¿Sabes qué?, hoy no me siento culpable, he pensado que tengo derecho a ser libre, por una vez; llevo diez años casada, y todo este tiempo me he portado a la perfección, como esposa, como madre; creo que tengo derecho de hacer algo para mí, a vivir mi vida, por una vez, por eso no me siento mal, aunque esté nerviosa. Fue lo que alguna vez te dije, que cuando te decidieras a ir más adelante, si te decidías, lo hicieras segura de lo que estabas haciendo, porque si no, no tiene sentido, para mí es muy importante que no desmadres lo que tienes. Ya lo sé, y sentir eso es lo que me da tranquilidad, saber que no vas a presionarme... ¿sabes qué?, quiero que nos vayamos a un sitio, y estemos juntos, desnudos, como hace diez años, pero no vamos a hacer el amor, ¿vale? Vale, lo que tú quieras.
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Y una mierda eso de que podíamos estar desnudos sin follar, a ver quién se lo cree. Bueno, en realidad casi es así, pero por culpa mía. De verdad estoy medio impotente. Años reprimiendo el deseo sexual y sintiendo el rechazo de mi ex. Me mataba a pajas cada día y ahora como que me cuesta follar.
Por suerte mi amor recurrente se portó a la perfección, hizo como que no le importaba. Me ayudó con la mano y acabamos follando varias veces. Aunque sólo me corrí una. Ella también, una vez. Pero nos untamos de abrazos, de la cabeza a los pies, las costillas crujiendo. Años que no lo sentía. Lo mejor que podía pasarme, de verdad.
Ella también está entusiasmada con la aventura, pero no quiere complicarse la vida, claro. Ya le dije que me sentía como Dante con Beatriz, por aquello de la mujer casada, inaccesible. Hace doce años fue protagonista de mi primera novela. Trozos de cartas con declaraciones de amor, fantasías sexuales, la misma pollada que estamos viviendo ahora. No sé si es que somos cíclicos, repetitivos o monotemáticos. En aquella época era yo el que no podía, o no quería, pasar a más. Tenía una novia desde hacía varios años y luego la conocí a ella. No me atreví a dejar a mi novia. Además, vivíamos de un extremo a otro del país, éramos estudiantes e íbamos cortos de dinero. Luego a ella le salió un crédito para estudiar en el exterior, el mismo que yo conseguí al año siguiente. Pero me vine casado. Y ella estaba bien con su pareja, su esposo actual. Preferí desaparecer. No tendría que haberla dejado pasar. Ahora ella está esperando que me vaya de una vez a China, el domingo, para que se le pase la fiebre de amor recurrente y volver a la normalidad. A ver si tiene suerte, y me quedo haciendo el gilipollas del otro lado del mundo.
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La espiral empaqueta.
La espiral es una circunferencia que huye por el plano que la contiene. Es la mejor forma de crecer sin ocupar demasiado espacio. Es muy frecuente en los animales cuando aparece la contradicción de que se necesita algo masivo, voluminoso, grande o largo, y que a la vez no afecte a la movilidad (cuernos, colas, lenguas, trompas, caparazones…), y en las plantas cuando ha de crecer algo que luego debe desplegarse. Si desplegáramos todas las espirales que tenemos en casa (papel de cocina, papel higiénico, cintas de audio, de vídeo, adhesivas, métricas, discos de música, resortes…) tendríamos que abandonarla porque no cabríamos en ella.
Caracola. Caballito de mar. Cuerno de carnero.
Rollo de papel. Cinta adhesiva. Cuerda de reloj.
WORK IN PROGRESS
domingo, 7 de diciembre de 2008
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