WORK IN PROGRESS

domingo, 27 de julio de 2008

sin titulo: fragmento

Cuando estaba acabando de enviar la invitación me llegó al teléfono un mensaje de mi amor recurrente preguntándome si quería que nos viéramos en un hotel. Que pregunta, coño, claro! Le envié la respuesta. Después la llamé, le dije que me bañaba, bajaba al cyber para reservar un hotel, y la volvía a llamar para decirle dónde.
Estaba un poco hecho polvo, había salido en la noche y estuve hasta tarde bailando y haciendo el tonto con una ex modelo. Luego, en casa, en la madrugada y en la mañana, me la había cascado un par de veces pensando en ella. En resumen, tenía la sensación de que no funcionaría bien con mi amor recurrente.
Caminando hacia el hotel pasé frente a una farmacia donde la mujer que atendía tenía cara de histérica; esta me va a mandar al carajo, pensé. En la segunda farmacia había una chica guapa y joven, me dio vergüenza explicarle, seguí. La tercera estaba llena de viejecitas, y como no tenía tiempo para esperar en la cola escuchando historias de artritis y hemorroides, continué. La cuarta farmacia estaba llena de turistas, pero en el mostrador había, por fin, un hombre. Me puse en la cola.
--Buenas tardes, ¿tienen algo contra los problemas de erección? Estoy hecho polvo, no dormí mucho anoche, y he quedado ahora con una amiga.
--Tenemos, pero todo es con récipe.
--¿Y no hay nada más suave?, digo, algo que no necesite prescripción; no sé, alguna de esas cosas naturales.
--Lo único que tenemos son cápsulas de gin-sen, para el agotamiento, pero eso te pondrá nervioso.
--¿Y funcionan inmediatamente o hay que tomárselas por una temporada?
--Inmediatamente.
Las compré. Me mandé dos, como dijo el farmaceuta.
Llegué al hotel. Mientras estaba con el recepcionista llegó mi amor recurrente, nerviosa. Nos saludamos sonriendo, pero sin tocarnos. Yo estaba tranquilo. Subimos. En la habitación, un abrazo suave, de pie un rato. Nos acostamos y hablamos, como le gusta a ella, antes de empezar. Me contó de un mal rato que le hizo pasar su madre por una enfermedad que le ha dado a su hija, que le hizo recordar unas cosas chungas que vivió ella, relacionadas con temas sexuales, cuando era niña, y que hace años me contó a mí, por primera vez; dice que acordándose de lo bien que me había portado con ella fue que le vino la extrañeza, y no se pudo aguantar, y como ya me voy, me llamó. Después estuvimos abrazados un buen rato, acariciándonos. Entonces nos desnudamos, la toqué, estaba muy mojada, como siempre. Un poco de sexo oral y me acomodé para que me besara ella también. Yo estaba a medias, y en la barriga, la sensación de que la cosa, para mí, estaría jodida (se siente uno como si le sacaran el aire, pero en los huevos). En resumen, que el gin-sen no había hecho efecto. Ni me puso nervioso ni nada. Me convencí: hay que luchar de frente contra los abusos y fraudes de las empresas farmacéuticas, no podemos seguir así, víctimas inocentes.

*

Las fractales colonizan el espacio.
Un fractal es una forma con partes que, debidamente ampliadas, se parecen al todo. Y lo mismo ocurre con las partes respectos de sus propias partes. Y así una vez, y otra, y otra… Es quizá el modo más simple de crear complejidad: reiterando un patrón un cierto número de veces en escenarios cada vez más pequeños. Son fractales los relámpagos, los helechos, los árboles, minerales como las pirolusitas… Las plantas suelen ser fractales por fuera y los animales suelen serlo por dentro: sistema nervioso, sistema circulatorio, sistema respiratorio… Los fractales son una buena forma de acceder a un gran número de puntos del espacio con una cierta continuidad. Fueron bautizados, estudiados y popularizados por Benoit Mandelbrot, y hoy han irrumpido con fuerza en el mundo de la creatividad humana.
Cristal. Fulgurita. Rosa del desierto. Yeso.

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