WORK IN PROGRESS

viernes, 12 de septiembre de 2008

La crisis de la modernidad (1997): fragmento

¿Qué más?
Tanto se rasca la cabra, que se daña. Tanto da leche, que no da jugo. Tanto se cuida, que se pierde. Tanto canta, que termina enmudeciendo. Tanto grita, que no oye. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe. Tanto se rompe, que no se tiene otro. Tanto se desea tener, que cuando se tiene ya no se desea. Tanto se recuerda, que se olvida. Tanto se pide, que se abandona lo pedido. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo. Tanto se enfría, que ya no sirve. Tanto se bebe, que al día siguiente se está sediento. Tanto se come, que se acaba cagando. Tanto se limpia uno el trasero, que siempre está sucio. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se golpea, que se parte. Tanto se parte, que hay que compartir. Tanto se guarda, que se daña. Tan grande es el daño, que ya no puede dañarse de nuevo. Tanto se ríe, que se acaba llorando. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto vale el hombre, cuanto se le precia. Tanto se le precia, que se acaba despreciándolo. Tanto se vive en sociedad, que mejor se anda solo. Tanto se anda solo, que se concluye acompañado. Tanto se quiere hablar, cuanto no se tiene quien escuche. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se aleja, que lo olvidan. Tanto se olvida, que no hay nada que recordar. Tanto se llora, que termina uno alegrándose. Tanto se alegra, que le duele la barriga. Tanto duele la barriga, cuanto mejor se ha comido. Tanto se exagera, que lo discreto es lo exagerado. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tan malo es, que se le desprecia. Tan bueno, que le piden prestado. Tanto da, que le quitan. Tanto le quitan, que se vuelve malo. Tanto crece, que no hay quien le siga. Tan chiquito es, que lo pisan. Tan rápido va, que lo alcanzan. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega. Tanto llega, que siempre se va. Tanto se tiene, que se quisiera no tener nada. Tanto entiende, que no le hacen caso. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto habla uno, que se contradice. Tanto piensa, que es mejor andar callado. Tanto se quiere vivir, que se termina muerto. Tanto se vive, que frecuentemente se está aburrido. Tanto se duerme, que se sueña. Tantas veces se despierta, cuantas veces se ha dormido. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto vale buena fama, como un favor conseguido. Tanto se consigue, que se pierde lo que se tenía. Tan bien se está, que no se está bien en ningún lado. Tanto se descansa, que siempre se está cansado. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto promete uno, que se desdice. Tanto se desdice, que se termina diciendo cosa cierta. Tantas veces se acuesta, que ya no se quiere levantar. Tanto se ama, cuanto se quiere que lo amen. Tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
De este fragmento según Villon te hablé. De lo que sigue, creo que no

2 comentarios:

paula dijo...

“Quien más me quiere es quién más me ofende,
y el más sincero es quién mejor me miente,
mi amigo es aquél que me hace mirar,
que un cisne blanco no es sino un cuervo vestido de negro.”
François Villon
Me gustan, como ya sabes, los apóstoles de las mentiras, seguiré escuchando ,mientras espero ,que me las canten en villancicos je,je.
Un abrazo

Armando Luigi dijo...

creo que mi preferido, de Villón, es uno que escribió una de tantas veces en que iba a ser ahorcado; dice algo así como:

"Me llamo Francois,
nací en Poitiers,
cerca de París,
y del extremo de una cuerda,
sabrá mi cuello cuánto pesa mi culo."

Joder, ni Bucowsky; y además, hace más de quinientos años.