WORK IN PROGRESS

martes, 3 de febrero de 2009

si alguien te ofreciera un millón, ¿no te dejarías? (continuación)

Cambié a la pareja de homosexuales por una bailarina de tango de veintisiete años, que habla mucho y oye poco, pero está bien, da buen rollo. El piso donde está la habitación que alquila tiene su edad, más o menos, y como ella, está relativamente entero. Es casi céntrico, pero queda al lado de la cárcel. Cuando llegué a Barcelona viví en un apartamento cerca de la Sagrada Familia, luego nos mudamos junto a La Pedrera, ahora me toca la cárcel. Voy persiguiendo edificios emblemáticos, ya se ve. Para caer bien, y porque es verdad, le dije a la argentina que el tango es mi baile favorito. Cuando llegué, estaban ensayando para una presentación que tendrán mañana. Me preguntó si era fotógrafo porque en un mail le envié la dirección del blog como tarjeta de presentación. No, soy redactor freelance, y también hago trabajos cutres, para sobrevivir, ahora he comenzado como recepcionista en un hotelito no muy lejos de aquí. Mi ex marido se va con un amigo a Canarias para vivir de la fotografía, me dijo. ¿Es fotógrafo profesional?, qué suerte, le comenté. Bueno, toma fotos de la gente en los bares y se las vende en el momento. Joder, esa modalidad no la conocía, ¿y le va bien? Y sí, le va bien, podría irle mejor pero es muy tímido, le da vergüenza preguntarle a la gente “¿ché, querés una foto?”.
Cuando regresé encontré a mi ex con mala cara. Después de preguntarle varias veces me soltó que se había peleado con su amante, ¿por qué?, no quiero hablar ahora. Se puso a llorar. Me acerqué y le pregunté si quería un abrazo. Hizo gestos de que le daba igual. ¿Sí o no? Gesto de que sí. Le pregunté por qué pelearon. Por el trabajo. ¿Por el trabajo? Ahora no quiero hablar. ¿Quieres estar sola? Sí. Vale.
Al rato entré al cuarto del ordenador y me miró con odio. ¿Estás molesta conmigo? No, contigo no, pero déjame en paz. Vale, tranquila, cogí el disco que había ido a buscar y que ahora oigo, pacíficamente acostado en la cama del cuarto de huéspedes, pensando qué llevarme, y cómo, al piso de los argentinos.

*

El ángulo penetra.
Cuarzo. Estalactita. Embudo. Rastrillo. Flecha.
El ángulo, como el vértice de un cono, concentra materiales (efecto embudo) o fuerzas (efecto punta). Cuanto más afilada es una punta o un filo, más presión ejerce una fuerza determinada en dicha punta (presión es igual a fuerza dividido por superficie). La selección natural favorece la idea con generosidad, ya que no hay mejor solución para comer y no ser comido que objetos puntiagudos, como los dientes, las garras, los cuernos, las espinas, las púas… Lo mismo se puede decir de la selección cultural a la hora de hacer herramientas. Se puede reconstruir la historia de la tecnología humana desde el Homo habilis hasta nuestros días y ver el progreso del ingenio humano para fabricar utensilios que pinchen y corten.

2 comentarios:

paula dijo...

Ja,ja eres un anguloso y sociopata escritor de punta afilada,pinchas,cortas,pero acabas inyectando ternura...evolucionas je,je.

Armando Luigi dijo...

Claro! Al final es eso, me corroe la ternura