WORK IN PROGRESS

viernes, 26 de octubre de 2007

sin titulo: fragmento

Otra manera de desaparecer, como autor, sería narrando experimentos científicos.

Experimento: dentro de una jaula en cuyo centro cuelga un racimo de bananos se introducen varios chimpancés. Cada vez que un chimpancé intenta coger un banano se activa un sistema automático que baña a todos los chimpancés con agua fría. Los chimpancés no tardan en mantenerse lejos del racimo. Un nuevo chimpancé es introducido en la jaula. El recién llegado, como es natural, se acerca al racimo de bananas. Los demás chimpancés lo alejan a gritos y amenazas, para evitar el baño de agua fría. El recién llegado aprende a mantenerse lejos de los bananos. Uno a uno los chimpancés originales son sustituidos, pero la costumbre de alejar a gritos y amenazas a quien se acerque a los bananos persiste, aunque ninguno de los presentes haya recibido, jamás, un baño de agua fría.

Se demuestra que las instituciones humanas se prolongan en el tiempo aunque ya no sirvan para nada. Se demuestra, también, que los chimpancés prefieren, en el desayuno, los frutos secos.

*

El resto del congreso de estudiantes fue más o menos igual: ella era el centro de atención de su grupo de amigos y yo daba vueltas casi siempre solo.

Algunas veces ella se dignaba, se tomaba la molestia, de hablar conmigo un rato. Pero se acordaba de que tenía que complacer a su fanaticada y yo me quedaba mirando el techo, bastante plano, ahora que me acuerdo. Me di cuenta de que estaba haciendo el pendejo, yo; pero no sé qué intuición, qué gancho mudo, me hacía seguir detrás de ella.

La última noche le pregunté si podíamos hablar solos un momento, ella dijo sí, y yo le solté que desde hacía tiempo no iba detrás de nadie, que me sentía como un quinceañero, que me daba risa la situación; ella no supo qué responder; le pregunté si quería que le escribiera y me dejó su dirección.

No saqué nada más.

*

Experimento: se escogen dos grupos de jóvenes con el mismo rango de edades. Al grupo A se le muestra la foto de un bebé que llora, se le pregunta por qué llora. Las respuestas del grupo A son: está molesto, furioso; necesita expresar su malestar; es su forma de llamar la atención, de que lo atiendan, de conseguir alimento. Al grupo B se le muestra la misma foto, diciéndole que es una beba, y se le pregunta por qué llora. Las respuestas del grupo B son: pobre, necesita cariño; se siente solita, quiere que la cuiden; está llamando a su madre, para que la alimente.

Se demuestra que los bebés son acomodaticios y cambian de expresión en las circunstancias más extrañas, incluso, cuando no se puede, engañando de la manera más vil a quienes los rodean. Se demuestra, también, que la gente es un poco gilipollas, y proyecta en los bebés sus prejuicios sobre el género.

*

Acabó el congreso de estudiantes y regresé a mi ciudad. Allí estaba mi vida de pasante en un escritorio internacional, clases de tenis, fiestas en el club hípico, novia aristócrata, estudiante de economía y bisnieta de un tipo que había sido presidente de la república, testaferro de un dictador ilustrado, un siglo atrás.

Pasaron dos o tres semanas y decidí escribirle una carta light a mi amor recurrente, aunque pensaba que no me iba a responder.

Pero la respuesta llegó a los pocos días; una hoja simpática donde mi amor recurrente me hablaba de no sé qué, del congreso, de su vida, ya no recuerdo, sólo sé que comenzamos a escribirnos cada semana, a esperar las cartas del otro cada vez con más impaciencia.

Al mes, más o menos, se me ocurrió soltarle algo de mi novia. Me respondió rabiosa, llamándome mentiroso, infiel, por qué no le había dicho antes que tenía novia, qué pensaría yo si me entero de que a ella le ha dado por escribirse cada semana con un tipo que conoció en un congreso, etc.

La cagué, pensé, se me fue la lengua. Supuse que se había acabado la historia de mi amor recurrente.

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