WORK IN PROGRESS

lunes, 20 de abril de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Y ahora sí, regreso a la novelita.
El protagonista del robo con allanamiento está frente a un chiringuito comiéndose el quinto, de ocho tacos. Dos policías se acercan y saludan al taquero. El taquero pone sobre la plancha lo que comerán, ya los conoce. Pregunta a los policías qué hay. Se miran y ríen. Venimos de chingar a un cabrón, teníamos meses detrás de él, mató a la madre de un güey que es policía. El taquero sonríe. Yo sigo con mi taco, sentado en una sillita plástica, mirando a la nada. Lo metimos en una habitación, con una jueza, y le estuvimos sacando la madre al desgraciado. El segundo policía, el que no ha abierto la boca, le pide al que habla que pare ya, pero no, el que habla continúa emocionado con su historia. Yo sigo con otro taco, mirando a la nada. Que le estuvieron dando por la cabeza, dice, que comenzó a soltar sangre por la boca, explica y ríe. El policía mudo me mira nervioso. El otro sigue: que la jueza les dio permiso para que acabaran, y lo chingaron tan fuerte que acabó soltando los sesos por la nariz y la boca. El policía mudo le pide al otro que se calle, y me señala. Yo sigo con mi taco, mirando a la nada. El policía hablador:
--¿Y qué pasa?
--Nunca se sabe, ¿y si el güero es periodista?
--Amigo, ¿usted es periodista? --me pregunta.
--No.
--¿Y qué es?
--Turista.
--¿De dónde?
--Suramericano.
--Pero usted no parece suramericano.
--Vivo en España.
--¿Y por qué no lo dijo?
--Porque nadie me lo ha preguntado.
--¿Y en España qué hace?
--Nada, lo que salga.
--¿Lo que le salga?
--Sí, lo que salga.
--No tiene usted muchos pesos, entonces.
--No, no tengo.
--¿Es difícil vivir allá en España?
--Como en todos lados.
--¿Y cómo llegó hasta aquí?
--Me invitaron.
--¿Lo invitaron? ¿Quién lo invitó?
--Los de la feria del libro de Guadalajara -me doy cuenta tarde de que tenía que haberme callado.
--¿Escritor?
Silencio.
--¿El amigo es escritor?
El otro policía:
--Yo te había dicho que te callaras, ¿y ahora qué vamos a hacer con este güey? --y me señala.

*

--Invitarlo a unos tequilas.
Silencio.
--Para que se lleve un recuerdo lindo de México.
Silencio tenso. Los dos policías me miran.
--Acabe sus tacos tranquilo, amigo.
Silencio.
El otro policía:
--Maestro, ¿usted qué escribe?
--Poesía.
--¿Poesía?
--Sí, poesía de amor. De amor y filosófica.
--Chinga, ¿y eso cómo es? --el policía hablador.
--Como Octavio Paz.
--Yo no creo que usted pueda escribir como don Octavio, perdóneme --el policía mudo.
--No claro, don Octavio es demasiado grande, pero yo lo sigo, humildemente.
--Así sí, mire que en esta vida hay que ser humilde.
--Como don Octavio.
--¿Mande?
--Nada, lo de la poesía.
Silencio.
Entonces, ¿correr, o no correr? Esa es la pregunta ¿Es mejor esperar los golpes y patadas de la puta fortuna o armarse de valor y pegar la carrera? O mentir, fingir, tal vez callar...
--Maestro, ¿estamos listos?
Silencio.
--Venga con nosotros, pues.

NOTA: Necesito a un mexicano que me traduzca los diálogos.

No hay comentarios: