WORK IN PROGRESS

martes, 24 de marzo de 2009

la fama, o es venerea, o no es fama (continuacion)

Mi marido ha venido a visitarme. Le he dicho que no voy a volver. Te extraño.

*

Me gritó (usó signos de exclamación) que no quería un bebé, pero que si algún día tenía uno, le gustaría que se pareciera a mí (trampas femeninas, mentiras bondadosas), con mis ojos. Luego hicimos el gilipollas un rato hablando de niños, de nuestras preferencias. Yo le dije que quería una niña inteligente, independiente, avispada, con su boca y su expresión maquiavélica. Ella dijo que quería un niño bohemio. Yo un yuppie. Que yo criaría al bohemio y se lo daría a los nueve años; que ella criara al yuppie para dejármelo cuando el niño cumpliera los cuarenta y dos, que alguien tiene que cuidarme en la vejez, coño, porque para eso son los hijos. Me mintió asegurándome que me cuidaría ella. Le respondí que estaría demasiado vieja, y que mejor será buscar a una enfermera, que me dará más confianza. Me mandó a la mierda.

*

Primero dudé de que fuera ese el camping. Después, suponiendo que sí (no tenía alternativa), me encontré con el chiste de encontrar mi tienda de campaña, ahora que había más de cien, apretadas, estaba oscuro, y yo iba cada vez peor con la intoxicación de la droga.
Me lancé a buscar. Primero llegué a las duchas en el área de las caravanas. Otra vez el tipo al que le mojé el pelo.
Después llegué hasta la reja que separaba al camping del mundo exterior. Detrás de mí, unos chavales preparaban la cena. Dando traspiés entre los cables hundidos en el suelo, y justo cuando estaba a punto de sentarme, a esperar, simplemente, que pasara lo que tuviera que pasar, vi, no muy lejos, mi tienda de campaña.
Tropezando apurado llegué hasta ella, como si se pudiera escapar. Miré a los vecinos, reconocí a uno, abrí la cremallera, entré, me quité los zapatos, los dejé afuera, cerré la cremallera, y me dije “no abras hasta que amanezca, concéntrate, gilipollas, en no salir de aquí”.
Me metí en el saco de dormir, me doblé sobre mí mismo, y cerré los ojos, sin saber que lo peor estaba por venir.

*

ESCENA 1. NOCHE. INTERIOR DE UN AVIÓN DE CARGA DE LOS AÑOS CINCUENTA. MAESTRA, VOCES DE DOS TRIPULANTES, SEIS NIÑOS

Con pantalla en negro se escucha un canto coral de niños (una pieza sencilla pero con un toque macabro, como en El bebé de Rosemary). Siempre en negro, aumenta el volumen de la canción y se incorporan ruidos de motor y llantos. Una pequeña luz roja y una silueta de cabellera de mujer se sacuden al compás de los ruidos. Muy brevemente se enciende una luz blanca, está la maestra llevando el ritmo de la canción con las palmas mientras llora, acompañada por seis niños, todo el grupo sentado contra la pared del avión. De nuevo todo en negro. Escuchamos a los pilotos que exigen hacer callar al niño que llora. De nuevo, brevemente, se enciende la luz blanca. Los ruidos de las sacudidas del avión se intensifican. Uno de los pilotos grita que no responden los mandos, que nos vamos. Se enciende la luz, los niños cantan, la maestra mueve las palmas, el niño del extremo derecho sonríe, como si se divirtiera con lo que está pasando. Escuchamos un fuerte ruido de metal simultáneamente a la oscuridad absoluta. Varios segundos de silencio, todo en negro.

Escuchamos, en el negro absoluto, el ruido de jarras de vidrio que entrechocan.
--¡Por los muertitos!
Es el inicio de la segunda escena. Vemos a un grupo de cuatro jóvenes que parecen sacados de un anuncio publicitario, guapos y sonrientes, tres chicos y una chica, están brindando en la mesa de un bar.

Creo que si se logra reproducir correctamente el accidente de aviación sería un inicio duro, contundente. Luego vendría la escena del bar, donde quedarían retratados los personajes a partir de una conversación sobre los espíritus de los muertos: el del protagonista curioso, la chica escéptica/racional, y el amigo escéptico/burlón.

Haré lo siguiente: después de preparar el esqueleto, escribiré cada escena como narración y luego las traduciré al lenguaje técnico de los guiones. Creo que tendré la construcción narrativa a finales de abril y la traducción a lenguaje de guión unos diez días después.
Dime qué te parece este arranque, yo pienso que puede ser bueno.

3 comentarios:

paula dijo...

Como me sigue gustando la época de los faraones.Curiosamente es la menos jeroglífica.El problema,Armando,es que me acuerdo hasta de mis comentarios...que también, por supuesto ,revisaría ...pero las relecturas cada día me dan más pereza...y además, me he cambiado de acera....he comenzado a escribir,con mis retorcidas metáforas a cuestas je,je.Justo es darte las gracias, amigo,tus miradas y regañitos...han sido un buen acicate y un mejor aprendizaje.
un abrazo.paula
PD)Aún así no te libraras de mi

Armando Luigi dijo...

pues cojonudo que hayas retomado la escritura, que tus metáforas retorcidas dan para un buen mural modernista, o pos, más bien. me da gusto saber que he contribuido a eso, no sé bien cómo, pero no importa. y lo de los regañitos no sé de dónde los sacas, creo que nunca en mi vida he regañado a nadie, en serio. un abrazo y claro que por aquí serás siempre bienvenida con todo y metáforas

paula dijo...

Que torpe eres Armand,me referia,ya te dije que tengo mucha memoria,a la sudaquita palabra "regañito"...esa que me impactó de tu novela y pretendia ser una síntesis de lo aprendido de tus narrativos aires venezolanos.Sino te importa me quedo con moderna a secas,nunca me ha gustado ir post nada,aunque si,desgraciadamente,lo he hecho post algo recurrentemente.
Bien!!! mi primer abrazo,tantas ganas tenias de echarme je,je.
Hasta pronto...que no te comente,no quiere decir que no te lea todos los días, que publicas o te vea la face je,je.
Un beso.paula