Mientras estuve en V., entre la violencia, la inseguridad personal y jurídica, y la crisis política, social y económica, mi sociopatía parecía dulce y amable. Como mis agresiones gratuitas eran verbales y mi desprecio por los congéneres era una conducta generalizada, pasaba por ser un tipo la mar de elegante. Pero después de casarme, e irme a vivir en una ciudad bienpensante, mi personalidad psicopática tuvo que ser encerrada. La compañía de un buen amigo indígena con una sintomatología similar, que de joven fue caso problema en una familia de concertistas que no paraban en casa, ha servido de alivio, pero no ha sido suficiente.
Para limpiarme del exceso de bienpensantismo local fui escribiendo una serie de correos electrónicos que envié a los amigos de V. En los correos satirizaba mi experiencia de este lado del océano.
Convertí los correos electrónicos en cuentos experimentales, añadiéndoles notas a pie de página como había aprendido en el doctorado, notas cargadas de sociopatía. El resultado fue un libro atascado.
Incorporé las notas a pie de página al cuerpo del texto y desaparecí los fragmentos demasiado experimentales para la media del lector local, que rechaza el experimentalismo. La estructura seguía siendo inconexa.
Por unas agentes literarias supe que debía convertir los cuentos en novela, porque éste es el único género interesante para los editores aborígenes. Por afinidad, aproveché el libro de Stevenson, The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, como esqueleto de mi engendro.
Se supone que Stevenson me servía para trabajar la duplicidad y los antagonismos entrecruzados de realidad-ficción, vigilia-sueño, presente-pasado, vida diaria-recuerdos, aquí-allá, yo-ellos, etc.
Pero el libro se volvió barroco, y en muchas partes no fluía. Lo suavicé acentuando la oralidad y eliminando las pretensiones y las pendejadas filosóficas.
Como la referencia a Stevenson es hermética, y no me gusta el hermetismo, decidí darle a la novela apariencia de guía de la ciudad, divirtiéndome con la idea de engañar y confundir a más de un pendejo, como hice antes con una novela que tenía título de ensayo (La Crisis de la Modernidad).
Para acentuar la dualidad, el dos por uno, he rescatado cuentos de un libro anterior, escrito en V., que junto a algunos textos escritos en Barcelona tendrían que formar los anexos de esta novela. Unos anexos que, más bien, son un libro aparte de cuentos, incorporados bastante arbitrariamente al cuerpo de la novela en esta última revisión, por sugerencia de un tipo que sabe de literatura mucho más que yo. Así, lo que antes era medio libro de anexo, ahora sólo ocupa unas pocas páginas, éstas que siguen:
WORK IN PROGRESS
sábado, 15 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario