WORK IN PROGRESS

martes, 3 de marzo de 2009

la fama, o es venérea, o no es fama (continuación)

Te ofende que me gastara mi herencia viajando, en vez de montar un pequeño negocio, como has hecho tú. Te digo por qué: yo sonrío, tú trabajas.

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A mi compañera de piso española, la pequeña, la fiscal de menores, no le gustó China. Estuvo en verano y encontró a lo chinos poco interesantes, guarros, y bastante maleducados. La arquitectura no le pareció nada del otro mundo, y ni siquiera la Ciudad Prohibida o la Gran Muralla le llamaron la atención. Sólo tiene buenos recuerdos de los Guerreros de Xian. Las ciudades las encontró feas, la gente le olió mal, por no decir nada de los escupitajos. Con sus amigas participó en un rafting, de tres días, una mierda. Nunca le había atraído la cultura china y no tenía ninguna ilusión de ir allí. Fue porque había quedado en pasar las vacaciones con ellas pero, la verdad, hubiera sido mejor ir a otro lado. Hubiera sido mejor ir a otro lado, la verdad.

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En Jaisalmer mi ex superó la crisis. Quizá su aire televisable, con la ciudad encerrada en las murallas, y la antigua casa del visir recaudador de impuestos convertida en tarantín de cacharritos de bronce y de perfumes, y los restaurantes tibetanos, y los templos jansenistas ahora máquinas tragaperras, y los brahmanes deambulando, convertidos también en máquinas tragaperras; o quizá, simplemente, porque después de una semana de viaje ya se estaba acostumbrando al estilo local. Eso, sí, lo segundo, porque en un cuchitril donde vendían excursiones en camello por el desierto, mientras el dueño nos hablaba de un cartel colgado arriba, una publicidad de cigarrillos donde aparecía él, treinta años más joven, pero con los mismos bigotes, una rata enorme, negra, de cañería, se subió a una cama que estaba a dos pasos de nosotros, y mi ex, en vez de saltar asqueada, me la mostró discreta para que el marlboro man no se diera cuenta. Yo, en cambio, se la señalé. El marlboro man dijo que sí, que siempre viene como a esta hora, buscando comida, y yo, ah... okay, boquiabierto, higiénicamente culturalshockeado.

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13. El indio vendedor de butano camina con la bolsa de la tesina por la Zona Gótica en dirección al lugar de encuentro con el protagonista.
14. Mientras el indio vendedor de butano le describe los tres hombres a nuestro héroe, un tipo, de un arrebatón, le quita la bolsa con la tesina.
15. El indio vendedor de butano intenta perseguir al otro, pero se le pierde entre la gente y las callejuelas en laberinto.
16. Después de la persecución el indio vendedor de butano se ajusta el manos libres para explicarle a nuestro héroe lo que ha pasado, pero encuentra la línea muda, el protagonista de la novelita del robo con allanamiento colgó.
17. El tipo del arrebatón suelta la bolsa en una papelera y continúa corriendo.
18. Nuestro héroe coge la bolsa con la tesina de la papelera y se mete en el bar de la esquina.
19. En el bar pide una cerveza y pregunta dónde está el baño.
20. En el baño abre la tesina, saca el dinero (diez mil), se lo guarda en el bolsillo de la gabardina, y deja la tesina en la papelera.
21. Se sienta en la barra del bar a esperar frente a su cerveza.
22. Mira a través del vidrio cómo el marroquí se ha devuelto y busca con odio a no sabe quién; no ha encontrado la segunda parte de su paga en el lugar donde debía estar pero nunca estuvo.
23. En ese momento transmiten por el televisor del bar una noticia terrible para nuestro héroe.

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