WORK IN PROGRESS

sábado, 31 de mayo de 2008

dublin: almuerzo





sin titulo: fragmento

¿México o la enfermera? Supongo que México. Teotihuacan desde la Pirámide de la Luna, que tiene mejor vista que la del Sol, y como le falta la piedra en el centro te ahorras la turba recargando sus cuarzos de gilipollez, una cola larga, cada uno con su piedra en la mano, cuarzo-collar, cuarzo-mesa-de-noche, cuarzo-dentro-de-un-vaso-de-agua-pa-que-no-pierda-la-carga, cuarzo-ponlo-debajo-de-la-cama-y-ya-verás-que-te-funciona-comadre, cuarzo-pa-tener-suerte-con-la-lotería-esta-semana, cuarzo-dame-pa-las-tortillas-pa-los-tamales-pa-las-enchiladas, cuarzo-consígueme-un-trabajito-aunque-sea-pa-salir-del-paso, cuarzo-ayúdame-virgencita-haz-que-se-acomode-mi-muchacho, cuarzo-no-es-que-sea-malo-es-por-esos-amigos-con-los-que-anda, cuarzo-yo-pido-pa-los-demás-pa-mí-yo-no-quiero-nada, cuarzo-a-ver-si-se-deja-diosito-si-mi-noviecita-se-deja-coger-la-teta, cuarzo-ay-yo-quisiera-pero-es-que-si-lo-dejo-va-a-pensar-que-soy-puta, cuarzo-después-que-subí-a-esta-chingada-espero-que-me-sirva-pa-algo, cuarzo-quinientos-años-jodidos-pero-aquí-estamos, cuarzo-quinientos-años-jodidos-y-los-que-faltan, cuarzo-quinientos-años-jodidos-aunque-jodidos-ya-estábamos, cuarzo-por-si-me-caigo-de-la-moto-pa-que-no-me-mate, cuarzo-aunque-mejor-muerto-que-inválido-eso-sí-seguro, cuarzo-que-no-falte-la-tequila-coño-que-no-falte, cuarzo-pa-casarme-con-un-buen-hombre-que-me-cuide-me-respete-y-me-mantenga, cuarzo-yo-sólo-quiero-que-no-me-olvide-ay-la-desgraciada, cuarzo-buena-suerte-en-el-trabajo-en-el-amor-en-la-casa, cuarzo-que-se-me-cure-la-úlcera-que-me-está-matando, cuarzo-yo-sólo-quiero-que-no-se-enteren-hasta-que-me-haya-escapado, cuarzo-oh-my-God-what-a-beatiful-place!, cuarzo-aoum-meditation-aom, cuarzo-yo-no-traje-cuarzos-pero-aquí-estoy-con-mi-ex-a-ver-qué-pasa, cuarzo-vámonos-de-aquí-demasiado-pendeja-esta-vaina.

Dorgodgne: inundacion





miércoles, 28 de mayo de 2008

sin titulo: fragmento

Casualidad: Hace un par de meses una compañera de liceo me contactó por correo después de veinte años. Hemos estado escribiéndonos porque ha usado mi fantasma, ese que he fabricado con fotos de viajes y con este librito, para evadirse, a ratos, de una enfermedad muy grave. Ella vive no muy lejos de aquí, en un país vecino, pero ha estado del otro lado del mar, en la ciudad donde coincidimos, visitando a su familia y a los médicos. Como mi fantasma le sirve, no sé por qué, para alimentar sus ganas de vivir, me mantiene en su cabeza. Visitando a un tío suyo escritor, le habló de mí y el tío le dejó un número de una revista que él dirige donde aparece un cuento mío. Al volver a su casa me envió la revista, me llegó hace un par de días. Mi cuento juega con un poema de San Juan de la Cruz, que termina, cada estrofa, con el verso "aunque es de noche". Al cuento no lo recordaba (tampoco sé cómo lo consiguieron para la revista), y de San Juan no había vuelto a saber casi nada desde hace más de diez años. Ahora estoy en una exposición que recoge los trazos de lo sagrado en el arte del último siglo, parado incrédulo, sorprendido, frente al panel de una sección titulada Malgré la nuit / Although it is Night, por el poema de San Juan. Intento explicarme la casualidad del reencuentro con el verso, a diez años y dos días de distancia, pero no sé, no veo por dónde.


*

cracovia: trozos





martes, 27 de mayo de 2008

sin titulo: fragmento

Rejuvenece, ilumina, embellece, da vida… El amor es un producto (marca de un programa informático para retocar fotografías).

*

Mezclando santos, luchadores y candidatos electorales, los mexicanos parecían pasar el rato. Yo prefería el Museo de Antropología, era más fácil de entender. En el piso de abajo lo que dicen que pasó hace quinientos años, en el de arriba lo que se supone está pasando ahora; aunque claro, cuando sales del museo, y pateas la calle, no se parece a lo que hay adentro. Falta, supongo, construir un tercer piso para explicar cómo las fiestas tradicionales, las viviendas de barro, los cacharritos metálicos y los trajes típicos, se convirtieron en mercadillos ambulantes, edificios de hormigón, coches desvencijados y zapatos made in USA fabricados en China. En esa tercera planta podrían explicar, también, el cómo de los contrastes entre opulencia y miseria, y el qué va a pasar (o esto quizá ya pida un cuarto piso). En las pantallas de video, junto a las vitrinas de la exposición, podrían soltar testimonios de gente, autobiografías de un par de minutos, contando los personajes cómo llegaron hasta donde están. El problema es que entonces quizá a los grupos de estudiantes que visitan el museo se les despierte el rebelde, y se pongan a joder. Mejor dejarlo así, entonces, que como burbuja está del carajo, el museo y el parque todo, Chapultepec.
Del museo me alejé caminando por el Paseo de la Reforma, deslizándome por una muestra de las ciudades que hay en la ciudad. En algún momento una estatua de Gandhi me dijo no sé qué sobre la lucha por la paz, y los nombres de las calles (ciudades y personajes del mundo) me hablaron de una vocación hacia afuera, por lo menos oficial, que no he visto en ningún otro lado. Ese aire de tarea escolar en las cosas públicas parece que es normal, supongo que se usa para hacer creer que se intenta educar al pueblo, o algo así; de todos modos, como sea, es divertido pasar de Génova a Marsella, y de Lyon a Bruselas, en unos cuantos pasos.
Por la Reforma me acompañaron vacas, vacas edificios, vacas fantasmas, vacas ángel exterminador, vacas descuartizadas, vacas bailarinas de ballet, The cow parade, creo que era el nombre de la instalación, firmada por no sé cuántos artistas plásticos, cada uno con su vaca; me sorprendió ver a las vacas completas, collares y bigotes, aunque durmieran a la intemperie desde hacía un par de semanas y cientos, quizá miles, de marginados hubieran pasado junto a ellas, sin tocarlas; en Caracas, en dos días ya no quedaría nada de la exposición, o sí, vacas saqueadas, vacas rotas, vacas orinadas, vacas mutiladas, vacas graffiteadas, vacas asesinadas. Las vacas me mostraron cuánto estos carajos quieren a su ciudad, aunque se los esté comiendo.

mexico: chapultepec y reforma








sábado, 24 de mayo de 2008

sin titulo: fragmento

Los amables lectores: Disculpe usted, simpático joven.

El autor: ¿Sí?

Los amables lectores: ¿Podríamos preguntar, más bien, señalar, otro detalle que nos preocupa?

El autor: Por supuesto, para eso estáis aquí, ¿no?

Los amables lectores: Sí, eso nos ha dicho usted, muy gentilmente.

El autor: Por favor, ¿qué queréis señalar?

Los amables lectores: Tiene que ver con la manera como trata usted a las personas cuando escribe.

El autor: ¿Sí?

Los amables lectores: Nos parece injusta, muchas veces, discúlpenos usted, incluso ofensiva.

El autor: ¿Ofensiva?

Los pacientes lectores: Sí, no es usted respetuoso con la gente.

El autor: ¿Con los personajes?

Los pacientes lectores: Perdone usted que nos metamos en sus cosas pero, sinceramente, nos parece muy desagradable la forma como trata a las personas en sus textos. A veces da la impresión de que odiara usted a la Humanidad, y que está tomando venganza por algo que le ha pasado, pero actúa usted agresivamente, contra todo, sin distinción, y eso no es correcto.

El autor: ¡Por favor, no penséis eso de mí! Mi concepto de la Humanidad es de lo más alto; cada día me sorprendo más con la gente, me maravillo; aunque como lector, tengo que decirlo, admiro el humor negro y, quizás, sí, la desfachatez, pero…

Los amables lectores: No se trata de humor, y perdone que le interrumpamos, es usted despectivo, y eso no tiene ninguna gracia.

El autor: Para mí sí, creo que cuando se llega a una desnudez absoluta, y…

Los amables lectores: Nada, presentando de esa manera a las personas que le quieren bien, cómo decirle, de esa forma, ¿desgraciada?, no creo que consiga usted nada.

El autor: Quizá es que no quiera conseguir.

Los amables lectores: Para que sus libros despierten algún respeto o admiración tiene usted que saber crear lazos con los lectores, y así no lo está consiguiendo, más bien al contrario, nos parece. Así no va a llegar usted a ningún lado, y por favor perdone que se lo señalemos de esta forma tan cruda.

El autor: Puede ser.

Los amables lectores: No es que pueda ser, perdone usted, es, seguro.

El autor: Puede ser que no quiera llegar a ningún lado, quiero decir.

Los amables lectores: Discúlpenos, pero ha hablado usted de honestidad y ahora nos dice esto. Si, como señala, usted no quisiera llegar a ningún lado, ¿qué sentido tiene dedicar tantas horas a sus escritos?

El autor: Esa es una buena pregunta.

Los amables lectores: Pues, joven, creo que tendría que contestarla, antes de proseguir.

El autor: Supongo que tenéis razón, y sí, lo intentaré.

Los amables lectores: Eso quisiéramos ver, por favor.

cracovia: puerta, ventana, espejo y puente




dublin: muelles





sin titulo: fragmento

¿La enfermera? Con ella hubo Francia, Albi primero, París después. Se supone que también habría unos días en Marruecos, pero no, no fue; dijo que por falta de pasta, yo creo que había algo más.

De París no voy a hablar (me parece que llenará mi próximo librito), de Albi puedo, sí. Descripción del pueblo y etcétera, podría ser, pero supongo que para eso sirven las guías turísticas o las páginas de internet. Los libritos como éste, en cambio, deberían ocuparse de las aventuras de los personajes, de lo que dicen y piensan, gilipolleces así. El lugar, como no sea protagonista, sólo sirve de marco, y como marco, en este caso, más bien poco, porque la mayor parte de las cosas interesantes pasaron dentro de la habitación del hotel. Cuando digo “cosas interesantes” hablo de las conversaciones, porque el sexo duro (que todavía no sé si es interesante para los pacientes lectores) venía donde nos pillara, que para lo del exhibicionismo la enfermera no tenía cura, ni falta que le hacía.

Lo mejor de la enfermera era su vocación. Estaba convencida de que podía enderezarme, hasta que abandonó y por eso, junto a otras cosas, lo de Marruecos, pero esa es otra historia. Sin saberlo era socrática, y pensaba que, a frases, mi cordura tendría que salir. Era buena interrogando, preguntas justas, inteligentes, pero creo que, en realidad, nunca tuvo mi patología muy clara. Yo me dejaba llevar, porque era divertido ver cómo lo intentaba, y cuando me daba oportunidad pasaba yo al otro lado, a interrogar. Un juego simpático.

Mi diagnóstico: una cabeza muy rápida para sus circunstancias (familia trabajadora con valores de posguerra, y prioridad para la estabilidad económica, por vía laboral), así que para no aburrirse se mantenía haciendo mil cosas (cursos de idiomas, viajes cortos, cine, salidas con amigas, natación). El remedio le funcionaba bien, era una mujer feliz, que drenaba su overbooking mental ayudando a la peña sin contemplaciones. Su diagnóstico sobre mí, no sé, tendré que preguntarle, de todos modos no creo que lo pondría aquí.

La segunda parte, la del sexo duro con exhibicionismo, siguió como siempre, pero para no repetirme sólo agrego un manoseo, de regreso a Barcelona, no sé si en Perpignan, con orgasmo para ella, detrás de una columna en una catedral gótica que quedó inacabada por falta de presupuesto, en la Edad Media. A cinco metros la calle y la gente. Olor a Senegal y un muñeco de Cristo mirando, estuvo bien.

dublin: salida ryanair





jueves, 22 de mayo de 2008

GALACTUS: ANTOLOGIA. DISCO 1

EL CRONISTA: GALACTUS SUPERA TODAS LAS EXPECTATIVAS
(no pregunten cuáles eran)


Post-punk, pre-post-trash, neo-cosmo-posmo… ¿cómo catalogar a un grupo que, en el momento álgido de su primer concierto, hace subir al escenario a la madre del vocalista?
Galactus ha llegado para romper esquemas.
¿Existe algún conjunto que rechace una invitación para tocar en San Francisco cuando todavía no lo ha hecho ni siquiera en Martorell? Galactus.
¿Se ha oído alguna vez de un grupo con un vocalista, heredero directo de Jim Morrison, que se vaya a dormir solo el día de su cumpleaños, fiesta sorpresa, más de cien personas presentes, porcentaje alto de tías buenas, y él con ganas de follar? Galactus.
¿Un guitarrista eléctrico que apenas fuma porros, un bajista monógamo, un baterista con un piso IKEA, una violinista invitada que seguramente se porta peor que todo el grupo junto? Galactus.
¿Puede ser que un promotor deje de ir al primer concierto de sus pupilos porque se ha roto en el lavabo un menisco, cuando todo el mundo sabe que lo único decente que uno se puede romper en ese lugar son las hemorroides? Sí puede ser, Galactus.
Galactus ha llegado para romper esquemas.
Una rebeldía bestial, capaz de cagarse en los estereotipos enmohecidos de los grupos de rock, hechos de infelices, hez de los pueblos, inadaptados sociales, drogadictos, maniaco-depresivos, donde lo único que se huele es autodestrucción y farmacodependencia, gente con el coco chafado y nada que decir. Galactus apunta en otra dirección.
Galactus ha llegado para romper esquemas.
Quizá estáis pensando que Galactus es la versión siglo veintiuno de Beach Boys, Bee-Gees, Air Suplay, o como quiera que se escriba. NO.
Galactus reúne la voz de Syd Barret (el primer cantante de Pink Floyd expulsado del grupo por psicotrópico en plena época de la psicodelia), con el sonido más duro, más vinilo, más radio china, más todo a cien, de los Rolling Stones.
Imposible encajar en Galactus las mariconadas de grupos rollo Maná, Hombres G, o mierdas de estas. Galactus es rock duro, durísimo, rock ladrillo, rock the wall, rock mejor te quitas porque esto duele.
Y si no lo creen, vayan a la Sedeta el 7 de julio, no sé a qué hora, supongo que a las nueve y media.

EL GUITARRA: Evidentemente, hay que despedir al biógrafo. Manolo, te toca (antes de que hagamos lo mismo contigo... aunque... eso de tener un manager que nunca ha visto tocar al grupo mola...)

EL BATERISTA: Y más vale que siga sin venir nunca, no sea que haga huir a las tías buenas que NO se van a dormir con Uri.

EL CANTANTE: Lo de la crónica, lo estamos tratando con nuestros abogados. El mío dice que
no está mal, que se le puede sacar la parte positiva. El de raúl,
valenciano, dice que no hay por donde comérsela. El de David, mallorquín,
aún la está leyendo, dice, que no hay prisa. Y el de juan pablo es el que se
ha puesto más nervioso por no entender tan complicadas palabras como
"expectativas", "monógamos", o, qué diré yo, "vinilo", por ejemplo. Los
cuatro comen tres días por semana desde hace una semana en caros
restaurantes para tratar tu tema. La minuta está altíssima, así que te pido
escribas rápido otra crónica o cualquier chorrada para ver si, de este modo,
les despistamos, y dejan de comerse definitivamente nuestras gambas.

Si necesitas ayuda, toma nota:
Son las 12:30 del mediodía, me acabo de levantar, y mi cabeza quiere
estallar después de tenerla todo un martes cualquiera hasta las seis de la
mañana aguantando defensores del dios baco. Por supuesto, al final, no
follé, pero esto no hace falta que lo pongas, porque te diré que cuando
llegué a casa había dos tías durmiendo en mi cama. Pero de esto ya hablamos
otro día.

Creo que La Sedeta (centro cívico) están obligados a cerrar máximo a las 24,
por los vecinos. Supongo que después nos iremos a otro garito para poder
hablar más tranquilamente con las fans. Así que cuando salgas, llamas a
cualquiera de nuestras secretarias y le preguntas dónde estamos y te
apuntas. La crónica del concierto, como siempre, ya la puedes traer escrita
de casa y así nos la enseñas.

via dordogne: dolmen





miércoles, 21 de mayo de 2008

GALACTUS: ANTOLOGIA. DISCO 2

CRONISTA: CON SU ÚLTIMO DISCO GALACTUS DEFRAUDA... CONTRA LAS EXPECTATIVAS, MEJORA

Recibí el último trabajo de Galactus con ilusión pero, cuando comencé a
escucharlo, mi sueño hizo aguas. Puse a sonar, por azar, el track once, me
encontré con un sonido extraño. Yo esperaba el caos de ruido y
chillidos que, hasta ahora, ha sido la constante del grupo y, vaya
putada, no, los muchachos comienzan a producir algo que casi parece serio.
Tengo que admitir mi mala suerte, el track once es el menos Galactus de
todos, el mejor hecho. Pero luego me volvió la mala leche cuando, en el
track dos, propiedad intelectual del grupo o de su ex-manager (no lo tengo
muy claro, ya vendrán las luchas intestinas luego, cuando la fama no llegue
pero los delirios de la droga sí), encontré una idea ingeniosa sosteniendo
la canción. Por suerte, la idea supera a la obra, como es normal. Continué
avanzando, esperando la gran cagada que justificara mi trabajo como cronista
honorario, luego expulsado, después execrado, a continuación readmitido, y
próximamente exiliado de Galactus, pero la gran cagada no aparece. Sentí que
estaba perdiendo el tiempo, que así no se puede trabajar. Por eso, cuando
llegué al track doce y me encontré con una cancioncita simpática, quité el
Cd y al carajo, me dedique a escuchar a Pimpinela Escarlata, música de
verdad. Como siga por este camino, Galactus perderá el interés para la
crítica.

EL BATERISTA: Estimado (ex?) cronista:
te debes haber equivocado de disco.
Galactus no hace tracks.

EL OTRO CRONISTA: has perdido garra, mordiente, tu espíritu crítico se está acomodando. Porque Galactus es, sencillamente, el grupo más deleznable de la historia de la Música de Verbena y Cumpleaños de la Finca, meterlos en el cajón del Rocanrol es ya una traición al estilo musical que tanto amamos. En cuanto a la estéril disputa lingüística tracks/canciones: cuando pongo el posavasos de Galactus en el reproductor aparece en la pantalla "Churro nº 2", o "Fiasco nº 6", y así sucesivamente, lo cual dice mucho del buen gusto de mi equipo estereofónico.

A la banda: propongo un cambio de nombre, algo así como "La Oreja de Van Gaal" os haría más justicia.

Un cordial corte de mangas, mamones todos.

EL CRONISTA: Tracks, eso decía el disquito. Del uno al trece. No sé si es mi ordenador, o un error de producción, pero decía track, bien claro, en la pantallita que se abrió.

PS. Debo agradecer a la producción la gentileza de cambiarme el nombre, desapareciendo mi primer apellido. Además, el error tiene antecedentes más modesto: lo mismo hicieron los de la Biblioteca Cervantes en Nueva York, podéis revisar en el Google.

EL GUITARRISTA: ¿"disquito"???
Espero, por tu bien, que se trate de un sudaquismo: por si acaso, de
momento estas castigado sin usar el jet privado para tu traslado a
París.

EL CRONISTA: ¿cómo es eso del jet privado?

EL GUITARRISTA: Te jodes: puedes creerme cuando te digo que no irás a París en el jet de Galactus. Aunque ahora intentes hacernos la rosca. No funcionará.

EL CRONISTA: Total, ¿para qué quiero llegar a París en un avión lleno de groopies desnudas, libidinosas, llenas de lascivia, sifilíticas, expertas en orgías y borracheras? Después, quizá quede mal parado con las parisinas, y entre una gringa loca y una francesa sofistiqué yo tiro por la segunda, está claro. Es verdad, Galactus es una mierda, estoy de acuerdo con Alejandro en todo lo que dice, y mucho más. Y la verdad es que no han mejorado un carajo, Uri sigue superando al desafinado de la bossa nova; David va más allá que el célebre baterista manco de Deff Lepard o como se llamen, porque parece no tocar con ningún brazo; el bajo ya podrían haberlo alquilado electrónico en los chinos del todo a cien; y la guitarra, bueno, a ver si retomas las clases. De todos modos, lo del jet privado, ¿cómo iba?

EL GUITARRISTA: Es verdad, ¿para qué llegar a París así?

EL OTRO CRONISTA: Hablando de francesas sofistiqués: yo conocí a una franchute políglota y multidisciplinar que silbaba la discografía entera de George Brassens con el ojete, y que además publicó un libro de antipoesía que tituló gráficamente "Y una polla como una manga de lomo". Si quieres, Armando, te doy sus señas: está enterrada en una fosa común en el cementerio de La Planchette, pero vale muerta mucho más que la gran mayoría de las mujeres vivas. Por cierto, ¿qué tal con las parisinas?

Oh, os tengo que dejar, mis jefes me reclaman para parir una campaña antiabortista y homófoba.

EL MANAGER: De tracks, pistas y demás no vale la pena discutir. Galactus no toca canciones. Galactus deconstruye grandes clasicos creando obras indefinibles, probablemente aptas sólo para paladares ferranadrianescos.

Por eso, creo que el nombre apropiado sería "ex-song" (que además da asco, y eso es muy Galactus)

EL GUITARRISTA: Veo que desde que se ha distribuido la foto del jet privado de
Galactus se ha hecho el silencio entre los críticos, escépticos,
incrédulos e indocumentados.

EL CRONISTA: El jet os lo podéis meter por el mismo ojete que usó la ex-amiga de Alejandro para encajarle las melodías de no me acuerdo quién desde una fosa común de los Alpes Californianos. Jesucristo llegó en burro a Jerusalén, y yo haré lo propio. Por cierto que, cuando vayáis a EEUU, os vais a enterar de lo que es la justicia norteamericana, porque con ese logo cutre que inventaron en aquella orgía memorable de la droga más dura que puede consumir Galactus (tienen que dejar el café en ese galpón ruinoso que usan como oficina) las autoridades norteamericanas no verán más que cócteles Molotov, así, cuando entren a inspeccionar y encuentren a las groopies semidesnudas comiéndosela al copiloto (dudo de que las groopies se enteren de que los miembros del grupo andan por allí, invisibles), se armará tal tángana que tendrán una ligera idea de lo que pasa cada tarde en los barrios de Caracas. Gracias Alejandro por tus consejos, trataré de encontrar jabugo en una creperia del Barrio Latino. Por cierto, si quieres darte una vuelta por la ciudad luz, puede que te abra la puerta del apartamento y te deje usar parte de los dieciséis metros cuadrados que lleno. A los demás, esos que, para intentar ganar algo de notoriedad en este mundo que los ignora, se inventaron esa mamonada de Galactus, los invito a que vayan a París, a compartir con los clochards los puentes del Sena. Que se mejoren

EL OTRO CRONISTA: espero por tu bien que tu estancia en la ciudad de la luz te esté sirviendo para encarnar la figura del bohemio, de elegancia parisién y moral barriolatinesca, vestido como un mamarracho y asiduo bebedor del ajenjo que nos inspira: esas son las estrictas reglas que hay que observar para ligar con burguesas parisinas de ésas que fuman como carreteros y citan a Bergman y a Swedenborg mientras se sacan de la raja del culo el elastiquillo de unas bragas de Dior. Anécdota mitómana: Alejandro Sawa recibió de Víctor Hugo un beso en la frente durante su exilio parisino y no se volvió a lavar la cara en su puta vida, a ver si a ti te la chupa una escritora de best-sellers y haces lo propio con tu minga.

Y sí, claro, si se me ocurre pasar por los parises te pido que me alojes en tu caja de cerillas: un consejo de alguien que lleva años viviendo en micropisos: no intentes escribir nada en ellos, siempre te acaba saliendo algo parecido al "Diario de Ana Frank".

cracovia: gente





martes, 20 de mayo de 2008

sin titulo: fragmento

Y entonces, ¡oh, pacientes lectores!, quisiera, antes de seguir avanzando, saber si estáis a gusto con nuestro librito.

El autor: ¿Estáis?... Perdón, ¿no hay nadie, entre todos vosotros, que quiera hablar? ¿Por favor?

Los pacientes lectores: Bueno, es que quizá no sea cosa nuestra, entrar en vuestros asuntos.

El autor: Por favor, quisiera que lo sea.

Los pacientes lectores: ¿Qué es lo que usted, amable joven, quiere saber?

El autor: Quiero conocer vuestros sentimientos en relación con nuestro librito.

Los pacientes lectores: ¿Está seguro?

El autor: Lo estoy.

Los pacientes lectores: ¿Aunque esos sentimientos no sean de su agrado?

El autor: Sí, aunque no me agraden.

Los pacientes lectores: Bueno, hablaremos por su bien, para que mejore usted, si es que quiere continuar con este oficio tan duro de la escritura.

El autor: Por favor, no os calléis nada, os lo agradezco muy sinceramente.

Los pacientes lectores: Antes que nada, quisiéramos preguntarle, ¿por qué escribe usted de manera tan confusa?

El autor: ¿Confusa?, intento escribir con claridad cada una de mis frases.

Los pacientes lectores: Sí, eso es cierto, a veces, incluso, con tanta claridad que pierde todo estilo, pero… vuestro libro, perdone que se lo señalemos, es bastante confuso, no es fácil de leer.

El autor: ¿Eso piensan?

Los pacientes lectores: Sí, creo que todos pensamos igual en ese punto. Se hace usted, a veces, un poco… cómo decirlo, ¿agotador?

El autor: ¡Ah, tengo que pedir disculpas, nada más lejos de mi intención! ¡Yo sólo he intentado escribir un librito divertido!

Los pacientes lectores: Pues, disculpe que se lo señalemos, pero puede que no lo haya conseguido.

El autor: Debo pedir, otra vez, perdón… sólo intentaba variar la lectura, para darle más vida.

Los pacientes lectores: Lo que ha conseguido, perdone usted, es crear confusión. Por ejemplo, ¿qué ha pasado con aquella señorita que, tan amablemente, intentaba aconsejarle a usted bien sobre la forma de vivir y el trabajo?

El autor: ¿La enfermera?

Los pacientes lectores: Sí.

El autor: precisamente pensaba hablar ahora de ella.

Los pacientes lectores: Pero tiene usted ya tantas páginas sin decir nada sobre esta persona que apenas la recordamos ¿Entiende usted ahora lo que intentamos decirle?

El autor: Creo que sí.

Los pacientes lectores: No queremos ser duros pero, si quiere usted cosechar algún éxito con las letras, tendrá que aprender a trabajar. No es que ahora lo haga del todo mal, no, hay que reconocer que tiene usted cierta gracia cuando escribe, pero leerle así es, en realidad, bastante farragoso.

El autor: Mis más sinceras excusas, intentaré cambiar.

Los pacientes lectores: Eso queremos ver.

domingo, 18 de mayo de 2008

via dordogne






sin titulo: fragmento

Y aquí se acaba mi affaire literario, supongo. Mejor así, que termine en eyaculación precoz, porque ahora me puedo dedicar a Ciudad de México,¡oh, animados lectores!, sabiendo que para vosotros será, seguramente, mucho más interesante que mis coitos interrumpidos.
La historia de México comienza con el avión aterrizando en el medio de la ciudad, en lo que supongo debía de ser un aeropuerto varias veces trasladado y reabsorbido, que recibía los aviones que atravesaban un aire opaco, gris, que cerraba la vista unos quinientos metros más allá. Tenía tiempo sin visitar Sudacalandia y, desde Guadalajara, no dejaba de sentirme como en casa. Después de encontrar un hotelito con la ayuda de un policía turístico (eso decía su camisa), llamar a un amigo, y dejar mis cosas, me fui a caminar. Lo que iba a ser sólo una vuelta de reconocimiento acabó convertido en caminata larga, de estas que me despiertan el hambre de querer ver más y más, sin poder parar. Estaba del carajo, la ciudad, una fuerza interna tremenda, mezcla rara de nuevo y viejo, de realidad cabrona y arte, de no te detengas, que te van a pisar. Una especie de Nueva York latinoamericana, pero con un sabor propio. Es fácil ver por qué tantos mexicanos están tan orgullosos con su pinche ciudad. Me di cuenta, rápido, de que podría vivir aquí tranquilamente, a pesar del caos y la superpoblación, o quizá por eso.
Llegué a la catedral no sé cómo, y me quedé un rato en la plaza, viendo un poblado improvisado de tiendas de campaña, ocupándolo todo en protesta por ya no me acuerdo qué. Luego busqué un sitio cutre donde comer, adicto ya, sin remedio, a las guarradas locales; lo encontré rápido, una mesita en un segundo piso desde donde veía la calle. Lo que decían los edificios lo repetía la gente: detrás de un tipo con un maletín importado una mujer con una gallina; después de un teléfono móvil, una guitarra maltratada como si le hubieran caído a patadas.
Cuando comenzó a oscurecer, estando todavía en el centro, y ver el cambio típico, en las ciudades sudaquitas, de la fauna humana del día a la noche, me dije, vale, pendejo, mejor regresa, no vaya a ser que te violen, de verdad.

*

Nada que hacer, somos incestuosos: remontando, siempre tendremos una abuelita en común.
Movimiento en pro de la abolición de las bulas papales que autorizan el matrimonio entre primos-hermanos

*

No es casualidad que la primera ley escrita (el código de Hammurabi) tenga forma de pene.
Partido anarco-feminista

viernes, 16 de mayo de 2008

venecia: final