WORK IN PROGRESS

viernes, 8 de mayo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

En agosto, disciplina militar, preso hasta el dos de octubre, como recepcionista de noche, no me quisieron despedir aunque llegué con tres días de atraso, según el cambio de fechas que intentó imponerme, por joder, la jefa de recepción, un día antes de mi salida a Marruecos, desde donde le escribí un correo diciéndole que no había podido adelantar la vuelta, que no encontré avión, aunque no lo intenté, claro, ya no me interesa el trabajo, no quiero seguir desmadrándome el cuerpo por la falta de sueño, no en Barcelona, no en este hotel, a una hora de mi cama en un tren que siempre va con retraso y repleto, quiero irme a París lo antes posible, pero si renuncio no puedo chupar del paro forzoso, tengo que esperar el final, aunque dependo de que estos mamones no quieran renovarme, y por eso he comenzado a trabajar en el tema, echándome tierra encima, buscando el odio jerárquico, escribí en el libro de incidencias que no estaban dejando comida en la noche, los del restaurante, y que si ésta era una manera de impulsarnos a robarla, para diluir sus culpas, ya podían buscar algo más elegante, con más ingenio, y es que desde que entré, hace cuatro meses, he visto robar botellas y comida, casi siempre por orden del jefe de restaurante, que está liado con la jefa de recepción, así que denunciarlo a él es meter el dedo en el culo de ella, y eso hice, buscando agujeros, debilidades, y las encontré, me lo demostró la propia jefa de recepción quedándose hasta mi turno para saltar, histérica, a decirme que se sentía indignada al verme usar mi portátil para bajar cosas de internet con el wi-fi del hotel, que le parecía un abuso, que ella eso no lo haría, y yo pensando qué curiosa es la naturaleza humana, si justamente por esto, pendeja, por abusos, están a punto de echarte del hotel, por tragar y beber gratis, por follar escondida en las habitaciones, es gracioso que te vayas por el tema de los abusos para machacarme, supongo que te traiciona el inconsciente, o tienes la cara muy dura, no sé, eso pensé, pero no dije nada, no quería entrar en una de acusaciones y peleítas, pero lo importante es que me lo dejó claro, cuando me quiera ir con un despido injustificado sólo tengo que correr la voz de que voy a denunciar los robos con la directora del hotel, y en uno o dos días estaré fuera, aunque por ahora sólo voy a colgar esta pendejada en el blog, para ver si pasa algo, si me echan, si por fin París, mi viejo sueño de sudaca desubicado, mi nueva excusa para huir de la rutina, aunque estoy aprovechando los días con mi régimen militar, me obligo a dormir de nueve a dieciséis, luego me levanto, paso por el baño, regreso a la habitación, y me encierro a trabajar sobre los capítulos viejos, porque mi vida actual no tiene interés, sólo trabajo, sueño, pajas y escritura, nada más, y así, por ejemplo, tengo un mes sin follar, desde el viaje a París, porque cuando llegué de Marruecos, hace unos días, crucé mensajes con un par de amigas, pero no hemos podido, o querido, coincidir, porque en el hotel sólo me dan algún día suelto, entre semana, y así es jodido quedar, el trabajo nocturno desmadra la vida social, la de cualquiera, está demostrado, y mis intentos de salir a buscar un encuentro feliz, como el de la aristócrata egipcia, han fracasado, me he encontrado con una ciudad vacía, domingo y lunes, casi sin mujeres sueltas en la calle, y he regresado sin nada que contar, lo que no me preocupa, la verdad, no sé por qué, me siento bien, esta temporada, solo, con mi novela y mi disciplina y mi vida monástica, Minotauro sin laberinto, aunque a veces me entra el desespero por echar un polvo, claro, pero poca cosa más, no me apetece enrollarme a hablar con nadie, no me nace, ni siquiera, chatear, dejé la conexión de internet, mandé al carajo a la compañía que me daba el servicio, me enviaron una factura inflada que no pienso pagar, que demanden si les es rentable, ahora mi comunicación se reduce a frases sueltas, cortas, con mis compañeros de piso, con los colegas del hotel, vivo del escapismo mental, floto sobre los retrasos y las aglomeraciones en el tren, sobre la falta de tiempo libre por las cincuenta y tantas horas de trabajo semanales, floto sobre el trabajo mismo, como si no fuera conmigo, cumplo mi horario, hago mis funciones, y ya, cero implicación, supongo que por eso me desterraron a la noche cuando regresé de Marruecos, el jefecillo de la mañana, el segundo de recepción, hablándole pimpolladas a la jefa de recepción, un tipo que prometió ser, algún día, director del hotel, le ilusiona el tema, vive para esto, casi tres años en el mismo puesto, sin ascenso a la vista, una fidelidad impresionante, no sé por qué, si sobran los puestos de trabajo en el sector y ya podría ir ascendiendo en otro sitio, aquí no hay dónde, pero todos pasan y él queda, y está claro, al verme a mi bola, dando a entender que este trabajo no tiene importancia, sin hacerle caso a él ni a la jefa de recepción, sin gestos de sumisión, medio autista, sin estresarme, sin sorprenderme, sin tomarme nada en serio, eso no puede ser, patada en el culo, directamente a lo más profundo de la noche, rollo Ixión en el Tártaro, oscuridad y hambre, y ya va bien, que se protejan, no tiene sentido que venga un sudaquita a cagarse en sus cosas, no, los tipos raros a la sombra, y que dejen de joder.

*

…llego a tu sexo sobre la ropa, lo imagino caliente, húmedo, muevo mi dedo lenta, pero firmemente; vuelvo a besar tus senos, pequeños mordiscos, juego con mi lengua y tus pezones; abres las piernas, pongo mi mano dentro de tu pantalón y, delicadamente, avanzo por tu piel, hasta encontrar tu vagina esperando mis dedos, mucho más húmeda de lo que había pensado. Muevo mi dedo medio a lo largo de tu sexo, suavemente, tres, cuatro veces. Entonces, busco tu clítoris, y muevo el dedo en círculos, presionándolo ligeramente; me alejo de tu pecho para mirar tu cara, tus labios hinchados, tu respiración acelerada, te digo cómo me gusta verte así, tan excitada, y traigo mi dedo a mi boca para probar tu sabor, el de tu sexo, y disfrutarlo, como disfruto todo en ti, y te lo digo. Me pides que por favor me ponga sobre ti, “espera un momento”, te respondo. Me desnudo y luego te saco los pantalones, muy suavemente, mirándote, encantado. Cuando estás desnuda beso tus pies, tus piernas, te doy breves mordiscos, acercándome poco a poco a tu sexo. “¡Por favor, ven!”. “Espera”. Acerco la boca a tu vagina, muy próximo; puedes sentir mi aliento sobre tu sexo. Muy lenta, delicadamente, uso mi lengua para recorrerte, comenzando cerca de la cama y subiendo, acabando en el clítoris. Te saboreo, uno mis labios a los de tu sexo, y llevo mi lengua dentro de ti. Estás muy excitada y, cuando estoy jugando con tu clítoris, coges mi cabeza con tus manos y mueves la pelvis. Acaricio tus pezones con mis dedos. Me dices que te gusta mucho todo lo que te estoy haciendo, que no habías pensado que pudiera ser tan placentero. Continúo moviendo mi lengua sobre tu clítoris, hasta que siento que estás cerca de sentir un orgasmo. Me detengo. Subo por tu cuerpo con pequeños besos. Llego a tu boca y nos besamos desesperadamente, interrumpiendo de vez en cuando para decirnos cuánto hemos esperado este momento y cómo nos hemos deseado. Uso mi mano para jugar con mi pene sobre tu vagina; acaricio tu clítoris con mi sexo. Mientras tanto, sentimos nuestra piel, nuestros cuerpos unidos, muy suaves, muy caliente, y muy excitados. Recorres mi espalda con tus uñas, cada vez más fuerte, dejando marcas rojas sobre mi piel. Muerdo tu cuello y siento tu pecho sobre el mío. Cambiamos de posición, ahora tú estas sobre mí. Mueves tu pelvis para sentir el contacto de tu clítoris contra mi sexo, cada vez más rápidamente. Acaricio tu cuerpo, tus senos; me doy cuenta de que tus ojos de gato tienen una expresión extraña, como un animal enloquecido, sin pensamientos, sólo sentimientos, y las sensaciones que llegan del cuerpo. Te pido que pongas tu sexo sobre mi boca. “¿Qué?”. “Quiero que pongas tu sexo en mi boca”. “No, me gusta así”. “Por favor”. Lo haces. Lamo su vagina, encuentro tu clítoris, lo lamo también. Ronroneas. Abro tus nalgas con las manos. Mueves tu pelvis sobre mi boca, cogiéndome del pelo con una mano. Cada vez te mueves más rápidamente y, al final, explotas en un fuerte orgasmo. Puedo sentir tus contracciones en la boca; recibo tus fluidos con la lengua. Te apartas y te acuestas sobre mí. Pones tu cabeza sobre mi pecho; acaricio tu pelo y te pregunto si estás bien. Me dices que ha sido muy bueno, que nunca lo imaginaste así. Te digo que estoy muy feliz contigo, y que apenas hemos comenzado. “¿Comenzando?, yo no puedo más”, me dices, sorprendida. “Comenzando con el sexo, tenemos más días, muchos, espero”. Me preguntas si yo no voy a terminar. “Descansa un poco, no te preocupes, ahora yo sólo quiero verte así”. Y abrazados, sintiendo nuestros cuerpos, te duermes, pensando que es el mejor de los sueños traído a la vida real; mientras que yo cierro los ojos y me duermo contigo dentro de mí.
PS. Me gusta saber que podemos ser sinceros, absolutamente, y hablar de sexo sin problemas. No sé si algún día podamos estar juntos. Espero (de esperanza, y de paciencia). Estas líneas eróticas, esta forma de hacer el amor a distancia, es apenas un pobre sustituto de lo que podríamos vivir juntos, en todos los sentidos. Caminar, hablar, ver cosas, dormir… Estoy seguro de que podríamos sentir que el mundo es perfecto, juntos. Ojalá algún día pase. Por el momento, sólo tenemos las palabras, y la opción de estar comunicados a través de dos mundos distintos. Tengo que agradecer esta posibilidad. ¿El futuro?, quién sabe. Yo soy libre, pero no tengo el norte claro; tú tienes el norte claro pero dentro de una caja dorada. Cada situación tiene sus ventajas y desventajas, normal. Sólo puedo decirte que puedes hacer conmigo lo que quieras. Si necesitas un profesor de español, aquí estaré. Si necesitas un guía turístico, aquí estaré. Si necesitas un amante, también, aquí estaré. Si necesitas a un hombre con quien vivir tu vida, podemos probar.
Esta noche iré a un concierto de música cubana, un gran músico amigo. Luego, en la noche, tendré la sensación de haber estado contigo en un sueño. Gracias, otra vez, por estar allí.

No hay comentarios: