Cualquier cosa?
—Lo que sea.
—¿Y si alguien te quiere dar por el culo también lo dejarías?
—Si me paga bien, claro que sí. ¿Tú no te dejarías follar por el culo si alguien te ofrece diez mil?
—Yo no.
—¿Y cien mil?
—No.
—¿Y un millón?
—(…)
—Dime sinceramente… Si alguien te ofreciera un millón, ¿no te dejarías follar por el culo?
—Debe doler mucho.
—Te vas al médico para que te acomode el ojete y el dolor se te quita en tres días… en cambio, con ese dinero vas a vivir como un rey toda la vida.
—Acordándote cada noche de lo que has tenido que hacer para ganarlo.
—Los remordimientos te duran una semana, pimpollo. Hasta que te compras el coche último modelo y te follas a las tías guapas que siempre te habías querido follar y nunca te habían hecho caso por no tener pasta.
—(…)
—(…)
—De todos modos, eso nunca va a pasar… no hay nadie que te pague un millón para darte por detrás.
—Desgraciadamente… pero siempre hay que intentarlo, estar atento, siempre buscándolo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

paris: chinos





domingo, 14 de septiembre de 2008

La crisis de la modernidad (1997): fragmento

17. EL EDEMA PULMONAR DE LAS ALTURAS
según la dejé en el piso de una posada hace tres días (noches, propiamente; y varios meses desde el texto que está detrás de las llaves) cuando estuve escupiendo esputo sanguinolento, moco líquido con sangre, por una enfermedad venida cuando niño que quiso repetir antes de anteayer: edema pulmonar de las alturas, que es una neumonía rápida aparecida no por efecto de un microbio (neumococo, creo, ¿hermano del gonococo?), sino por un desperfecto congénito que se despierta cuando estoy varios días en el páramo respirando mal, acompañado de la para mí (no soy frailejón) anormal presión atmosférica y la altura.
Es decir, que pisaba varios días el páramo, no solo, sino acompañado, no por un hombre, sino por una mujer, no durmiendo separados, sino juntos, no dándonos la espalda en la cama, sino haciendo el amor, y precisamente haciendo el amor el primer ataque del edema... con dos buches de moco casi ahogándome y yo quedándome inmóvil, y ella preguntándome qué me pasó, y yo apenas respirando, como dije, inmóvil un par de minutos, deslizándome al borde de la cama, agarrando del suelo mi pantalón, tosiendo y escupiendo el moco líquido y salado, rompiéndome la cabeza el dolor, los pulmones la falta de aire, y la paz el entendimiento de estar sintiendo lo que hace diez años, la primera vez que me enfermé. Pedirle que prenda la luz, pedirle después papel de baño, volver a escupir, mirar el moco rojizo, y suponer la llegada de una noche larga, aunque sin decírselo a ninguna de las dos, ni a la noche ni a la enfermedad, ni mucho menos a ella.
En adelante tos y escupitajos líquidos cada veinte minutos, respiración cortada, y ocuparme en probar posturas hasta encontrar que en una podía dormir sin ahogarme. Joder. Al mal tiempo buena cara. Joder otra vez. Ella, hacia las tres de la mañana, pidiéndome que la abrace y queriendo hacer el amor. Yo muriéndome, por supuesto, impotente permanente y manifiestamente, según la enfermedad, pensando en cómo respirar, tosiendo, escupiendo, apenas pensando, que el entendimiento se me quería ir, sintiendo una vez el principio de un delirio, alejándolo, porque no me gusta delirar, y porque fiebre no tenía, sólo la debilidad, la dificultad de respirar, y el dolor de cabeza.
El charco mostaza en el suelo y mi pantalón enmoquecido la mañana siguiente. Espectáculo asqueroso. Verdadero asco aquello, no se podía ver. Y espectáculo amoroso verla recogiendo y limpiando mi pantalón enmoquecido, recogiendo y limpiando el charco del suelo, y recogiendo y limpiando todo lo demás, para buscarme un desayuno, comer mirándome y sonriéndome, y ayudarme a salir a esperar los autobuses que bajan desde el páramo hasta Mérida a los moribundos junto a los otros, los que no, esos que están un poco más vivos, sólo temporalmente, y para molestia envidiosa de los moribundos. Yo moviéndome lento, débil, sin aire, y con dolor de cabeza, valiendo lo que vale un tuberculoso en estado terminal, o un tísico al final del camino, o un mártir adentro de la hoguera, que al final todos somos iguales a los ojos de Dios...

compieges: interior del castillo





sábado, 13 de septiembre de 2008

guia de barcelona para sociopatas (2007): fragmento

Para no caer en la fácil postura de quienes exigen cosas a los gobiernos sin ofrecer nada a cambio, quisiera apuntar un conjunto de recomendaciones que, seguramente, os será de gran utilidad:

1ª. Preparar para el Juicio Final un espectáculo idéntico a las Olimpiadas de 1992, repitiendo todas y cada una de las payasadas representadas; pedir, por supuesto, el apoyo del Comité Olímpico Internacional y exhibir, como estrellas invitadas para la inauguración del FDM, en lugar de Freddie Mercury (R.I.P.) y Montserrat Caballet (R.I.P., también), a Jordi Savall y La Tongolele. Es importante huir del mal gusto y el kitsh del Mundial de Fútbol USA 94, porque todos queremos un final digno de nosotros y, por supuesto, un final digno de Catalunya.
2ª. Comenzadas las celebraciones del FDM invitar a un número importante de celebridades internacionales (gente VIP, como se diría) con el objeto de dar renombre al evento. Paralelamente, contratar a un ejército de paparazis capaz de plasmar los siguientes hechos:
—El coito entre Pamela Anderson, Muhamed Ali y Casius Clay (si la actriz se niega a acostarse con estos hombres será necesario utilizar la violencia).
—El matrimonio y, sobre todo, la luna de miel, de la cantante flamenca Isabel Pantoja y el exquisito gentleman venezolano Boris Izaguirre, eventos a celebrar en los estudios de Crónicas Marcianas. Acabar mediante explosivo con el estudio y el personal del programa Crónicas Marcianas y con todo, y responsabilizar a la ETA del siniestro (de forma que el grupo terrorista recupere algo de la popularidad que injustamente ha ido perdiendo desde el para nada justo atentado al Excmo. Ministro Carrera Blanco).
—Los encuentros secretos (quizá sexuales) del señor presidente (nacional, autonómico o local, no importa) y la top—model Judit Mascó o cualquier otra (resaltar, por medio de retoque informático de las fotografías, la eminente virilidad del político y las exuberantes curvas de la modelo).
—Otros, por desarrollar.
3ª. Decretar el 5 de junio día oficial del FDM. Contratar a Ricky Martin para que entone, con orgullo y ritmo latino, el siguiente Himno Mundial del Fin del Mundo:
Como tus esperanzas: nada
como tu cielo: nada
como tus ídolos: nada
como tus políticos: nada
como tus héroes: nada
como tus artistas: nada
como tus religiones: nada
Asesinar a todos aquellos que, creyéndose perspicaces, hagan notar que la palabra nada, invertida, significa Adán, inicio de todo.
4ª. Promocionar la reutilización del Vibro—Slim, obligando a las instituciones crediticias a financiarlo mediante cien cuotas mensuales de un euro cada una. Enviar a los cuerpos de inseguridad ciudadana a visitar aquellas instituciones que no den suficiente publicidad al uso del Vibro—Slim. Decretar, al cabo de unos meses, la utilización obligatoria del Vibro—Slim alegando razones de salud y peligro de epidemia, imponiendo el empleo del aparato especialmente a los vejetes. Enviar a los cuerpos de seguridad a cada uno de los hogares catalanes para verificar el correcto uso del artefacto. Previamente a todo el proceso anterior, adquirir los derechos de la marca Vibro—Slim y construir una fábrica que trabaje día y noche gracias a la explotación inhumana de los actuales empleados del servicio de correos que, según conviene, habrán sido despedidos en masa tras el desmantelamiento total del andamiaje que sostiene esta manera de comunicación absurda, difícil, ridícula y anticuada.
5ª. Previamente a todo lo anterior crear un cuerpo de inseguridad ciudadana para que se enfrente a los agentes del orden. Distribuir, entre unos y otros, garrotes de madera pintados de colorines característicos (rojo para los malos y azul para los buenos, o viceversa). Contratar personal auxiliar si es necesario, es decir, cuando un bando parezca vencer al otro. Emplear, para ello, el dinero ofrecido a los pilotos huelguistas de Iberia en el arbitraje del último verano, sea cual sea el verano.
6ª. Revivir al ilustre Lenin aplicándole electrochoques a su momia, hacerse la vista gorda mientras organiza de nuevo la revolución proletaria; transcurridos un par de meses, cogerlo y fusilarlo en lugar público y transmitir el acto en cadena de Radio Nacional de España. Permitir a sus seguidores escoger entre trabajar como go—go dancers en las discotecas latinas del Maremagnum o ser electrochocados lentamente, llegando a equiparar los flujos internos de sus cerebros con los de una sardina frita. Hacer lo propio con Pau Casals y Walt Disney (revivirlos y fusilarlos, quiero decir).
7ª. Decretar la amnistía internacional (contratando, para hacer público el evento, a un grupo de cantantes alguna vez famosos pero hoy en el más lamentable olvido) a favor de todos los comandos etarras que operen en Barcelona y metrópolis vecinas. Exigir, como única condición para ejercer esta amnistía, la obligación, por parte de los etarras, de encargarse de rediseñar la programación de la televisión oficial española de modo que alcance alguna audiencia, eliminando, eso sí, cualquier emisión educativa y/o de violencia.
8ª. Iniciar un programa de construcción de refugios subterráneos y/o submarinos por medio de la ampliación de la red de Metro, de los estacionamientos públicos, y de los túneles secretos, las cañerías y cuanto artilugio pueda ser usado para huir de los desperfectos climáticos y geológicos que conlleva el FDM (especialmente el granizo, los mosquitos y la música de La Tongolele). Dejar las obras inacabadas (de hecho, no empezarlas nunca) y huir a Florida con el dinero recaudado.
9ª. Imponer la economía del kula, es decir, cesar la importación de papel higiénico y decretar la negación absoluta del Banco Central de España a responder por el dinero circulante: permitiendo así el esperado caos financiero mundial y la vuelta al deseado sistema de trueque, que esta vez operará como el kula, según dije, de izquierda a derecha y de arriba a abajo en el mapa de la ciudad. Cualquier tráfico comercial que viole estas líneas generales será castigado con penas de hasta dos o tres días y multa de hasta mil millones.
10ª. Arrestar a todos los músicos callejeros (perdonar a mi esposa, hasta nuevo aviso), allanar todos los restaurantes chinos (culpándolos del FDM), clausurar los cines en V.O. y cortar el sonido de las demás salas de proyección cinematográfica (para evitar rumores capaces de provocar el caos natural previsible en el FDM), pechar a las palomas con el pago de una tasa de 100 pesetas diarias por el uso de los parques públicos y emplear el dinero así recaudado en el financiamiento de las fiestas del FDM; decretar un aumento del mil por ciento en los sueldos de los pakistaníes vendedores de butano de tal manera que desaparezca y/o aumente el odio racial durante el FDM.

Para aclarar cualquier tema o pedir información no dudéis en contactarme en la siguiente dirección de correo electrónico: armandoluigi@hotmail.com
Queda de Uds.,

viernes, 12 de septiembre de 2008

madrid: gente