En la calle, "verga qué ñeros, después de hablar tanta güevonada de lo bien que sabemos viajar mira cómo hemos caído... qué cagada... bueno, por lo menos no nos quitaron los pasaportes, y los ordenadores de bolsillo, y no nos dieron coñazos”. "Es que a estos carajos no les conviene desmadrar a nadie; así no los pueden acusar de nada, ni robo, ni lesiones, nada". "Ya estarán supercuadrados con la policía". "Como lo hacen es perfecto, sólo con intimidación". "Claro, no puedes decir nada, allí está la cuenta, es tu palabra contra la de ellos". "Vamos a anular las tarjetas, que se jodan estos mamones, que les pague su puta madre". "¿Cómo?". "Diciendo que nos robaron las tarjetas en la tarde".
En el hotel le preguntan al recepcionista cómo reportar el extravío de sus tarjetas de crédito, reciben un papelito con la dirección de la oficina de la policía y compran una tarjeta telefónica, que se agota por las contestadoras automáticas de la atención 24 horas de las tarjetas de crédito. En internet no se abre la página de atención al cliente. "Vamos a salir de la denuncia de la policía primero, después seguimos con esto".
Caminan por una avenida transitada que luego se queda oscura y solitaria. Aparece una patrulla. Detienen a la patrulla y le muestran el papel escrito en chino. Los policías los suben a la patrulla, se detienen frente a un callejón oscuro, señalan que es hacia adentro. Ellos se miran la cara, se bajan, caminan, y sí, casi al final del callejón hay una estación de la policía.
Escriben la denuncia en inglés, diciendo que les robaron las tarjetas después de comprar unos zapatos en un centro comercial, hacia las 19 h.
Los tipos regresan al hotel caminando. En el camino el que no pidió nada cree ver al gordito que los llevó al bar, parado con un grupo de colegas. En el hotel, usando otro número de teléfono, el de la cerveza consigue anular su tarjeta. "¿Seguro que cualquier cargo posterior a la hora del robo será anulado?". "Sí, no se preocupe". "Vale, muchas gracias". El tipo que no pidió nada no consigue comunicarse con su banco, llama a sus padres para que lo intenten ellos y quedan en que le enviarán un mensaje por internet. Una hora después el mensaje llega, la tarjeta fue anulada.
*
Al día siguiente, paseando entre los canales de una ciudad turística cercana, a uno de los tipos le entra la paranoia, pensando que ahora, quizá, los matones los estarán buscando, por la anulación de las tarjetas. Tendremos que llegar al hotel en taxi, y conseguir mañana también un taxi para que nos lleve a la estación del metro. ¿Y si hay alguien esperándonos en el hotel? Cualquier cosa llamamos al consulado, me bajo yo primero del taxi y si veo algo raro me vuelvo a subir, le decimos que nos deje en un hotel cinco estrellas y de allí llamamos a los consulados. ¿Y tú crees que pueda haber alguien esperándonos? No creo, pero si ya los carajos se dieron cuenta de que anulamos los pagos seguro que querrán echarnos el guante. Esos averiguan en un momento que estamos en ese hotel, ahorita casi no hay turistas. De todos modos no creo que les sea rentable ocupar a un matón todo el día esperándonos, el pedo es que el hotel está casi al lado de su antro, no podemos ir por allí caminando, le habrán dicho a los pendejos que trabajan para ellos ofreciendo el sex massage que si nos ven por allí los llamen. Eso sí, seguro. Dentro del hotel no creo que se atrevan a hacernos nada. No van a armar un escándalo por mil euros. Y además no ganan nada machacándonos, a ellos lo que les interesa es la pasta. Pero si nos cogen la cagamos. No quiero ni pensarlo. Qué bolas marico. Está de pinga, ¿no?, ¿qué tal China?, bien, pero tuvimos un problemita al final del viaje, y dejamos a unos matones buscándonos. Qué cagada, domicilio desconocido y metidos en peos con la mafia china de Shangai, qué bonito, bello, el sueño de nuestras madres.
WORK IN PROGRESS
sábado, 5 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario