Como no teníamos dinero para malgastar en ocio, y mucho menos en cultura, busqué la oferta gratuita de la ciudad.
En Sudacalandia existe la fantasía de que toda España, excepto Barcelona, es una tierra de ignorantes y de bárbaros; pero cuando uno vive en Barcelona se da cuenta de que hay mucha más actividad cultural en las capitales sudacas que en Barcelona, sobre todo, si consideramos los atracos, asesinatos, accidentes de tránsito, palizas y peleas callejeras, hurtos y arrebatones como manifestaciones naturales del teatro de calle local.
Para pasar el rato sin gastar dinero lo típico en Barcelona, como todo el mundo sabe, es caminar por La Rambla, por «el arenal», como le decían los moros, «ramla».
Teatro
Así que me llevé a Antonia a pasear las Ramblas y en una aglomeración que anunciaba una estatua viva, un hombre antorcha, un malabarista, unos bailarines de tango, o algo peor, encontramos el primer espectáculo de teatro callejero que vimos en la ciudad.
—¡Coño Antonia mira aquel tipo!
—¡¿Cuál? ¿Dónde? ¿Quién?!
—Aquél, el morito, mira cómo le pasa [el dorso de] la mano por los bolsillos a los turistas.
—¡Oye sí! ¡Y nadie se da cuenta!
Sí, otro morito que, con un golpecito en el hombro, le señaló al morito de la mano en dirección nuestra. El de la mano nos miró y pasó frente a nosotros soltando:
—Hay que bagar bar ber —y desapareció.
Luego pasó el otro, sonriendo como el anterior, soltando:
—Brofesional… es un arte… un arte.
Un poco más allá, mientras esperaba que Antonia meara apurada en un agujero de comida rápida, vi que a dos pasos un morito metía la mano dentro del maletín de un comensal. Me acerqué al comensal para avisarle que lo estaban robando. El morito de la mano en el maletín desapareció y apareció otro morito, el comensal, el dueño del maletín, que era colega del doctorado.
Mi colega creía que lo estaba saludando. Y sí, ahora lo estaba saludando, aún más sorprendido que él por la coincidencia; pero también estaba tratando de explicarle que lo había estado robando un tipo que se había metido entre la gente del local, que lo buscara, porque todavía estaba adentro.
—No basa nada, en ese maletín sólo hay libros.
—¿Libros?
—Sí, sólo libros.
—¿Nada de dinero?
—No, no dinero. No dengo dinero.
—¿Nada de valor?
—No, nada… abenas dengo bara bagar comida… dengo beca en doctorado, y beca da boco… dreinda mil besedas.
—¡Coño! ¿Treinta mil apenas?
—(… )
—¿Y entonces cómo vives?
—Rebardo coreo en la mañana… coreo comercial.
—Ah… ¿y pagan bien?
—No… bagas mucho y bagan poco.
—¿Sí?
—Es lo gue hay.
—¿Y tu familia?
—Familia muy bobre, en Fez no hay drabajo… a beces enbío boco de dinero… si buedo ahorrar un boco.
—¿Y puedes?
—A duras benas.
—Joder, de verdad que es admirable.
—Así es la bida… es duro, bero hay que luchar.
—¿Y no has intentado encontrar otro trabajo mejor pagado?
—No buedo, tengo bisa esdudiande… si drabajo sin babeles bueden quitar bisa esdudiande y beca y desbués debordar.
—O sea que por un lado te dan una beca de mierda y por el otro una visa que no te deja trabajar.
—Algo así.
—Coño… y entonces ¿cómo vas a hacer?
—Seguir luchando mientras bueda… es brobable, muy brobable, que el compañero ladrón sea begario… aquí ladrones, casi siembre, begarios dogdorado.
—¡¿Sí?!
—Sí, es así, amigos barios.
—Claro… profesional, un arte.
WORK IN PROGRESS
sábado, 23 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Es curioso, en la tele he visto un anuncio de un próximo concurso en el que los concursantes han de basar cada día con un euro, hasta llegar a destino.
Los budistas dicen que cuanto menos tienes mejor, mientras tengas para comer, porque cuanto más tienes, más dolores de capeza.
Lo bueno sería combroparlo...
Publicar un comentario