WORK IN PROGRESS

sábado, 6 de diciembre de 2008

tiemposmodernos

Acabó pasando, nos liamos como adolescentes.
Quedamos en vernos a la salida de mi último día de trabajo. En la tarde, cuando estaba acabando de disfrazarme, me llegó un mensaje al móvil: No podre ir. Bajé la vista, me miré los pantaloncitos, y pensé: estás haciendo el gilipollas. Mi ex estaba en el otro cuarto, comiendo patatas fritas de bolsa tirada en la cama, me había preguntado a dónde iba. Quedé en salir esta noche. Silencio hostil. Bueno, tendré que salir solo, ¿a dónde coño voy? Respondí al mensaje: Que ha pasado.
Me llegó un Era broma. Volví a responder: Eres una super capulla, me lo crei estaba triste.
A las diez y media de la noche me llamó. Me despedí de mis compañeras de ferries, salí del edificio, entré a su coche. ¿A dónde vamos? Conozco un sitio en ese centro comercial, una vez fui a visitar a una amiga que trabajaba en esos edificios. Vale, vamos a ver. Bajamos al parking.
Subimos las escaleras. Afuera, ¿y qué, cómo estás? Ella: hoy no vamos a follar, ¿vale?, que quede claro, ¿si? Y yo: vale vale, no pasa nada, lo que tú digas.
A ver dónde nos metemos. ¿Tú tienes hambre? Como tú quieras, yo me he acostumbrado a no cenar, ¿no conocías un sitio por aquí? No, sólo había visto los lugares desde afuera, pero no he entrado a ninguno. Vamos bien, ¿probamos en ese que tiene terraza?, es un poco hortera, pero ya nos sirve, perdón, ¿a qué hora cierran? En diez minutos. Joder, ¿y a dónde podemos ir? Hay un lugar muy chulo, por allí, dijo el de la cafetería que cerraba, un poco loca, él.
En el lugar chulo. Dos, para cenar. Un tipo parado al lado: ¿eres venezolana? Sí. Yo también, lo noté por el acento. El camarero: pasen por aquí, por favor. Qué bonita vista, ¿verdad? Sí, está bien el lugar, rollo modernillo chill out. ¿Os parece bien aquí? Vale, aquí está bien. No veo nada, tengo las palmeras y la columna atravesadas, nos ha tocado la mesa tropical. Pues te jodes porque no voy a cambiar de sitio, a mí me hace falta ver el mar, nunca lo veo.

*

Como dice el refrán: "Quien siembra bananos recoge monos, y el que cosecha trigo necesita un tractor".

*

¿Estás nerviosa? Sí, no sé por qué, contigo siempre me pasa, ¿tú no? No, a mí me cuesta ponerme nervioso. Pues no sé, será que contigo se me sale mi yo adolescente. Será. ¿Y entonces qué, han vuelto a hablar? ¿De verdad no te agobia que te suelte todo mi rollo? No, al contrario, me gusta, ¿a ti te agobiaba cuando tenía el novio maltratador y te llamaba de madrugada? No. Pues es lo mismo. Ya, pero bueno, eres una morbosa, una curiosa morbosa. Puede ser. Sí, hablamos hace unos días, me dijo que nos sentáramos a hacer cuentas, yo dije vale, y ella anotó en un papel cuánto dinero habíamos recibido de mi crédito de estudios, y después, cuánto había estado poniendo ella para la casa y cuánto perdió con el bar; al final, se supone que le debo diez mil euros, pero que generosamente me los perdona. ¡Qué mal rollo!, ¿no? Pues sí, a mí lo que me jode es que no haya ningún sentimiento de compañerismo, de solidaridad, de querer el bien de la otra persona, como si no hubiéramos sido pareja, que la única cosa en la que se centre es en cuánto puso cada uno, como si fuera la quiebra de una sociedad anónima; yo creo que ella quiere, inconscientemente, que yo arme un pedo de abogados; supongo que sería la manera de limpiarse, de decir "vaya hijo de puta éste". Pero tú no lo vas a hacer, ¿no? No, claro que no, se va a quedar con las ganas. Qué lástima que rompan así, de verdad. Sí, supongo que con el estrés de la separación la gente saca su lado más chungo, y el suyo es ése, el de la mezquindad que vivió en su casa; el padre era un tipo difícil, de esa gente con la que es muy duro convivir, todo el tiempo hablando de dinero, a mí me costaba mucho tenerlo al lado, estaba siempre quejándose de todo; supongo que mientras ella vivió con su familia podía culpar a su papá de su malestar, pero cuando se mudó a vivir conmigo el papá ya no estaba pero el malestar sí. Y tú comenzaste a ser la figura sustituta. Algo así, pero con el problema de que soy el extremo opuesto a su padre, entonces tuvo que readaptar las excusas, y por eso el tema de los celos, al principio, y de mi falta de productividad económica, después; la forma más fácil que tiene para machacarme es adoptando el punto de vista de su papá. ¿Y ella qué te dice? El día que hablamos le pregunté qué tenía contra mí, porque yo siento como si estuviera tomando una larga venganza. ¿Qué te dijo? Me dijo que, primero, soy un soberbio, que miro a la gente por encima del hombro, que me creo más que los demás. A mí no me parece. Bueno, a ti porque te respeto, pero sí tiene razón, soy medio sociópata. ¿Qué otra cosa? Me dijo que era frío, que era demasiado frío. Allí sí se equivocó, si más bien eres super cariñoso, super afectuoso. Sí, supongo que en un ambiente hostil era imposible que fuera cariñoso, sobre todo, si cuando intentaba acercarme sentía rechazo, es lo que a ella le cuesta mirar, que progresivamente me fui retirando; ella sólo notó que se iba sintiendo cada vez más sola, y claro, eso la ponía más hostil; es jodido, caer en esos círculos viciosos.
Disculpen, vamos a cerrar la parte del restaurante, ¿queréis pasar a la barra, de aquel otro lado?

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