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martes, 16 de octubre de 2007

Guia de Paris para sociopatas: Fontainebleu

No es que me esté volviendo cursi, es que el camino es así, como sale en las fotos. Se ve que un tipo, en el diecinueve, estuvo arreglando los senderitos de todo el bosque. Y el bosque es grande. Se pasó años, creo, toda la vida, más o menos, acomodando los senderitos. Mandando a arreglarlos. Subráyese mandando. No creo que llegara a levantar una piedra con sus propias manos en toda su vida. Un millonario excéntrico, tenía que ser. De esos que heredan no sé qué y, para no aburrirse, se inventan mamonadas como estas; y así justifican sus existencias, gracias a Dios, a la Virgen y, sobre todo, a la propiedad privada y la no equitativa repartición de las riquezas. Unas escaleras aquí, unos muritos allá, un par de bancos y una placa y unas letras grabadas y un pozo de piedras mohosas en los lugares donde salían los manantiales de la montaña. Y todo eso en pleno romanticismo, por eso quedó tan cuchi. Además del otoño, claro, que tampoco es culpa mía. El hecho es que, para seguir el rollo, me puse a oír Debussy, en el MP3. Así pasé de hortera a exquisito. Sudaca comemierda, más bien. En eso andaba, haciendo fotos, disfrutando del camino, comiendo mierda con el impresionismo francés. Si me hubiera encontrado a una horda de chavistas hubiera sido violado in situ. Con arrechera, además, con mucha arrechera; porque estas hordas, seguro, sentirían piquiña, envidia, en su interior guachafo. Quisieran ellos estar aquí, vueltos locos, paseando con sus noviecitas. Mamita rica, tú eres mi luna, mi sol, eres más bella que una rosa, cosas de estas, usarían para endulzarles el camino. Yo, en cambio, iba solo, pensando en yo qué sé. En este fragmento, entre otras cosas. No tenía mucho en que pensar, ya se ve. A veces me ponía a calcular cuánto tiempo podré sobrevivir con lo que me queda en las tarjetas y en el banco. Pero me entraba el susto y volvía a mamonear, pensando en el fragmento este, otra vez. Pensaba, también, en la forma de encontrar un poco de calor humano. Alguien a quien traer y decirle mamita rica, tú eres mi luna, mi sol, eres más bella que una rosa, cosas de estas, que usaría para amargarle el camino. Estaría bien sacarla de la Sorbona, para que detrás de mis frases me diera la patada en el culo incontinenti. Pero con la paranoia del terrorismo han puesto unos guardias en las puertas de la universidad, qué putada. Unos tipos vestiditos de azul, con gorrita y todo, que piden ver el carnet de estudiante. Y yo no tengo, claro, si sólo quiero entrar a ligar, y para eso no dan carnet de estudiante. Nada, a buscar otra opción. Los sitios con jazz en vivo, por ejemplo. Pero serán entre diez y veinte rupias por noche. Mejor una actividad diurna, colectiva, clases de danza contemporánea, aunque me tomen por maricón, siguiendo el ejemplo de un amigo, que estudió ballet porque le gustaba una bailarina (ése sí es un hombre, carajo); o senderismo, pero no sé cómo se dice en francés. Un curso de fotografía, eso, para ligar mientras aprendo; y si no ligo no importa, por lo menos aprendo; y si no aprendo tampoco importa, por lo menos ligo. Pero me masacrarán, seguro, con el precio del curso. En esta ciudad todo es histéricamente caro, sobre todo si no trabajas. Quinientas rupias, por lo menos, me costará la gracia, entre inscripción y mensualidades adelantadas, más o menos. Así que otra vez los cálculos y la angustia, joder. Mejor pensar en este texto. Literatura de evasión, ya se ve. Es gratis.

1 comentario:

Rafael Hernández dijo...

Ay mi sudaquita viajero!.... ¿Que tal compadre?.... ¿Que no recuerdas lo que los jardineros de cuando el Rey Sol y su tropa campaban, proponían?... Un jardín es algo que tardas unos años en planificar y 100 años en tener a punto, tal como se planificó. Ahora es cuando podemos ver Versalles o Fointeneblau en su verdadero esplendor. Alegrate. A saber como lo veían ellos ;-)))))....

Abrazos de tus ex compinches de noche aqui donde seguimos....

(Si, soy yo, pero como digas mi nombre, te serrucho :-))))))))) )