LAMIA
Los encuentra en lugares nocturnos. Los atrae con una mirada. Les acepta una copa. Les sigue la conversación. Les hace creer que está interesada en lo importantes que son en sus oficinas. Les deja acercarse. Les sonríe. Les hace esperar nerviosos mientras va al baño. Les cuenta un poco de ella, pero no les dice nada. Les acepta la tercera copa. Les hace creer que se ha mareado. Les ríe los chistes. Les consiente, como dudosa, que la lleven a casa. Les agarra del brazo mientras llegan al carro. Les ríe los chistes. Les acepta una última copa, en sus casas. Les rechaza los besos, diciendo que van demasiado rápido. Les deja abrir las puertas. Les agradece cuando pasa adelante. Les mira en silencio cuando sirven los tragos. Les mezcla la droga mientras están descuidados. Les dice que se siente mal, que quiere ir a la cama. Les pide un momento el baño. Les deja caer inconscientes, mientras tanto.
Envía un mensaje por el móvil. Espera cinco minutos. Abre las puertas. Con calma, revisan todo, de arriba a abajo. Pero esto no es lo importante. Son las fotos, esas donde aparece el dueño del piso, desnudo en la cama boca abajo, con el otro arriba. Pero esto no es lo más importante. Es la cara de gusto, en primer plano. Por eso los problemas de sueño, las pesadillas.
WORK IN PROGRESS
viernes, 7 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
El mito de la seducción por SMS.Triste mito, de una madre condenada a no olvidar,a rasgarse el dolor de ausencias,vengandosé con vagina dentada. Demonio,por demonio,me quedo con Lilith,madre no hay más que una je,je.
Publicar un comentario