WORK IN PROGRESS

sábado, 25 de abril de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Notas:
Tótem: un garabato canadiense del que cuelga de todo, desde señales de tránsito hasta críticas de conciertos para violín y piano

Romper el huevo,

Ulises y los pretendientes. En el centro, un tipo con el puño alzado está a punto de reventarle la cara aterrorizada a un negro inmóvil en el suelo bajo las rodillas del que le pega. Detrás un par de mirones, ligeramente inclinados. A la derecha del cuadro brochazos también en negro, quizá un motor. Un poco más arriba (la composición es en diagonal) una chica lee tranquilamente lo que parece un cuento ilustrado y, sobre ella, un David decapitado. Lo demás, brochazos negros, pero lo que dicen no está muy claro.

Tótem, o fetiche: la ascensión del futbolista, ¿Maradona como la Virgen María?

Una palmera de cartón moviendo sus hojas por un ventilador instalado en el marco del cuadro, pintura de paisaje, isla paradisíaca, la misma idea, claro, pero cutre, burlándose.
Aprovechando los dibujos animados fabricar diálogos tipo la Alicia de Carroll.

Retrato del enano de Velázquez pero con cara de Dalí y lleno de chapitas con logos de grandes empresas españolas y del principal partido de derechas.

Buscar eduardo arroyo

El carro de heno con un comercial de anzuelos, el pez arriba, el carro abajo, con las figuritas de cardenales, recaudadores, campesinos

Buscar gianni bertini

Interior americano: un grupo de guerrilleros vietnamitas está del otro lado de la ventana, ya a punto de entrar a un apartamento con tres habitaciones dos baños recibo comedor cocina americana tendedero armarios empotrados piso de parquet flotante por estrenar
y dos chinos matan a un soldado norteamericano en una habitación azul cielo lamparitas de noche calefacción cortinas color crema con estampados lilas diseños de cisnes voladores
y un tipo con cara de chungo está enterrando una mina antipersona en el baño con bidet y bañera con hidromasaje baldosas italianas espejos color caramelo iluminación indirecta piezas de fontanería de la mejor calidad

Las banderas de holanda, alemania, bélgica, estados unidos, italia, francia, reino unido, españa y japon con el rojo, allí donde lo tienen, chorreado, como si fuera sangre (olvidaron, no sé por qué, las de la unión soviética y china, que chorrearían bien).

*

Y para cerrar el sexto capítulo toca explicar qué pasó con nuestro héroe en el Hilton del Paseo de la Reforma. Para eso tengo que encender la televisión, o más bien recordar la televisión por cable de Sudacalandia, y hacer zapping, una vuelta y otra, y otra, y otra, y apagar el aparato de mal rollo, y levantar al personaje de la cama, hacer que mire alrededor, que encuentre sobre la mesa una botella de tequila Don Julio sobre una carpeta, que abra la carpeta, que lea un mensaje del periodista de las historias fáciles de vender “Salud, bienvenido al mundo, aquí hay una lista de concursos literarios, escoge el que te parezca y envía lo que quieras, no te preocupes, nosotros hacemos el resto”, que saque una tarjeta American Express que lleve su nombre, que mire un catálogo de viajes puesto detrás de la tarjeta, que recoja del suelo un papel con un número de teléfono, presumiblemente de la chica del tren, que lo ponga todo sobre la mesa, que se desnude, que entre al baño, que cague, que se limpie, que se meta a la ducha, que se enjabone, que se masturbe, que use el potecito de champú, que se quede un rato con los brazos apoyados de la pared, recibiendo el agua sobre la cabeza, que cierre el agua, que se seque, que salga del baño, que revise su maleta, que haga ver que no tiene ropa interior limpia, que se ponga el pantalón directamente, que se termine de vestir, que salga de la habitación, que espere al ascensor mirándose las uñas, que salude brevemente, que en el lobby del hotel entre a una tienda de ropa para caballeros, que recorra la tienda recogiendo cosas, que las pague con la nueva tarjeta, que salga de la tienda cargado de bolsas, que entre a una agencia de viajes que está dentro del propio hotel, que se siente, que hable con la vendedora, que vea revisar a la mujer la pantalla de su ordenador, que pague con la nueva tarjeta, que reciba un sobre de la empleada, que le de las gracias, que salga de la agencia de viajes y se acerque a la recepción, que hable con el recepcionista, que entre al baño de caballeros, que se meta en un lavabo, que se desnude, que abra las bolsas, que saque ropa interior, traje, medias, zapatos, un bolso de viajes, que guarde el resto en el bolso de viajes, que ponga en la papelera todos sus documentos menos el pasaporte, que salga del baño, que se acerque a la recepción, que espere a que el recepcionista le haga una seña, que salga del hotel, que suba a un taxi.

*

El hexágono pavimenta.
Zafiro. Rubí. Caparazón de tortuga. Panal de abejas. Placa de armadillo. Esponja. Coral.
Alrededor de un círculo caben seis círculos tangentes de igual radio. Una población de círculos cubre un plano, pero deja unos espacios intersticiales sin ocupar. Si la presión para aprovechar el espacio crece, los círculos se aplastan convirtiéndose en hexágonos regulares que encajan perfectamente unos con otros. Algo similar ocurre con esferas y cilindros en el espacio tridimensional. Es el caso de un panal de abejas o del ojo facetado de un insecto. Cuanto mejor se aproveche el espacio, más celdas, cuantas más celdas, más píxel de visión, por tanto, mayor probabilidad de sobrevivir. Muchas tortugas, plantas y peces lucen hexágonos en sus escudos, cortezas y pieles. Muchas losetas para cubrir suelos y paredes tienen forma hexagonal. Gaudí, por ejemplo, diseñó un famoso hexágono con el que se cubre el suelo del Paseo de Gracia de Barcelona. En suma: el hexágono, sobre todo, pavimenta.

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