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jueves, 14 de mayo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Estrellas
En la noche le pedí al que hablaba francés comer lo mismo que ellos. Junto a una lámpara de gasolina, en una bandeja grande, estaba la pâte, un redondel de harina gelatinosa que se cogía con los dedos para mojar en dos salsas de pescado, una muy picante, la otra no tanto.
En algún momento el jefe me comentó, en su inglés duro, que un blanco les había dicho que las estrellas habían sido puestas en el cielo por los norteamericanos.
--¡No, no! Sólo algunas de las que se mueven, que son satélites artificiales.
--¿?
--Las estrellas están allí desde el Big Bang, más o menos, como el sol.
--¿?
--Se supone que cuando comenzó el universo todo lo que hay ahora estaba concentrado en una bola gigantesca de fuego, que luego explotó y se enfrió y fue apareciendo la base de lo que vemos.
--¿?
--Algo así, se supone que el universo se enfrió y sigue en eso.
--¿?
--Nada, que las estrellas no las pusieron los norteamericanos, están allí desde siempre.

Akué kaká
En algún momento el jefe comentó, en su inglés duro, que era la primera vez que un blanco comía con ellos del mismo plato. Un pescador me miró fijamente y dijo:
--He is a free man.
--Muchas gracias, Akué kaká.
Y así me bautizaron, "Monsieur Akue kaká", "Señor Muchas gracias", por repetirlo a cada momento. Al día siguiente me llevaron a conocer pescadores, de casa en casa, y cada vez, un vaso de aguardiente amargo, muy difícil de tragar. A las nueve de la mañana ya estaba casi borracho.
Después de las visitas entendí que en la zona había dos tipos de pescadores, los free lance y los de la cooperativa. Yo estaba con los free lance; los de la cooperativa de una ONG alemana, por lo que vi, eran algo así como pescadores artificiales. Entre ambos grupos no había contacto.
El que hablaba francés me presentó a un buen amigo suyo, pescador free lance, que estaba pasando una mala racha: un barco de pesca industrial de arrastre le había desaparecido todas las redes. Ahora estaba esperando que el gobierno le reconociera parte de las pérdidas para poder comprar nuevo material; mientras tanto, su barca en la playa, recitaba este poema:

¡No me toques!
insecto come madera
algún día me verás nadar

1 comentario:

paula dijo...

me ha parecido un fragmento precioso.Akué Kaká Armand.
La costosa explicación ,de que las estrellas no son made in america, brillante y encima cargadita de razón je,je.
El personificado haiku navegable,una condensada oda al exigible respeto,una lección de dignidad.
un abrazo.paula