WORK IN PROGRESS

martes, 13 de febrero de 2007

de eloy fernández porta (fragmento de un libro próximo)

AFTERPOP
Eloy Fernández Porta
Extracto del ensayo Afterpop: La literatura de la implosión mediática (Berenice, Córdoba: marzo 2007)


NO-LOGO SOBRE LITERATURA Y POP, VII: TUS FILIAS SON POP : TUS FOBIAS SON PULP. La distinción entre órdenes o géneros en el marco de la cultura popular puede plantearse a partir de un esquema psiconalítico. El ámbito del pop es el de la filia, el goce del objeto y de la novedad entendido como goce obligatorio, compulsivo. Lo ejemplifican dos episodios de American Psycho de Bret Easton Ellis en que Patrick Bateman dedica varias páginas a comentar la discografía de dos de sus grupos favoritos: Huey Lewis and the News y los Genesis post-Peter Gabriel. En ambos casos su descripción del objeto de consumo como objeto de goce está recorrida por un siniestro candor: es una combinación de crítica musical blanda a lo Rolling Stone (“la mejor y la más interesante banda que surgió en Inglaterra en los años ochenta”) con epifanías sentimentales de mal gusto (“¿Acaso algún grupo ha presentado en términos más íntimos los aspectos negativos del divorcio?”) y apelaciones autobiográficas (“lo que hace que esta canción sea tan excitante es ese final con el narrador que nunca se entera de nada”). El goce naïf del Bateman-comentarista-de-rock aclara mucho sobre su papel como asesino: se comporta como un modelo ideal de consumidor que vive y siente los mensajes publicitarios al pie de la letra, con una intensidad que ni siquiera un fan podría sentir. Es una perversión parecida a la que tiene el agente Cooper de Twin Peaks, que encuentra “delicioso” y “exquisito” hasta el pastel o donut más vulgar. “¡Tiene usted el estómago de una hormiga!”, le dice su compañero de aventuras: en efecto, la filia comercial es psicótica y sólo puede redundar en el crimen. En su adaptación al cine de la novela Mary Harron tuvo una excelente ocurrencia: cruzó el capítulo sobre Huey Lewis con el del primer asesinato de un colega de trabajo, de manera que Bateman le clava el hacha en la cabeza a su víctima mientras comenta, extasiado, la canción “HipTobe Square”. El que intenta venderte un disco quiere sajarte la cabeza: paroxismo y crimen: tal es la psicosis del consumo.
Freud define la fobia como un temor irracional que causa reacciones pánicas, y cuyos orígenes cabe rastrear en la historia personal o en elementos psicosociales. El personaje literario que mejor representa la fobia de nuestro tiempo es Cayce Pollard, la coolhunter que protagoniza la novela de William Gibson Pattern Recognition (Mundo espejo). La clarividencia social y comercial de Pollard está directamente relacionada con una experiencia traumática: “El muñeco de Michelín fue la primera marca comercial ante la que manifestó una reacción fóbica. Tenía seis años.” A partir de ese trauma originario Pollard desarrolla una reacción contra todas las marcas corporativas; especialmente significativo es su ataque de Tommyfobia (de Tommy Hillfiger) en los primeros capítulos de la novela. Esta idea del pulp como inconsciente del pop se ha desarrollado también en el cómic independiente norteamericano. En un texto autobiográfico Daniel Clowes describe su reacción ante la portada de un número de la revista Strange Adventures que representaba a un matrimonio convencional con niños pasando un domingo en el jardín, jugando en la piscina bajo el sol: “me eché a llorar y empecé a darme de cabezazos contra la pared por lo angustiosa que me parecía esa situación”. Esta representación de la reacción fóbica al pop coincide con la de una historieta de la serie de Charles Burns Misterios de la carne en que una mujer huye hipando histéricamente de una sala de proyección en que pueden verse las imágenes de una hamburguesa y una cama de matrimonio. La huida fóbica –sálvese quien pueda– no lleva, en estos y otros casos, al purismo, sino a una reescritura de la línea secreta de la cultura popular contra la principal.
La aparición de una nómina o enciclopedia de referentes junto con la puesta en escena de una reacción pánica constituye el doble movimiento, de análisis y repulsión, que define a la literatura como crítica de la cultura: historizar la cultura contemporánea (por medio de un archivo seleccionado de sus casos) e histerizarla por medio de la crisis fóbica.

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