WORK IN PROGRESS

domingo, 22 de marzo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Aparte del cibersexo intercambiábamos recuerdos, historias, cosas del día a día, fotografías… Las mías siempre eran de viajes (descubrí que no tengo ni una sola foto de familia, y apenas una docena del país donde nací, casi todas de árboles: puto desarraigado de los cojones); las suyas, en cambio, recorrían los momentos oficialmente importantes de sus veintiséis años. Le envíe una foto que me hice junto a las pirámides, con el amigo que me acompañó a China. ¡¿Has perdido diez kilos o qué?! En la India perdí diez kilos, exactamente, con una diarrea, y después no los volví a subir. Me alegra no haber ido a la India contigo. ¿Por qué?, a mi ex no le dio nada. ¿Estaba tu ex contigo en la India? Sí, nuestro último viaje… o no, mentira, luego estuvimos en México, creo. ¡Qué suerte ha tenido! También Benín, Francia, Egipto, Italia, Turquía, Rusia, Chequia, Grecia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y ya no me acuerdo qué más. ¡Qué zorra!, me da envidia. Era feliz cuando viajábamos. ¿Cómo pudo dejarte después de todo eso? No sé, pero estoy contento de que se acabara. Y yo también. Sólo viajando estábamos bien. ¿Por qué? Supongo que le gustaba ver cómo resolvía nuestras necesidades, se sentía protegida; además la divertía y le explicaba gilipolleces, yo qué sé. Yo prefería viajar con grupos de amigos, no me gustaba viajar sola con mi marido; la envidio de verdad, por haber vivido ocho años contigo, y yo tengo que hacer tanto para volver a verte, para estar sólo ocho días juntos; es tan complicado para mí, y era tan fácil para ella. Sí, pero cuando alguien no quiere estar bien no se puede hacer nada. ¡Yo puedo estar bien, no te preocupes por eso! Ya lo sé; mira esta foto, creo que se ve un poco su lado depresivo. No se ve depresiva… ¡se ve hermosa!; es un tipo delicado de tristeza. Sí, ese es el problema, una tristeza atractiva. ¿Estás intentando ponerme celosa o qué? ¿Por qué lo dices? ¡Ella es tan guapa! Bueno, no es mi culpa; y tú también eres muy guapa, ¿cuál es el problema? No, no hay comparación, ella es muchísimo más guapa que yo. Pero tú eres lista, divertida, aristocrática, autosuficiente, segura de ti misma… Sí, quizá yo tenga más vida. Sólo quería que supieras por qué me casé con ella hace ocho años, era una de las mujeres más guapas que había conocido, y además violonchelista, parecía perfecto; supongo que me cegué. No puedes cegarte con la belleza por más de seis meses; yo he estado con chicos guapos, pero a los dos meses me doy cuenta de que no quiero verlos nunca más; seguramente encontraste algo dentro de ella, no sé, a veces la tristeza es hermosa, y el dolor también, te hace sentir sabio, pero estas cosas no te hacen más feliz; nosotros tenemos un dicho en árabe: “Quien carece de algo no te lo puede dar”; es cultura egipcia; sabiduría popular. Sabiduría popular cairota, veinte millones de personas pensando tonterías cada jornada, algo bueno tiene que salir. Veinte millones de personas y siete mil años de historia; así es como hemos sobrevivido a la pobreza. Ustedes han sobrevivido a todo, a los asirios, los persas, los griegos, los romanos… a todo. También hemos sobrevivido a los árabes, a los turcos, a los franceses, a los británicos; ¡oh Dios! ¿Qué fue lo peor? Creo que los británicos, fueron muy crueles. ¿Aunque dejaran los trenes, el canal, y alguna otra tontería?, ¿los demás no fueron tan malos como ellos? Todos fueron malos, pero los británicos son recordados por su crueldad.

*

Bajé del tren sintiendo que flotaba. Atravesé la estación concentrado en no atender a nada con más de dos segundos de edad. Vi un taxi con una puerta que se abría y subí, pasando frente a las caras incrédulas de dos vejetes turistas.
Le pedí al taxista que me llevara al camping. Me preguntó cuál. Eh... El que está más cerca. Los dos están más o menos igual. Ese que de venida tienes el lago a mano izquierda. Los dos son así. El que está más cerca, creo, solté en mi último balbuceo. Arrancó.
El taxista, conduciendo, no paraba de mirarme por el espejo retrovisor. Mientras tanto, yo luchaba con mi boca para que se callara, pero alguna incoherencia soltaba de vez en cuando. Entonces me atraparon los números rojos y brillantes del taxímetro. El taxista se detuvo en una carretera estrecha y me señaló la entrada al camping, que no recordaba de nada, claro, porque en la mañana había salido por la puerta de atrás. De todos modos le pagué y le dije que se guardara el cambio, casi lo mismo que la carrera. El taxista volvió a mirarme por el retrovisor.
Atravesé la puerta metálica y llegué a la zona de las tiendas de campaña, flotando mejor aún que en la estación de trenes. En la mañana, cuando salí, el camping estaba casi vacío; ahora estaba lleno.

*

Que seas incapaz de sostener una historia; que no puedas desarrollar un personaje; que te compliques para mantener el ritmo; que el estilo se te rompa a cada rato; que, en fin, no sepas escribir un buen libro, no significa, como crees, que seas un escritor posmoderno, no; simplemente eres un escritor malo.

No hay comentarios: